Organizaciones ambientalistas de Bolivia mantienen una cruzada por la preservación del Parque Nacional Madidi, ante proyectos de explorar su riqueza petrolera, construir una represa hidroeléctrica y promover la colonización de la mayor reserva biológica del país.
Con una superficie de casi 1,9 millones de hectáreas, Madidi se extiende por las provincias de Iturralde y Franz Tamayo, del noroccidental departamento de La Paz, y en sus dominios coexisten montañas de 5.760 metros de altura y llanuras a tan solo 180 metros sobre el nivel del mar.
El plan del gobierno para obtener ingresos fiscales por la explotación de hidrocarburos y programas de desarrollo ha sido cuestionada por activistas a favor de la conservación de unas 5.000 especies de flora y 1.370 especies animales que habitan en un terreno regado por cuencas hidrológicas en quebradas, selva, bosque y llanura.
Carmen Capriles, especialista en cambio climático, citó a IPS las tres mayores amenazas contra la reserva natural: la construcción de una carretera dentro del parque, la prospección petrolera y el proyecto de construcción de una represa hídrica.
Su preocupación inmediata es el comercio de animales silvestres, el alto grado de deforestación y el inicio de un programa gubernamental de colonización en áreas cercanas a fuentes de agua que, adujo, terminarán por afectar a comunidades indígenas que se alimentan de ellas y derivarán en el mal uso de los recurso existentes en la zona.
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En 2009, la investigadora llegó hasta el asentamiento denominado El Tigre, donde observó que 80 por ciento de la población había sufrido leshmaniasis y recogió testimonios sobre la desaparición de la fauna a causa de la caza de subsistencia descontrolada. Pero esto no es nada frente al impacto que tendría la concreción de los proyectos planteados.
"Hasta un 60 por ciento de la biodiversidad del parque puede queda afectada por megaproyectos" que alterarán el ecosistema, las cuencas hídricas y la vida silvestre, comentó a IPS la coordinadora de la Campaña Salvemos al Madidi, Mirna Fernández.
La proyectada represa hidroeléctrica de El Bala que inundará buena parte del parque Madidi y la adyacente reserva de la biósfera y territorio indígena Pilón Lajas, destruirá el paisaje y la biodiversidad, y obligará a 17 comunidades a abandonar la zona, según Fernández.
Basada en versiones de pobladores del parque, la activista denuncia el inicio de mediciones para ejecutar la construcción del proyecto, al que el gobierno del izquierdista Evo Morales declaró de interés y prioridad nacional en el decreto 29191, de julio de 2007.
La preocupación de Fernández está centrada en la prospección y explotación petrolera autorizada por el gobierno de Evo Morales en 2007 en el bloque Subandino Norte, uno de los dos en que se ha dividido el país en materia petrolífera y que incluye al parque Madidi.
La exploración petrolera acarrearía la construcción de caminos e infraestructura, deforestación y pérdida de biodiversidad, colonización, contaminación de las aguas y los suelos con hidrocarburos, y emisión de gases de efecto invernadero, enumeró Fernández.
"Sabemos que el gobierno tiene la firme determinación de explotar el petróleo en el Madidi, porque como dijo el presidente Morales: fui al Madidi y vi que el petróleo está chorreando (manando)", dijo a IPS Teresa Flores, vicepresidenta de la Asociación Pro Defensa de la Naturaleza (Prodena).
"El hecho de que haya afloraciones de petróleo no significa que haya en cantidad que justifique su explotación", puntualizó.
La ambientalista recordó que las empresas petroleras Total, de Francia, y Petrobras, de Brasil, realizaron exploraciones sísmicas y luego se retiraron, "porque seguramente no había una cantidad de petróleo que justifique las inversiones".
El director de Monitoreo Ambiental del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap), Ricardo Coello, aclaró a IPS que hasta ahora solo se realizó una exploración sísmica en el campo Liquimuni, contiguo a Madidi pero fuera del parque protegido.
Recordó que la Ley de Hidrocarburos obliga a realizar estudios de impacto ambiental antes de acometerse un proyecto petrolero y no ha habido ninguna solicitud al respecto que involucre al parque. También recordó que según la Constitución de 2009, las áreas protegidas son un bien común y patrimonio nacional.
"Creemos que no se justifica una exploración sísmica, más ahora que el presidente ha dado su apoyo a la Iniciativa Yasuní Sin Petróleo de Ecuador", dijo Flores.
Prodena impulsa la campaña Iniciativa Madidi Sin Petróleo, en emulación con la decisión histórica adoptada por Ecuador en agosto de dejar sin desarrollar cerca de 20 por ciento de las reservas petroleras del país, situadas en el Parque Yasuní, a cambio de un aporte de la comunidad internacional mediante un fideicomiso especial.
Pero Flores puntualizó que la gran diferencia entre Yasuní y Madidi es que en el parque boliviano no existen reservas cuantificadas ni siquiera como probables.
"Por ello no se puede cuantificar el valor monetario de los yacimientos del Madidi", se plantea en la argumentación de la campaña contra su desarrollo petrolero.
Pero también se subraya que "no hay ninguna duda que evitar su explotación es importante no sólo para impedir futuras emisiones de carbono, sino por los múltiples servicios ambientales y climáticos que proporciona el área".
Capriles, por su parte, resaltó que los megaproyectos que involucran a Madidi no cuentan con un respaldo masivo, porque vienen a consolidar un esquema de desarrollo orientado a la exportación de petróleo y gas, sin que en contrapartida se mejoren las condiciones de vida las comunidades indígenas del área.
También en esta ocasión los pueblos indígenas "quedarán en el olvido", aseguró. Madidi es el hábitat de unas 46 comunidades indígenas, de seis pueblos originarios distintos. Hasta ahora estos pobladores no han sido consultados sobre los proyectos para el parque.
Para Fernández, las acciones a favor de la explotación de recursos en zonas de conservación, representan "una reprochable incoherencia" con el discurso de Morales a favor de la protección de la naturaleza y su repetida invocación a Pachamama (Madre Tierra), deidad de los pueblos indígenas andinos.
De hecho, los analistas políticos y los ambientalistas coinciden en percibir tensiones internas entre el sector que en el gobierno impulsa tesis desarrollistas y los defensores del proteccionismo ambiental sobre otras consideraciones en zonas de alta biodiversidad, sin que hasta ahora se hayan hecho explicitas.
Coello recordó que el proyecto de la construcción de la represa hidroeléctrica data de hace año, pero el hecho es que al Sernap no ha llegado ninguna solicitud sobre su impacto ambiental, que es una premisa para comenzar a concretarlo.
Fernández sugirió buscar alternativas y organizar un plan efectivo para solucionar la pobreza, sin adicionar elementos a la crisis ambiental, haciendo un uso adecuado de los recursos de la cooperación internacional "para que el discurso oficial en defensa de la Madre Tierra se vea traducido en las políticas gubernamentales de desarrollo".