Es sorprendente cuán oscuro puede ser un bosque europeo, incluso en un día claro de verano. Los árboles, de cientos de años y a veces tan altos como un edificio de 15 pisos, sólo permiten que un poco de luz se filtre hasta la tierra.
Abundan los troncos caídos sobre senderos embarrados, y no menos de 28 clases de mosquitos están al acecho. Pero para los amantes de la naturaleza no hay lugar como éste. El último bosque templado en las tierras bajas de Europa, que cubre partes de Polonia y Belarús, es hogar de lobos, linces, ciervos, jabalíes, alces, pájaros y bisontes. Hoy, 450 de estos animales, reintroducidos luego de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), recorren libremente la zona.
El mes pasado, un cazador mató ilegalmente a un bisonte al que, arguyó, confundió con un jabalí salvaje.
El incidente desató las protestas de defensores de los bosques.
Treinta voluntarios de la organización polaca Pracownia na Rzecz Wszystkich Istot (Taller para todos los seres) hicieron un llamado a evaluar los efectos de la caza y abogaron por el fin de la muerte de ciervos. Exigieron además al gobierno en Varsovia que prohibiera la matanza de animales en el Parque Nacional y sus fronteras.
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«Hay una simple forma de evitar esos incidentes: agrandar el Parque Nacional para que cubra todo el complejo del Bosque Bialowieza», dijo a IPS Robert Cyglicki, jefe de la oficina polaca de Greenpeace.
El problema no es sólo la caza. Según ambientalistas y científicos, los bosques están al borde de la devastación total a manos de la industria maderera.
La protección estatal es parcial. El Parque Nacional de Bialowieza fue creado en 1921, y desde 1992 se ubica en la Lista del Patrimonio de la Humanidad. Pero hoy protege a sólo 103 de los 600 kilómetros cuadrados de bosque polaco.
La mayor parte de las zonas forestales son taladas. Dentro de las reservas, a donde los turistas no pueden ingresar, las madereras talan árboles bajo el pretexto de combatir a los escarabajos descortezadores.
La extracción de madera ha tenido un impacto dramático: la porción de bosques antiguos ha caído a menos de 20 por ciento.
«Las afirmaciones de que la tala tiene algo que ver con la protección son puras mentiras», dijo el periodista Adam Wajrak, quien hace 14 años abandonó Varsovia para vivir en una aldea dentro del bosque de Bialowieza.
«Incluso la tala sanitaria, útil para la comercialización de madera, en un lugar único como éste significa el exterminio de animales raros, liquen y hongos que habitan en los árboles muertos», explicó Wajrak.
El gobierno polaco rechazó los pedidos de que la tala fuera reducida de 100.000 metros cuadrados anuales a 30.000, así como la idea de expandir el Parque Nacional Bialowieza para que abarque toda el área forestal.
La principal oposición procede de los consejos locales, donde guardias forestales, cazadores y representantes de la industria maderera tienen importante influencia. Estos consejos pueden vetar cualquier proyecto referido a los parques nacionales, aun cuando sean impulsados por el Estado.
Como los consejos tienen esa autoridad desde hace 10 años, el área cubierta por los parques en Polonia no se ha expandido ni una sola hectárea desde entonces.
El Ministerio de Ambiente propuso un nuevo Programa para el Desarrollo de Bialowieza, que le daría al Parque Nacional el doble de su actual tamaño en la primera etapa.
El gobierno está dispuesto a pagar 18 millones de euros para ganar el apoyo de las comunidades locales. Eso es mucho más que el presupuesto anual de todos los pueblos de la zona. El dinero sería invertido en paneles solares y plantas de purificación de agua, así como en el desarrollo del turismo.
Pero críticos señalan que esos planes son simples sobornos. «Es un mal precedente», alertó Cyglicki, de Greenpeace. «Se necesitan las inversiones, pero las comunidades del bosque de Bialowieza deberían competir por los fondos disponibles de forma igualitaria», indicó.
«Una vez recibieron 7,5 millones de euros, pero luego retiraron su consentimiento para expandir el parque. No queremos jugar a eso de nuevo», añadió.
El proyecto del gobierno parece bueno en el papel, pero en los hechos significa nada más que integrar las reservas al parque. El parque ampliado estaría conformado por tres partes separadas, una solución difícil de aceptar desde el punto de vista ambiental.
El Ministerio de Ambiente no respondió las consultas de IPS al respecto.
Greenpeace quiere que el Programa de Desarrollo de Bialowieza sea desechado. El grupo colgó una pancarta que reza «Amo el bosque» frente al Ministerio de Ambiente en Varsovia, y lanzó una campaña para reunir 100.000 las firmas necesarias para presentar un proyecto de ley en el parlamento, destinado a limitar el poder de veto de los consejos locales.
«La respuesta ha sido enorme. Creemos que podemos conseguir todas las firmas para fines de octubre», afirmó Cyglicki.
«Yo vivo en el bosque, así que puedo decirte que sólo un pequeño e influyente grupo quiere que sea talado», dijo por su parte Wajrak. «La mayoría de las personas opinan que la protección del ambiente no va contra sus intereses. La carrera de leñador ya no está en la cima de sus aspiraciones», ironizó.
«Todos los otros bosques templados de Europa y América han sido talados y reemplazados por árboles plantados artificialmente», explicó Wajrak. «El Bosque de Bialowieza es como el último arrecife de coral. Necesitamos protegerlo, no talarlo como si fuéramos bárbaros».
* Este artículo es parte de una serie de reportajes sobre biodiversidad producida por IPS, CGIAR/Bioversity International, IFEJ y PNUMA/CDB, miembros de la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).