Trabajadoras no calificadas en la industria textil de Zimbabwe afirman ser discriminadas respecto de sus pares hombres al ser las primeras despedidas en casos de reestructuras empresariales.
Esto ocurre a pesar de los crecientes llamados, tras la formación del gobierno de unidad en este país de África austral, para potenciar económicamente a las mujeres y hacerlas partes activas de los esfuerzos hacia los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas para el Milenio.
La industria textil zimbabwense es una de las muchas que han sufrido la crisis en las últimas dos décadas. Pese a que la empresa fabricante al por mayor Edgars reportó ganancias por primera vez este año, ha habido despidos masivos en las fábricas del sector.
Las importaciones más baratas encuentran rápidamente un mercado entre los zimbabwenses, cuyos bolsillos se han visto duramente afectados por la crisis, obligando a muchas industrias locales a reducir sus actividades o cerrar.
Para agravar la situación, el proyectado presupuesto nacional para 2011 incluye una reducción de los aranceles a la importación de vestimentas del actual 40 por ciento más 2,50 dólares por kilogramo a 40 por ciento más 1,50 dólares por kilogramo.
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Reconociendo que esto supondría una presión extra sobre los fabricantes locales, el Ministerio de Finanzas justificó esta reducción señalando que serviría para frenar el contrabando.
Para Theodora Ndlovu, éste ha sido un año particularmente malo, ya que fue despedida junto a otras cientos de colegas mujeres de una de las pocas firmas textiles en Bulawayo, la segunda ciudad más importante del país
Todavía está indignada porque las mujeres fueron las más afectadas por la reestructura, y está convencida de que fue deliberado.
"Todos hablaban de ello, pero ni siquiera el consejo de trabajadores podía hacer algo, ya que estaban preocupados por la posibilidad de ellos mismos perder su trabajo", dijo Ndlovu.
Su colega Thembi Nqukula coincidió. "Ha sido duro para nosotras, pero no estamos en posición de negociar, ya que se nos prometió que podríamos reclamar nuestros puestos tan pronto como el negocio repuntara".
Las preguntas de los trabajadores a los empleadores sobre el criterio para decidir los despidos han sido siempre ignoradas. Un empresario dijo a IPS que era política de la compañía no discutir cómo contrata y despide empleados.
"Ésta es una mancha para un país que ha asumido compromisos multilaterales para incrementar la participación femenina en la economía", dijo Susan Mbewe, de la Asociación de Empresarias Aborígenes de Zimbabwe (IBWAZ, por sus siglas en inglés).
"Durante años hemos presionado por la potenciación de las mujeres incluso en nuestras propias compañías (de la IBWAZ), tomando decisiones deliberadas para emplear a más. ¿Es tan difícil decirle a empresarios individuales que hagan lo mismo, especialmente con mujeres sin capacitación alguna?", preguntó Mbewe.
Los esfuerzos para incrementar la representación femenina en la industria y en el comercio de Zimbabwe se han concentrado especialmente en los altos puestos corporativos, mientras que las trabajadoras no calificadas han quedado rezagadas.
Según el Instituto de Ámsterdam para Estudios Laborales Avanzados, alrededor de 60 por ciento de las mujeres en el sector laboral zimbabwense carecen de capacitación.
"Mujeres no calificadas todavía necesitan contratos de empleo que respeten sus derechos, pero esto ha demostrado ser difícil de aplicar, ya que las compañías que hacen despidos arbitrarios afirman que es su respuesta a factores económicos hostiles que amenazan su supervivencia", dijo Zuzile Nyoni, consejero laboral que trabajó para el Congreso de Sindicatos de Zimbabwe.
Muchas mujeres contribuían con el sustento de sus familias, pero ahora han pasado a depender del salario de sus esposos.
"¿Qué otra cosa podemos hacer sino cruzar (la frontera) en busca de empleos fuera del país? No puedes quedarte sentada cuando solías ganarte la vida trabajando en la fábrica", dijo Ndlovu, madre soltera de dos pequeños.
"Tienes que pensar en tus hijos y preocuparte cómo vas a cuidarlos", añadió.
La Organización Internacional del Trabajo señaló que los despidos han obligado a muchas mujeres ingresar al sector informal.
"Se ha vuelto un círculo vicioso para las mujeres, y sus alternativas son dedicarse al cuidado de la casa o vivir bajo la amenaza diaria de ser despedidas", dijo Nyoni.
Mientras, para las que sufrieron el despido, como Theodora Ndlovu, la búsqueda de un empleo cualquiera se hace más difícil en medio de las señales de que la crisis zimbabwense no tiene salida en el corto plazo.
"Quizás busque trabajo como guardia de seguridad. Parece que es el único empleo que existe en estos días", dijo Ndlovu.