En el centro médico Rambam, en esta nororiental ciudad israelí ubicada a unos 30 kilómetros de Líbano, ingenieros, arquitectos y obreros trabajan con rapidez para construir un hospital de emergencia sin precedentes.
El proyecto de 100 millones de dólares deber quedar listo para mayo de 2012.
La iniciativa se enmarca en el objetivo de tratar de garantizar la seguridad de los hospitales para que puedan resistir un ataque con armas biológicas, químicas o convencionales.
"No existe ninguna estructura similar en el mundo", aseguró Ariye Berkovitz, jefe del departamento de ingeniería de Rambam, responsable del proyecto.
"En tiempos de paz servirá como estacionamiento de tres pisos con capacidad para 1.500 automóviles. En caso de emergencia se podrá convertir en 48 horas en un sofisticado hospital subterráneo con 2.000 camas capaz de resistir a un ataque convencional y no convencional", explicó.
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"Una vez terminado, el hospital de emergencia podrá ocuparse de más de millón de personas que viven en el norte de Israel", remarcó Berkovitz.
Cuando Israel se enfrentó al libanés Hezbolá (Partido de Dios) en 2006, el hospital de Rambam fue continuamente atacado durante todo un mes, señaló Rafael Beyar, director general del hospital.
"Todos los días había por lo menos entre 10 y 15 alarmas. Cayeron 60 misiles en un radio de un kilómetro alrededor del hospital. Tuvimos que bajar pacientes al sótano, evacuar algunas áreas y asegurarnos de atender a todos las personas que llegaban a la unidad de cuidados intensivos, bajo fuego", relató.
"Las instalaciones de emergencia podrán funcionar bajo fuego y si hay un ataque con armas químicas", añadió con seguridad. Un sistema de bombas y filtros limpiarán el aire contaminado, precisó.
Los cimientos comenzaron a construirse en octubre. Durante 36 horas seguidas más de 1.000 mezcladoras de cemento llevaron concreto al sitio. Cuatro operaciones similares se realizarán este invierno para completar esta etapa.
El hospital de emergencia se ubicará en un lugar poco común, en la costa del mar Mediterráneo, pero bajo tierra.
"El proyecto se caracteriza por la complejidad de la planificación geológica e hidrológica. No menos de dos, de los tres pisos de estacionamiento, se transformarán en unidades médicas que funcionarán bajo el nivel del mar", señaló Berkovitz.
"Hay cientos de bombas drenando 12.000 metros cúbicos de agua de mar 24 horas del día a una profundidad de 10 metros bajo la plataforma de concreto", explicó con orgullo. El líquido salobre se filtra, limpia y se devuelve al mar.
En los próximos 18 meses, los planificadores esperan que la plataforma y la construcción subterránea sobre ella actúen como contrapeso a la presión y la fuerza ascendente del mar. Además, las chapas horizontales y verticales evitarán la filtración para que el recinto quede totalmente aislado.
El aislamiento es el principio rector del proyecto.
El hospital está pensado para ser autosuficiente y "hermético como un búnker". "Se podrá almacenar suficiente oxígeno, agua potable, suministros alimentarios y médicos para que el personal que quede aislado del exterior pueda funcionar hasta 24 horas en condiciones realmente extremas", precisó Berkovitz.
"Tendremos cuatro áreas, laboratorios y departamento de rayos X", apuntó. "Aplicaciones protegidas habilitarán las telecomunicaciones, la luz y los gases médicos", añadió.
La emergencia totalmente protegida de Rambam ya está equipada con una unidad de trauma de última generación, según Berkovits.
Inaugurada en 2009, el área suele atender a personas en estado grave tras un accidente de tránsito. Hace poco tuvo que atender a las víctimas de un incendio que hubo en el monte Carmelo y dejó 40 muertos.
"Hay una amenaza para la que no estamos preparados", indicó Berkovitz, "la bomba atómica".
El objetivo del hospital no es sólo prepararse para algo "terrible", se apuran a aclarar varias funcionarios.
Encima de la emergencia subterránea, se construirán cuatro nuevos edificios, cuyo costo ascenderá a 250 millones de dólares. Incluirá atención pediátrica, oncológica y cardiovascular y también una "torre de descubrimiento" biomédico donde se realizarán investigaciones.
En Israel, el futuro de la medicina no radica en la salud preventiva. Numerosos centros de atención médica están al alcance de misiles lanzados por organizaciones y países hostiles.
"Esperamos que no hayan más guerra en la zona. Pero sabemos que de haber una, estamos en el frente y debemos estar preparados para cualquier cosa", remarcó Rafael Beyar.