Se acabó el recreo en una pequeña escuela en la capital de Liberia. Niños y niñas con brillantes uniformes azules, amarillos y blancos vuelven a los salones de clase. Se sientan en sus escritorios, aún con el sudor en el rostro, y pocos de ellos tienen lápices y cuadernos. No obstante, están aprendiendo a leer.
"Todos presten atención al pizarrón", dice la maestra. "Monrovia", dice, y todos repiten al unísono: "Monrovia".
Los alumnos repiten cada palabra que dice su maestra de una lista de 20 escritas en el pizarrón con tiza blanca.
La mayoría de estos niños y niñas nacieron durante la guerra civil que azotó por 14 años a Liberia. Los combates hacían demasiado peligroso asistir a la escuela. Algunos padres temían que sus hijos fueran secuestrados y obligados a convertirse en niños soldados.
La educación se vio afectada para todos, pero fueron las mujeres y las niñas quienes sufrieron más. Las últimas cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) señalan que apenas cinco de cada 10 mujeres liberianas mayores de 15 años saben leer o escribir, mientras que en los hombres la tasa es de seis cada 10.
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Este país de África occidental es uno de los que poseen los más bajos índices de alfabetismo, y se ubica entre los últimos 15 puestos de la lista de la Unesco.
"Mi nombre es Erica. Tengo nueve años y voy a la escuela internacional de la Christian Ministry Fellowship", dice orgullosa esta alumna ante sus compañeros de clase.
Erica es una de las estudiantes de la nueva generación en Liberia que aprenden a leer y escribir usando nuevas técnicas no vistas antes en África occidental.
El novedoso programa Evaluación sobre Lectura en Primer Grado comenzó en octubre de 2008. Fueron elegidas 180 escuelas en siete de los 15 condados del país para participar de este proyecto piloto financiado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Se sumaron colegios tanto de áreas urbanas como rurales.
"Fue una fascinante experiencia y también un gran desafío", dijo Ollie White, quien coordinó el proyecto. "Asustó un poco al principio, porque todo el enfoque sobre la enseñanza de la lectura era nuevo en Liberia".
Básicamente, el proyecto se concentra en crear conciencia fonémica, esto es, desarrollar la capacidad de los alumnos para reconocer individualmente los sonidos que forman las palabras, y se les enseña a vincularlos con letras y patrones gráficos.
Profesores en los diversos condados fueron capacitados para aplicar este nuevo método didáctico, y a su vez para supervisar a otros instructores.
Los resultados hablan por sí mismos. Los escolares fueron examinados en fluidez de lectura oral y en comprensión lectora al comienzo del programa. Completados dos años, los puntajes de sus exámenes, en promedio, se triplicaron.
Los niños y niñas que participaron de la iniciativa aprendieron en un año lo equivalente a tres en la educación normal.
En el salón, los compañeros de Erica la aplauden cuando termina de hacer su lectura. "Me siento feliz", dice. "Es por muchas cosas. Me enseñaron los fonemas y cómo leer. Estoy feliz de ver a mi maestro y de ver a mis amigos".
Una de las sorpresas del proyecto fue el sobresaliente progreso de las niñas. Los puntajes de sus exámenes duplicaron en promedio los de los niños.
"Encontramos un impacto positivo en el aprendizaje de las niñas en todas las escuelas intervenidas", señaló Marcia Davidson, consejera en instrucción de lectura del proyecto.
La conciencia fonémica se ha usado en Occidente por muchos años. En 2001, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció que sería la base del programa de alfabetismo de su país. En Gran Bretaña fue introducido en 1998, pero es la primera vez que se usa a gran escala en África occidental.
El proyecto ha llegado a su fin, pero el Ministerio de Educación y USAID han incluido el método de enseñanza en el más amplio programa Capacitación de Enseñanza de Liberia. Éste también incluye nuevos procedimientos para el aprendizaje de las matemáticas.
"Tengo confianza en este programa y en la investigación y el apoyo de los profesores y padres. Estoy convencido de que se trata de la mejor intervención que podemos hacer para el éxito de los alumnos", dijo el viceministro de Educación, Mator Kpangbai.