Siria bien parada en Medio Oriente

Mientras el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se esfuerza por salvar el proceso de paz entre israelíes y palestinos, Siria parece beneficiarse con cualquier resultado.

Damasco, que solía ser considerado un obstáculo en el proceso de paz, mantiene su influencia en las dos agrupaciones a las que más le teme Israel, el palestino Movimiento de Resistencia Islámica (por su acrónimo árabe Hamás) y el libanés Partido de Dios (Hezbolá).

Además, ahora lo corteja Washington para relanzar sus propias negociaciones con el estado judío.

La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, se reunió el 27 de septiembre en Nueva York con su par sirio Walid Muallem. Las conversaciones fueron "constructivas", según ambos funcionarios.

Luego, el vicecanciller sirio, Fayssal Mekdad, estuvo dos días Washington.
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Siria no se opone a los actuales esfuerzos de paz promovidos por Washington, dijo Mekdad a IPS. "No estamos con los escépticos ni con los que se oponen a las conversaciones", precisó.

Pero responsabilizó a Israel de la crisis actual y caracterizó la situación de meras "fotografías y poses".

Siria organizó hace dos semanas una reunión entre Hamás y Fatah, que controla la Autoridad Nacional Palestina (ANP), con sede en Cisjordania.

Los dos partidos rivales están enfrentados desde que Hamás expulsó a Fatah de Gaza en 2007, al año siguiente de obtener la mayoría en las elecciones legislativas. Los esfuerzos para reconciliarlos, promovidos principalmente por Egipto, han fracasado.

Tras el encuentro entre los dos partidos, el líder de Hamás exiliado en Damasco, Jaled Meshaal, urgió al presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, a retirarse de las negociaciones si Israel no extiende la moratoria sobre la construcción en los asentamientos judíos de Cisjordania, que venció el 26 de septiembre.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, quien encabeza una coalición de derecha contraria a la medida, negocia con Washington condiciones para ampliar la moratoria 60 días más.

Los que se oponen a la reunificación palestina "deben saber que sin ella, no se podrá lograr nada", señaló el vicecanciller sirio.

Estados Unidos e Israel prefieren excluir a Hamás de las negociaciones de paz porque no reconoce al estado judío ni los acuerdos previos alcanzados entre ese país y la ANP y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

"Queríamos la reunificación para ayer", remarcó Mekdad.

Pero Damasco no le pidió a Abbas que abandone las negociaciones con Israel.

En el caso de Siria, "la falta de declaraciones negativas es desde luego algo positivo", señaló David Schenker, especialista del Instituto para una Política en Próximo Oriente (Winep, por sus siglas en inglés).

Es posible que Israel trate de alcanzar un acuerdo con Siria, que con seguridad incluirá la devolución de las Alturas del Golán, territorio confiscado por el estado judío en 1967, y el fin de la asistencia militar de Damasco a Hezbolá.

Un nuevo acuerdo entre ambos países puede ayudar a aliviar la presión sobre Siria en dos frentes, indicó Schenker.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) examinará en diciembre el sitio donde se supone que Siria tenía un reactor nuclear, bombardeado por Israel en 2007.

A Damasco también le preocupa el fallo por el asesinato del ex primer ministro libanés Rafiq Hariri, en 2005. No habría funcionarios sirios implicados, pero el tribunal de las Naciones Unidas podría apuntar hacia integrantes de Hezbolá.

El enviado especial de Estados Unidos para Medio Oriente, George Mitchel, viajó varias veces a Siria, la última fue el 16 de septiembre, a fin de subrayar que el gobierno de Obama apunta a una paz regional que incluya a ese país.

Pero Mekdad señaló que Siria no está interesada en la mediación de Washington.

Damasco prefiere conversaciones como que promovió Turquía en el periodo 2007-2009, cuando Ehud Olmert fue primer ministro de Israel. La iniciativa fracasó tras el ataque israelí contra el territorio palestino de Gaza, de fines de 2008 a principios de 2009.

La posición de Siria en la región es sólida pese al temor por la inspección de la AIEA y el caso Hariri. El presidente Bashar al-Assad sobrevivió al intento del gobierno de George W. Bush (2001-2009) de desestabilizarlo tras el asesinato del ex primer ministro libanés, coinciden varios analistas.

El presidente de Siria, Bashar al-Assad, se benefició de la gestión de Israel ante el gobierno de Bush para que no promoviera un cambio de régimen en Damasco porque prefería un "viejo conocido" antes que un partido más combativo y menos predecible, señaló David Lesch, especialista de la Universidad Trinity, con sede en el meridional estado de Texas.

El gobierno de Obama trata de enviar un embajador a Damasco por primera vez desde 2005, pero la confirmación de Robert Ford para el cargo se estancó en el Senado.

Pero no hay indicios de que Washington vaya a aliviar las sanciones económicas impuestas a Siria, las que Mekdad describió como "incorrectas y basadas sobre acusaciones políticas".

Claramente, las relaciones con Estados Unidos mejoraron tras el despliegue de "odio" contra Siria promovido por el gobierno de Bush, señaló Mekdad, ex representante sirio ante las Naciones Unidas.

"Siria desempeña un papel de pivote en todo lo que ocurre en Medio Oriente", señaló. "Sin ella, nadie podrá conectar los puntos", añadió.

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