Programa contra deforestación es la estrella de Cancún

Un importante número de líderes mundiales, encabezados por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, promueven al programa REDD+ como la panacea contra el recalentamiento planetario con múltiples beneficios.

«El REDD+ es el ‘atajo más corto’ para afrontar el cambio climático», dijo Ban. Crédito: Paulo Filgueiras/UN Photo

«El REDD+ es el ‘atajo más corto’ para afrontar el cambio climático. Haremos todo lo que podamos para apoyarlo», dijo Ban a una nutrida audiencia de dignatarios, jefes de Estado, líderes indígenas, representantes de la sociedad civil y organizaciones a favor de la forestación.

El encuentro fue organizado por la organización no gubernamental estadounidense Avoided Deforestation Partners, en forma paralela a las deliberaciones de alto nivel en Cancún.

El REDD+ (Reducción de Emisiones Provocadas por Deforestación y Degradación de los Bosques) básicamente apoya a los países del Sur en desarrollo con ayuda financiera y tecnológica, tanto para prevenir la deforestación como para regenerar los bosques.

Actualmente no es parte ni del Protocolo de Kyoto, único instrumento internacional contra el recalentamiento planetario, ni de la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático.
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Sin embargo, es tema de intensas deliberaciones en la 16 Conferencia de las Partes de la Convención (COP 16), que se celebra hasta este viernes en esta sudoriental ciudad mexicana.

«El mensaje general del REDD+ es que está progresando bien», afirmó el primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg. «El liderazgo personal de jefes de Estado y de gobiernos nacionales como los de Guyana, Brasil e Indonesia ha ayudado. El mayor esfuerzo proviene de gobiernos nacionales».

El REDD+ ha recolectado hasta ahora unos 4.500 millones de dólares en fondos a través de acuerdos bilaterales. La mayoría de los recursos proceden de Noruega, que financia proyectos de reforestación y de lucha contra la deforestación en Guyana e Indonesia.

En mayo de este año, Noruega firmó un acuerdo por 1.000 millones de dólares con Indonesia. El jefe de la Unidad REDD+ de ese país asiático, Kuntoro Mangkusubroto, afirmó que se trataba de una asociación con el mejor enfoque contra el problema del cambio climático y que esperaba se convirtiera en un modelo para todo el mundo.

No obstante, Kuntoro señaló que el REDD+ requería de una cuidadosa consideración para su implementación.

«Para dejar de ser una economía que se basaba en cortar árboles, ahora estamos introduciendo una nueva forma de administrar las cosas sin tener que talar. Se necesita todo un nuevo paradigma de gobierno», dijo.

El liderazgo de Kuntoro en la reconstrucción de la norteña provincia indonesia de Aceh luego del devastador tsunami de diciembre de 2004 fue elogiado por la comunidad internacional. Noventa y tres por ciento de los fondos donados para la reconstrucción tuvieron directos resultados en el terreno.

El primer ministro noruego también reconoció el riesgo político que implica destinar dinero al REDD+.

«Es difícil ganar las elecciones aumentando los impuestos», añadió Stoltenberg, «y por eso nosotros también dependemos del éxito de los esfuerzos de Indonesia. El concepto es simple: pagamos por tonelada de carbono reducida, medida después de un año».

El financista internacional George Soros, creador de la Open Society Foundation, que ha destinado más de 50 millones de dólares a los esfuerzos del REDD+, afirmó que se trata de «un método que puede ser usado y que es más barato que cualquier otro».

Destacadas figuras internacionales como la activista política y ambientalista keniana Wangari Maathi, premio Nobel de la Paz, y la naturalista británica Jane Goodall, son firmes partidarias del REDD+.

En un mensaje filmado y presentado en Cancún, Maathai dijo que veía al programa como una excelente opción para el sustento de las comunidades, además de sus beneficios para la conservación y el clima. Mientras, Goodall señaló que proteger y regenerar los bosques ayudaría a salvar la rica biodiversidad del planeta.

Pero a pesar del apoyo de alto perfil al REDD+, uno de sus primeros ejecutores, el presidente de Guayana, Bharrat Jagdeo, se refirió en términos categóricos a las dificultades para lograr que instituciones financieras internacionales se interesaran por el programa.

«El problema es que he reducido varias toneladas de carbono y Noruega está pagando, pero no puedo recibir el dinero», confesó Jagdeo.

El Banco Mundial, en esta instancia, atasca la asistencia noruega en un proceso burocrático tan grande que lleva a Jagdeo a pensar que en realidad no existe voluntad política para usar esta nueva herramienta.

«Las naciones en desarrollo corren el riesgo de situaciones similares del pasado: si no hay un correspondiente flujo de financiamiento, se perderá el capital político», alertó.

Países del Sur se quejaron durante todo el encuentro en Cancún que el financiamiento contra el fenómeno ha estado ausente de las conversaciones.

Hasta ahora no se ha entregado ni una pequeña parte de los 30.000 millones de dólares prometidos por las naciones industrializadas en la anterior conferencia de Copenhague en diciembre para adaptación y mitigación. Otros 100.000 millones de dólares se prometieron para transferencia de tecnología para 2020.

 

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