De destructores a guardianes de los bosques etíopes

Kochito Gabre y otros agricultores no eran conscientes del daño que causaban a este bosque húmedo tropical de Etiopía, rico en biodiversidad y cuyo valor es reconocido por la Unesco. Ahora se han convertido en sus guardianes.

Kochito Gabre ahora se siente un guardián del bosque. Crédito: Omer Redi/IPS
Kochito Gabre ahora se siente un guardián del bosque. Crédito: Omer Redi/IPS

Tras reducirse a casi la mitad de su tamaño original, el bosque de Kafa es hoy un modelo del uso sostenible de los recursos naturales en este país del Cuerno de África.

Hogar de la mitad de las especies de plantas y animales propias de las montañas africanas y centro de origen del café arábigo, el Kafa es un enmarañado bosque denso, con matorrales de bambú y pantanos, de más de 700.000 hectáreas al suroeste de la capital etíope, Addis Abeba.

Las precipitaciones anuales superan los 2.400 milímetros, y el área es irrigada por tres importantes ríos, el Gojeb, el Diinchia y el Woshi. Más de 100 especies de plantas han sido descubiertas aquí, y el bosque está repleto de fauna y flora.

Se puede ver a monos gelada merodeando en las carreteras cercanas. Habitantes del lugar aseguran que estos animales en grupo pueden destruir una granja en una sola noche.
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TALA Y QUEMA

Las décadas de deforestación realizada por pequeños agricultores y la creación de grandes establecimientos estatales y privados destruyeron 43 por ciento del bosque de Kafa.

«Los agricultores en esta área usan el cultivo extensivo y rotan el uso de la tierra, dificultando la protección de los bosques», dijo Terefe Weldegabriel, experto en suelos, desarrollo del agua y conservación en la Oficina Agrícola de Kafa.

La limpieza del suelo para nuevos cultivos, la tala de árboles para obtener carbón, leña y madera, y la expansión de granjas comerciales amenazan a Kafa, así como al resto de Etiopía, dejando vastas áreas secas e inutilizables para los pequeños agricultores.

Pero la granja de Kochito, de 50 años, es un ejemplo de uso sostenible de la tierra, y brinda esperanzas para el futuro. Para ingresar hay que atravesar un alto pasto, entre cultivos de café, aguacate y árboles de «ensete» (típico de las regiones tropicales de África y Asia, de la familia del banano, cultivado por sus raíces comestibles).

Kochito es jefe de uno de los grupos de Administración Participativa del Bosque (APB), que controla 1.200 hectáreas de la zona. En Kafa funcionan unos 60 grupos de APB. Sus miembros producen miel, especias y café silvestre en las zonas protegidas, y plantan café común, cardamomo, pimienta larga y frutas en sistemas agroforestales de su propiedad en torno al bosque.

«El año pasado coseché 150 kilos de miel, 200 kilogramos de café y especias del bosque profundo, mientras que produje frutas, café y otras cosas de mi propia granja», contó Kochito.

LECCIONES ECHAN RAÍCES

Kochito emprendió esta nueva etapa con el apoyo de Farm Africa, organización benéfica que trabajó en Kafa entre 1998 y 2004.

La comunidad aprendió y guardó las lecciones de «Farmoch», como los habitantes llamaban a la organización.

«El bosque es fuente de vida para nosotros. No nos dábamos cuenta que lo estábamos destruyendo tanto. Simplemente nos concentrábamos en nuestras necesidades y expandíamos nuestras granjas hasta que Farmoch nos educó», dijo Kochito a IPS.

El reconocimiento en junio pasado de Kafa como una Reserva de Biosfera de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) ayudará a consolidar el uso sostenible del bosque.

Las Reservas de Biosfera son áreas designadas por el Programa Hombre y Biosfera de la Unesco para probar iniciativas de administración integrada de recursos naturales y biodiversidad.

«Que nuestro bosque sea reconocido en el mundo es de motivación para nosotros», dijo Kochito.

La reserva está dividida en tres zonas: una central, que siempre ha gozado del cuidado de las comunidades locales porque la consideran lugar sagrado, otra protegida, en los que los habitantes practican diversas clases de cultivo sin dañar una parte significativa del bosque, y otra llamada de transición, donde ya han sido talados árboles y fueron plantados cereales, café y té.

FUTURO SOSTENIBLE

Funcionarios de Kafa esperan que el reconocimiento del bosque permita que productos de allí, especialmente el café, sean mejor cotizados por ser considerados artículos ambientalmente sostenibles.

Personas como Kochito son los principales ejecutores de los principios del Programa Hombre y Biosfera, protegiendo y rehabilitando áreas degradadas.

La Unión para la Conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad (NABU, por sus siglas en inglés), con sede en Berlín, asiste a los campesinos.

«Ahora hemos asegurado 3,1 millones de euros del Ministerio de Ambiente y Seguridad Nuclear de Alemania para implementar varios proyectos en esta área», dijo el coordinador del proyecto de NABU en Kafa, Mesfin Tekle.

El financiamiento apoyará proyectos de administración sostenible del café, reforestación de 10.000 hectáreas y la distribución de 10.000 cocinas, así como la supervisión del bosque y de los efectos del cambio climático.

Pero todavía hay desafíos que amenazan a Kafa. La deforestación continúa y principalmente por granjas comerciales con licencia del gobierno, dijo Terefe a IPS.

«Queremos que la Unesco nos apoye más allá de simplemente registrar el área como una Reserva de Biosfera. Estamos ahora preparando un documento detallando el tipo de respaldo que queremos y lo que planeamos hacer», adelantó.

* Este artículo es parte de una serie de reportajes sobre biodiversidad producida por IPS, CGIAR/Bioversity International, IFEJ y PNUMA/CDB, miembros de la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).

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