La pakistaní recién casada Rubina Ikram se mudó a la casa de sus suegros llevando consigo una gran dote con vestimenta, muebles, ropa de cama y electrodomésticos que no ha podido estrenar por falta de electricidad.
Los artefactos eléctricos siguen en sus cajas tres semanas después en la casa de dos habitaciones de la familia Ikram, en el distrito de Lyari, en esta meridional ciudad portuaria de Pakistán.
"¿De qué sirve?", preguntó Kulsum Begum, suegra de Rubina. "Nunca tenemos electricidad", se lamentó.
Y la casa de los Ikram está dentro del 40 por ciento de los hogares pakistaníes conectados a la red eléctrica nacional.
"Debemos estar viviendo en la edad de las tinieblas. La mitad del tiempo no hay electricidad. Además, en invierno el suministro de gas falla", relató Begum.
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La falta de electricidad es una de las razones que pueden explicar el gran interés de Pakistán en el carbón.
Entre los combustibles fósiles, el carbón es el más sucio, pues libera una variedad de componentes tóxicos, como el dióxido de carbono, el dióxido de sulfuro y hasta mercurio.
El Banco Mundial se negó en abril a financiar una prospección en busca de carbón en este país por las consecuencias que tiene para el ambiente, y a cambio ofreció promover iniciativas de energía renovable.
Pero el director del estatal Proyecto Thar de Energía y Carbón, Mahfooz Bhatti, señaló que hay formas más limpias de extraerlo y generar energía mediante "la gasificación y el uso de tecnología supercrítica al tiempo que se cumple con los estándares ambientales y sociales internacionales".
La tecnología supercrítica usa menos carbón para producir más electricidad, explicó Kamran Kamal, asesor de desarrollo de Engro Powergen Limitada.
"Hay menos emisiones de dióxido de carbono", señaló. "Es asequible y económico y, lo más importante, cumple con las pautas del Banco Mundial", añadió.
"Es correcto", añadió el profesor Jalid Rashid, físico y ambientalista especializado en tecnologías de generación eléctrica. "Las plantas supercríticas y de gasificación de carbón no dañan al ambiente como las convencionales", añadió.
"Las plantas supercríticas funcionan a una temperatura y presión en la caldera mucho más altas y el carbón se quema de forma más eficiente", explicó.
Cada kilogramo de carbón genera 20 por ciento más de electricidad y produce 40 por ciento menos de dióxido de carbono, añadió.
En el proceso de gasificación, el carbono se oxida y produce una mezcla de hidrógeno y monóxido de carbono llamado sintegás o gas de síntesis.
"El sintegás se usa para calentar las calderas y producir vapor que circula por turbinas que generan electricidad con dióxido de carbono reducido a entre 30 y 40 por ciento, dependiendo del diseño", señaló.
La tendencia global es la de construir plantas con esa tecnología y abandonar las convencionales, indicó Rashid.
Investigaciones de la Agencia Internacional de Energía concluyeron que si se reemplaza las viejas centrales a carbón por unas más eficientes, las emisiones de gases contaminantes pueden reducirse en 5,5 por ciento.
Alemania, China, Estados Unidos, Grecia, India y Sudáfrica emplean esa tecnología en las últimas plantas construidas, añadió Kamal.
Engro Powergen, subsidiaria del mayor conglomerado de Pakistán, Engro Corp., trabaja con el gobierno en la sudoriental provincia de Sindh para extraer carbón de Thar Block II, en el desierto de Tharparkar, para generar 1.200 megavatios de electricidad en la futura planta que se construya allí.
El Estudio Geológico de Pakistán descubrió en 1992 depósitos de lignito en el desierto de Tharparkar, que se estima ascienden a unas 185.000 millones de toneladas.
Las reservas de carbón de Pakistán permanecieron casi intactas durante casi dos décadas debido a la "disponibilidad de gas barato, la falta de infraestructura y las dificultades institucionales para las operaciones a gran escala del sector", indicó Bhatti.
El Departamento de Minería de Sindh informó que con las reservas de carbón que tiene Pakistán se pueden generar 200.000 megavatios, suficientes para los próximos 100 años, según el consumo actual.
Algunos funcionarios compararon esa cantidad con las reservas de crudo de Arabia Saudita, unos 264.000 millones de barriles, que representan un cuarto del total. Pero otros cuestionan la comparación porque el carbón no se puede comercializar como el petróleo.
En el contexto actual faltan seis años para que la planta de generación de Engro esté operativa. Pero una vez que empiece podrá cubrir la demanda de Pakistán durante los próximos 50 años, insistió Bhatti.
El país se ahorrará unos 1.000 millones de dólares al año, calculó Engro.
"Según el Libro de Energía de Pakistán de 2010, este país destina cerca de 4.000 millones de dólares a la importación de combustible para generar energía. Dada nuestra capacidad de producción de 14.000 megavatios y que alrededor de 35 por ciento procede del fueloil residual, eso se traduce en unos 5.000 megavatios", explicó Kamal.
"Nuestro primer proyecto será de 1.200 megavatios, lo que permitirá un ahorro de 1.000 millones de dólares al año", añadió.
El plan del gobierno estipuló que 49 por ciento de la energía empleada este año en Pakistán proceda del gas natural, 26 por ciento del petróleo, 13,9 por ciento de las centrales hidroeléctricas, nueve por ciento del carbón, 1,1 por ciento de fuentes renovables y 0,9 por ciento de generación nuclear.
Las proyecciones para 2030 indican que la generación de energía aumentará a 162.590 megavatios, distribuidos en 45 por ciento de gas natural, 19 por ciento de carbón, 18,5 por ciento del petróleo, 2,5 por ciento de fuentes renovables, 10,8 por ciento de centrales hidroeléctricas y 4,2 por ciento nuclear.
Hay un proyecto que apunta a gasificar el carbón subterráneo y secuestrar el dióxido de carbono para generar 50 megavatios de electricidad. La Compañía de Energía Eléctrica de Pakistán trabaja en un proyecto para generar 1.200 megavatios de esa fuente.
"Si los países ricos, también los más contaminantes, están tan preocupados por las emisiones de dióxido de carbono, podrían poner el ejemplo cerrando sus centrales a carbón y adoptando energías limpias", indicó Kamal, enojado por las críticas. El desarrollo no siempre puede quedar supeditado a cuestiones ambientales, añadió.
El carbón sigue siendo la principal fuente de energía en Estados Unidos, China, Europa e incluso India, pese a que esos países tratan de disminuir la dependencia. La huella de carbono de Pakistán representa menos de uno por ciento de las emisiones de gases invernadero, señaló.