Activistas de derechos humanos de Estados Unidos urgen al presidente Barack Obama a que presione a Egipto para que reforme el proceso electoral con vistas a los comicios de este mes y permita la presencia de observadores internacionales.
Las elecciones parlamentarias de Egipto se realizarán en un contexto de brutalidad policial y de corrupción política amparadas en la llamada Ley de Emergencia, en vigor desde 1981.
La norma otorga a la fuerzas del orden la potestad de mantener personas detenidas sin garantías del debido proceso.
"Desde hace 30 años, el gobierno de Egipto recurre al estado de emergencia para realizar detenciones arbitrarias y tomar medidas enérgicas contra activistas políticos", señaló Neil Hicks, asesor de Human Rights First (HRF), con sede en Nueva York, una de las organizaciones más críticas hacia el régimen del presidente egipcio Hosni Mubarack.
HRF urge al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a realizar un llamado público a las autoridades de ese país para que dejen de perseguir a los políticos de la oposición y que permitan la presencia de observadores internacionales en las elecciones legislativas del 28 de este mes.
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"El gobierno silenció periodistas independientes, tomó medidas enérgicas contra activistas y candidatos de la oposición y se niega a que hayan observadores internacionales", añadió.
"En Egipto se necesita permiso para enviar un mensaje de texto", apuntó.
"No podemos permitir que vuelva a pasar lo que ocurrió en otras oportunidades, que los policías golpeen votantes y funcionarios llevándose urnas", añadió Hicks.
Las fuerzas de seguridad ya detuvieron a 25 miembros de la opositora Hermandad Musulmana que llevaban afiches, porque violaban una nueva prohibición sobre expresiones religiosas, según informó la agencia de noticias Associated Press.
El gobierno detuvo a 250 miembros de ese partido, de los cuales 30 siguen en prisión.
La Autoridad Nacional de Regulación de las Telecomunicaciones impuso nuevas restricciones a los servicios de mensajes de texto y a las empresas de teléfonos móviles.
Además, el Ministerio de Información obliga a los canales satelitales a solicitar un permiso para transmitir actos en vivo o distribuir información a otros canales.
En el marco de la campaña contra la libertad de prensa, las autoridades cerraron la cadena de televisión satelital conservadora Al-Badr por incitar al odio sectario y cerró unos estudios de televisión que producían un programa político, entre otras medidas.
Pero Washington no ha dicho nada de los últimos acontecimientos.
El antecesor de Obama, George W. Bush (2001-2009) se preocupó de promover reformas políticas y mejorar la situación de derechos humanos, una actitud que muchas personas asociaron con la visión neoconservadora de Washington de propagar la democracia en el mundo.
Pero la postura generó tensiones considerables entre ambos gobiernos. Obama volvió a considerar a Egipto como socio en el proceso palestino-israelí.
Pero muchos críticos consideran que Washington depende demasiado de ese país porque necesita que evite el contrabando hacia el territorio palestino de Gaza y que mantenga la neutralidad de los países árabe respecto de las conversaciones de paz.
Los críticos sostienen que es importante contar con la ayuda de Egipto, pero creen que El Cairo actúa según sus propios intereses, sin importar lo que diga Estados Unidos sobre el proceso electoral.
Mubarak prometió levantar el estado de emergencia. No sólo no lo hizo sino que lo endureció, lo que motivó la dura protesta de Washington.
Estados Unidos recortó de forma drástica los fondos destinados a promover la democracia.
El gobierno de Obama fue criticado por el recorte, de alrededor de 50 por ciento, que se interpretó como una forma de aliviar la presión para asegurarse el apoyo de El Cairo en Medio Oriente, según el periódico israelí Haaretz.
Egipto es uno de los principales beneficiarios de la asistencia extranjera de Estados Unidos, pues fue el primer país árabe en firmar un acuerdo de paz con Israel en 1979.
Washington reduce la asistencia militar a los programas civiles desde el gobierno de Bush.
Este año, el monto total ascendió a 1.550 millones de dólares, incluidos 250 millones del paquete civil.
En 2008, Washington concedió 25 millones de dólares a programas para promover "un gobierno justo y democrático".
Algunos actores políticos sostienen que los recortes económicos en proyectos que promueven la democracia no son efectivos y sólo generan problemas entre Washington y El Cairo. Pero otros dicen que está bien.
El profesor de política árabe de la Universidad de Georgetown, Samer Shehata, minimizó la importancia de los programas de Estados Unidos en ese país.
"El verdadero asunto es qué dicen, o que no dicen, en público y en privado, la Casa Blanca y el Departamento de Estado al gobierno de Egipto sobre las próximas elecciones", dijo a IPS Shehata.
"Por desgracia, el gobierno de Obama no está interesado en presionar al esclerótico régimen de Mubarak para que por lo menos muestre un ligero respeto por las libertades políticas, incluidos comicios libres y justos", añadió.
La salud de Mubarak, de 82 años, se deteriora y no hay vicepresidente.