El campesino indio Baidhar Singh se horrorizó al llegar a su choza y encontrarla destruida y pisoteada. A pocos metros estaban los grandes y grises culpables, una manada de 65 elefantes.
Tres semanas después, Singh y su esposa siguen llamando hogar al cobertizo de plástico que encontraron para instalars.
Lo que le ocurrió a Singh, en el distrito de Balasore, se ha vuelto bastante común en los últimos cinco años en este oriental estado indio de Orissa.
Entre 1994 y marzo de 2004, los elefantes protagonizaron 2.888 incidentes de depredación, según cifras del Departamento Forestal y de Ambiente. Pero en los últimos seis años se duplicó la cantidad de casos. Murieron 402 personas y casi 8.900 hectáreas de cultivos quedaron destruidas.
El aumento de episodios con elefantes no se debe al aumento de su población en Orissa. Hay 1.886 ejemplares, según el censo de este año, un ligero aumento respecto de los 1.862 registrados en 2007.
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"Hace cinco o siete años, las manadas de elefantes se concentraban en 18 de los 30 distritos de Orissa. Pero en ese breve plazo pasaron a ocupar 28", dijo Debabrata Swain, jefe de conservación del Departamento de Bosques y Ambiente.
Los seres humanos invadieron el hábitat de los elefantes. Las principales actividades que comprometen las zonas donde habitan los animales en Orissa son los monocultivos y la minería.
Este estado tiene 10.000 kilómetros cuadrados, o 57 por ciento del hábitat de los elefantes en el centro de India, una de las 10 áreas donde se concentran esos animales en este país. Los bosques de Orissa tienen 127 especies de plantas, 75 de las cuales les sirven de alimento.
Los elefantes necesitan una alimentación variada para estar saludables. Las manadas permanecen en su hábitat cuando tienen cubiertas sus necesidades nutricionales, según los especialistas. Rara vez se aventura alguno de los 400 ejemplares fuera de la reserva de tigres de Simlipal, de 2.750 kilómetros cuadrados.
La mayor parte de los degradados bosques de Orissa están ocupados por monocultivos de los programas de conservación comunitaria, lo que implica menos opciones de alimentos para los elefantes.
"Los elefantes no pasan hambre, pero su dieta tiene cada vez menos nutrientes por la pérdida de especies vegetales en lo que fuera su denso hábitat, y por eso amplían su área de movimiento y se ven atraídos por los cultivos", señaló Sheo Sharan Srivastava, jefe de conservación del gobierno de Orissa.
Uno de los monocultivos favoritos es el shorea robusta, conocido como sal, cuya madera es muy buena para la construcción. Además sirve de refugio a los elefantes, que reducen la corteza del árbol lamiendo su humedad en verano. Pero no se alimentan de ella.
Un elefante adulto necesita 150 kilogramos de forraje húmedo al día.
La minería del norte de Orissa, rico en depósitos de hierro, manganeso y cromo, también contribuyó a ampliar la movilidad de los elefantes. La actividad a cielo abierto en los bosques creció en la última década y obligó a los animales a desplazarse.
Los distritos de Keonjhar y Sundargarh, donde más creció la minería en los últimos años, registran la mayor cantidad de incidentes con elefantes.
"No se presta la debida atención al impacto social y ecológico del proyecto industrial", señala el informe de la Fuerza de Trabajo sobre el Elefante, del Ministerio Federal de Ambiente y Bosques, divulgado en agosto de este año.
"En la mayoría de los casos, la evaluación de impacto ambiental obligatoria se hace pasando por alto las consecuencias del proyecto sobre el movimiento de animales y la sensibilidad ecológica del área", añade.
Los investigadores llaman la salida de los elefantes fuera de su hábitat en busca de alimentos "asalto obligado de cultivos". Cuando la degradación ambiental reduce severamente el tamaño del hábitat o la calidad de los nutrientes, las manadas de elefantes avanzan sobre las plantaciones, explicó Sudhakar Kar, investigador del gobierno de Orissa.
La falta de recursos o de nutrientes deja a los animales hambrientos, reduce la fecundidad y la supervivencia de las crías, lo que lleva a la extinción de clan afectado, añadió Kar.
El gobierno federal priorizó cinco de los 10 hábitat de elefantes del país para una estrategia de conservación integral. Entre ellos está el Centro-Este, que ocupa más de 17.000 kilómetros cuadrados en Orissa, Jharkhand y el sur de Bengala occidental.
En el marco del Plan de Gestión de Elefantes, Orissa recibió el equivalente a 882.000 dólares este año. El estado designó 51 brigadas contra la depredación de elefantes, que incluyen 98 rastreadores de animales que informan a la población del movimiento de las manadas y les enseñan qué medidas tomar para evitar problemas.
Suelen emplearse seis elefantes entrenados para cambiar la dirección de las manadas para que vuelvan al bosque.
India tiene unos 29.000 elefantes. El enorme mamífero ha sido considerado como una especie clave en la selva asiática, capaz de contribuir a conservar la biodiversidad.