El aumento de la temperatura superficial del tranquilo lago de Constanza, compartido por Alemania, Austria y Suiza, genera cambios que pueden llegar a destruir gran parte de la biodiversidad de la zona.
La temperatura del lago ha aumentado 0,3 grados por década en los últimos 50 años, según datos de la Agencia para la Protección Ambiental del estado alemán de Baden Wuerttemberg.
El aumento de la temperatura del agua es un fenómeno global vinculado al cambio climático, confirmó un estudio del Laboratorio Jet Propulsion (JPL), de la Administración Nacional Aeronáutica de Estados Unidos.
La investigación del JPL, divulgada en agosto, analizó la temperatura de la superficie de 167 lagos en todo el mundo mediante imágenes infrarrojas termales tomadas de noche. Los datos fueron recabados entre 1985 y 2009 de julio a septiembre y de enero a marzo.
Las temperaturas superficiales nocturnas aumentaron con rapidez en los 24 años, en promedio 0,5 grados por década, explicaron los autores Philipp Schneider y Simon Hook.
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En algunos lagos, el incremento llegó a ser de 1,3 grados en 10 años.
El proceso de calentamiento enlentece el intercambio cíclico de las capas de agua de los lagos. Él líquido más cálido es más liviano y permanece en la superficie, el más fresco y más pesado queda en el fondo.
Pero en el periodo del año en que la temperatura de la superficie cae, las capas de agua rotan y se mezclan en un ciclo que mueve el oxígeno y otros nutrientes por todo el lago.
El ciclo de intercambio hídrico ocurre una o dos veces al año, dependiendo del tamaño del lago.
«Pero cuando la superficie del agua permanece cálida durante más tiempo, el intercambio se hace más lento o, directamente, no ocurre», dijo a IPS el director del departamento de lagos del Centro Helmoholtz de Investigación Ambiental, de Alemania, Karsten Rinke.
La lentitud del intercambio de aguas puede ser mortal para los seres vivos que habitan el fondo de los lagos.
«Con el tiempo se agota el oxígeno en el fondo y los peces y otras especies mueren», explicó Rinke.
Un ejemplo del daño son los peces blancos, que incuban en el fondo de lago. Sin oxígeno, las crías, literalmente, se ahogan en cuanto nacen.
Además, muchos organismos ajustan sus procesos metabólicos a los de otros. Por ejemplo, los peces ponen huevos cuando hay suficiente alimento.
«Muchos de esos ciclos dependen de la temperatura», indicó Rinke. «La mayor calidez del agua genera desequilibrios en el hábitat de especies que no están acostumbras», apuntó.
Otro problema que acarrea el aumento de temperatura es la proliferación de algas. Cuando el agua de la superficie es demasiado cálida, esos organismos crecen a un ritmo exponencial y cubren los lagos.
El alga reduce el oxígeno y agrava las consecuencias del lento intercambio cíclico del agua.
«Además, el agua cálida atrae especies foráneas a los lagos, que distorsionan la cadena alimentaria, desplazan a las especies locales y finalmente destruyen el hábitat», añadió.
El aumento de la temperatura del lago tiene consecuencias que todavía no se conocen bien. Pero sí se sabe que la biodiversidad sufre con la distorsión de los procesos naturales.
* Este artículo es parte de una serie de reportajes sobre biodiversidad producida por IPS, CGIAR/Bioversity International, IFEJ y PNUMA/CDB, miembros de la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).