ISRAEL: El racismo también es judío

Los sentimientos antiárabes están a flor de piel en esta urbe de clase obrera situada sobre el mar Mediterráneo, en la zona metropolitana de Tel Aviv, una ciudad que siempre fue símbolo del liberalismo israelí. El racismo está en alza.

Varias pequeñas pero ruidosas manifestaciones contra los árabes se llevaron a cabo aquí a fines de diciembre como parte de una ola nacional que se disparó con un edicto religioso firmado por 50 rabinos prohibiendo a los judíos israelíes alquilar o vender casas a "no judíos".

Los firmantes son rabinos de todo el país y también de asentamientos judíos en la Cisjordania palestina ocupada. El blanco de esta medida son 1,3 millones de ciudadanos israelíes árabes, que constituyen un quinto de la población nacional.

Para el alcalde de Bat Yam, Shlomi Lahiani, la última manifestación de activistas derechistas, de la que participaron algunos legisladores y en la que hubo llamados a "mantener a los árabes fuera de nuestra ciudad", constituyó una "incitación al odio y al racismo".

"Los árabes son ciudadanos iguales y deben ser tratados como tales", dijo Lahiani a IPS. Las acciones racistas "no serán toleradas", advirtió.
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Los manifestantes levantaron pancartas que proclamaban "Judíos, ganemos: las hijas de Israel para los hijos de Israel".

Desde que se publicó el decreto religioso muchos otros rabinos sumaron sus nombres, pese a las críticas abiertas en los medios de comunicación. En total son casi 300 líderes religiosos firmantes del documento que advierte "está prohibido por la Torá vender una casa o un campo de Israel a un gentil".

"Cuando alguien vende o alquila tan sólo un apartamento, el valor de todos los apartamentos vecinos cae (…) El que venda o rente a no judíos causa a sus vecinos una gran pérdida y su pecado es grande", agrega el texto. "Cualquiera que venda una propiedad a un no judío, ¡debe ser desheredado!".

El edicto se explaya en extensas citas de textos judíos, incluso la Biblia, por ejemplo el versículo 33 del capítulo 23 del "Éxodo": "No habitarán en tu tierra, no sea que te hagan pecar contra mí, pues dando culto a sus dioses caerías en un lazo".

Semejante paso fue repelido por muchas figuras públicas, inclusive otros rabinos, miembros de organizaciones de derechos civiles y políticos, como el primer ministro Benjamin Netanyahu.

El presidente de la Knesset (parlamento), Reuven Rivlin, describió el edicto como "una vergüenza para el pueblo judío, otro clavo en el ataúd de la democracia israelí".

Otros expresaron preocupación porque este racismo contra la minoría árabe desate iras contra las minorías judías en el resto del mundo.

Noah Flug, presidente de la Asociación Internacional de Sobrevivientes del Holocausto, dijo a IPS que lo que está pasando le recordó a los nazis cuando prohibieron a los judíos vivir junto a otros alemanes.

"¿Cómo es posible que no nos acordemos de los nazis sacando a los judíos de sus apartamentos para crear guetos, o escribiendo en los portales ‘prohibido para judíos’? ¿Quién hubiera imaginado que habría gente pidiendo que eso pase en nuestro país?"

El sentimiento antiárabe en Bat Yam, y los intentos de ponerle freno, reflejan situaciones similares que vienen emergiendo en otras ciudades de este país, empezando por la urbe judía sagrada de Safed, en Galilea: el rabino local fue el primero en incitar a los residentes que mantuvieran "fuera a los árabes".

Por ahora, las autoridades han evitado que la situación explote. Pero muchos de los rabinos están lejos de arrepentirse. "El racismo se origina en la Torá", dijo a Radio Israel el rabino Yosef Scheinen, que dirige un seminario religioso en Ashdod, un puerto situado al sur de Bat Yam. "La Tierra de Israel pertenece al pueblo de Israel. Eso es lo que el Santísimo quería".

A pesar de las condenas públicas, son varias las voces que ven un amplio apoyo popular a lo expresado por los rabinos.

"Están manifestando los temores de toda la población, pero en particular de los sectores pobres", dijo el profesor Menachem Friedman, de la Universidad de Bar Ilan.

"El propio Estado adopta a menudo medidas discriminatorias hacia la minoría árabe y eso contribuye a profundizar los temores que levanta el fundamentalismo islámico, creando una suerte de mentalidad de gueto entre muchos judíos, aun cuando son mayoría en este país", concluyó.

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