Irán es la clave del gobierno de Barack Obama para convencer a los miembros del opositor Partido Republicano de ratificar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Start, por sus siglas en inglés) entre Estados Unidos y Rusia.
Si no se ratifica el Start se "debilitará la coalición" contra el programa nuclear iraní, en especial la "coordinación con Rusia", señaló el jueves el responsable de no proliferación atómica de la Casa Blanca, Gary Samore.
Rusia resultó más útil en lo que respecta a dossier iraní de lo que muchos esperaban. Votó a favor de endurecer las sanciones en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). También canceló la venta del sistema de defensa aérea S-300, que quería la República Islámica para repeler posibles ataques de Estados Unidos o de Israel contra sus instalaciones atómicas.
La colaboración entre ambos países puede quebrarse si el Senado de este país no ratifica el acuerdo entre dos viejos enemigos.
El gesto de Moscú "fue una concesión para que el Senado haga lo correcto" en relación al tratado, señaló Mark Katz, especialista en Rusia de la Universidad George Mason, de Virginia.
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Rusia revisará su decisión si este país no ratifica el acuerdo.
El tratado limita a 1.500 las ojivas estratégicas y a 800 los vectores de lanzamiento que puede tener cada país.
Las posibilidades de ratificación se debilitaron a principios de esta semana cuando el senador Jon Kyl, de Arizona, declaró que no creía que hubiera tiempo de votar el tratado en la sesión actual del Senado.
Kyl encabezó las conversaciones sobre el Start con el gobierno por el Partido Republicano.
Obama debe convencer a ocho senadores de la oposición para lograr los 67 votos necesarios para ratificar el tratado.
El único senador republicano a favor de aprobar el acuerdo es Richard Lugar, del Comité de Relaciones Exteriores.
El tratado "se volvió un importante símbolo del liderazgo de Estados Unidos", señaló Samore en una conferencia en el Nixon Center.
Hay intensas negociaciones para convencer a los senadores republicanos, incluido Kyl, quien acaba de ser reelegido como líder de los legisladores de su partido.
Kyl "no dijo que se oponía" al tratado, señaló Stephen Rademaker, ex secretario de Estado adjunto para cuestiones de no proliferación del gobierno de George W. Bush (2001-2009). El senador republicano negocia más dinero para modernizar lo que queda del arsenal nuclear de este país, apuntó.
El gobierno ya prometió casi 85.000 millones de dólares para los próximos 10 años, una promesa que no podrá cumplir si no se aprueba el acuerdo, añadió Samore.
Rademaker, un crítico del tratado, sostiene ahora que la posibilidad de debilitar el consenso internacional respecto de Irán podría llevarlo a acompañar la aprobación del Start.
"Si fuera senador trataría de encontrar la forma de votar a favor", apuntó. Pero "necesitaría muchas más condiciones y más aclaraciones para estar seguro de que muchos de los problemas del tratado podrán arreglarse", añadió.
Irán es prioritario para el gobierno en lo que respecta a la no proliferación de armas atómicas, señaló Samore. La República Islámica niega su interés en ellas, pero, según él, no hay duda de que es su verdadero objetivo. Es un país que "corroe el régimen internacional de no proliferación, igual que un cáncer", añadió.
Washington espera que las sanciones y el mayor aislamiento internacional de Irán lo convenzan de frenar su programa nuclear y negociar límites significativos.
Se realizará otra ronda de negociaciones el 5 de diciembre, aunque falta que Irán confirme el lugar. Teherán sugirió Turquía, pero Samore sostiene que no es posible porque no es una "sede neutral" pues Ankara votó contra las sanciones en el Consejo de Seguridad.
Estados Unidos y sus aliados revisan la oferta que le hicieron hace un año a Irán para intercambiar combustible por un reactor para investigaciones que produzca isótopos para hacer un uso médico del uranio poco enriquecido que ese país tiene almacenado en Natanz, indicó Samore.
Pero Washington insiste en que Irán también acepte suspender todo su programa de enriquecimiento de uranio, de acuerdo con las resoluciones de la ONU. La suspensión puede ser temporal, apuntó.
La duración de la interrupción y los "términos bajo los cuáles pueda levantarse" se discutirán en diciembre, añadió.
Irán alega que tiene derecho a enriquecer uranio en tanto que signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear (TPN).
Samore rechazó la posibilidad de que Israel arroje luz sobre su propio programa atómico para contribuir a resolver el problema con Irán. El estado judío no es miembro del TPN, mientras que la República Islámica "opera dentro del mecanismo para destruirlo".