PAKISTÁN: La esperanza se posterga hasta la próxima siembra

«El río Indo nos mostró a quién pertenece este país: precisamente, al Indo», dijo el economista Haris Gazdar, refiriéndose al diluvio que devastó Pakistán.

"Debemos respetar los ríos y no tratarlos con el desprecio que mostramos hacia todo lo demás", agregó.

El poderoso Indo, cuyo trayecto abarca unos 3.180 kilómetros y atraviesa el país para desembocar en el mar Arábigo, ha sido vital para Pakistán durante siglos.

Pero en los últimos meses también destruyó hectárea tras hectárea de cultivos de arroz, algodón y trigo, y arrasó ganado y forraje, semillas, fertilizantes e implementos agrícolas. Las inundaciones mataron a 1.800 personas y afectaron a otros 20 millones en este país de Asia meridional.

Alrededor de dos tercios de los más de 184 millones de pakistaníes trabajan en la agricultura, y 70 por ciento de los afectados por las inundaciones que se desataron el 12 de julio dependen de la misma como medio de sustento, según la Organización de las Naciones Unidas.
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Un total de 1,61 millones de hectáreas de tierra agrícola con cultivos en pie fueron dañadas por las inundaciones, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Según la Asociación de Limpiadores de Algodón de Pakistán, solamente la pérdida de cultivos algodoneros se estima en 875,5 millones de dólares.

El primer ministro Syed Yusuf Raza Gilani dijo a comienzos de este mes en una reunión del gabinete que el país sufrió daños por valor de entre 4.000 millones y 6.000 millones de dólares, que afectaron a infraestructura, ganado y cultivos.

La economía pakistaní aumentó 4,1 por ciento en 2009, pero no cumplirá con el objetivo de crecimiento de 4,5 por ciento del producto interno bruto (PIB).

Es probable que ese crecimiento se reduzca a 2,5 por ciento para el año fiscal 2010-2011.

Pero en medio de este sombrío panorama, Amir Muhammed, fundador y ex presidente del Consejo de Investigaciones Agrícolas de Pakistán, ve una luz al final del túnel. "Se debería hacer pleno uso de la abundante humedad del suelo y las represas colmadas para el próximo cultivo", dijo.

También señaló que será posible sembrar a tiempo para los cultivos de invierno. Por ejemplo, la siembra de trigo es en octubre-noviembre para la meridional provincia de Sindh, y en noviembre-diciembre para la oriental Punjab y Khyber Pakhtunkhwa (ex Provincia de la Frontera Noroccidental).

Lo que a fines de julio comenzó como una lluvia monzónica más fuerte de lo habitual inundó la quinta parte del territorio pakistaní en el plazo de un mes.

Carreteras, puentes, sistemas de irrigación y redes de electricidad están totalmente destruidas o muy dañadas, y llevará mucho tiempo e inversiones reconstruirlas. En este contexto, Muhammed dijo que el país debería esforzarse al máximo para mejorar la productividad agrícola porque tiene "un potencial considerable y una comunidad agrícola informada".

Por ejemplo, aunque se inundaron las 91 hectáreas de tierra agrícola que Shahzad Hussaini posee en el distrito de Thatta, en Sindh, y perdió 71 animales, este pakistaní de 32 años cree que las inundaciones han sido una bendición.

Thatta es uno de los distritos más afectados de esa provincia. Pero quienes, como Hussaini, proceden del delta del Indo, saben muy bien que el agua que trajeron las inundaciones también permite a la tierra recuperarse.

El agua "se estancará y los manglares florecerán, así como los peces y los camarones", dijo.

Pero lo mejor es que el agua salada subterránea volverá a ser dulce, permaneciendo por los próximos ocho años, agregó.

"Nuestro próximo cultivo nos dará 20 por ciento más de rendimiento a causa del cieno depositado durante las inundaciones y la humedad del suelo", explicó Hussaini, quien preside la Cámara Agrícola de Sindh.

A medida que el agua empiece a ceder lentamente y surja un panorama más preciso sobre los daños, los planes de rehabilitación y reconstrucción comenzarán. Funcionarios del gobierno prometieron apoyar a los desplazados y a quienes reconstruyan sus casas.

Por ejemplo, según Gazdar, será un momento oportuno para utilizar el Programa Benazir de Apoyo a los Ingresos, un plan de subsidios de 450 millones de dólares, para los afectados por las inundaciones.

"Aunque en algunas áreas el próximo cultivo brindará oportunidades laborales, en otras no lo hará durante otros ocho a 12 meses, por lo tanto el gobierno tendrá que intervenir", agregó.

En un artículo publicado en el periódico Dawn, que se edita en inglés, Ishrat Hussain, ex gobernador del Banco Estatal de Pakistán, dijo que dinero en efectivo, microcréditos, semillas, fertilizantes, bueyes y materiales de construcción pueden conseguirse no solamente mediante el programa Benazir, sino a través de dineros que están a disposición de los parlamentarios y del Fondo de Alivio de la Pobreza, entre otros.

Aunque la devastación acapara el paisaje, según Muhammed se debería poder producir un cultivo extra, si se dispone a tiempo de semillas de buena calidad, fertilizantes baratos y diésel para la maquinaria agrícola, mediante créditos a los agricultores.

Centrar todos los esfuerzos en el próximo cultivo dará un gran impulso a la economía, dado que "la agricultura es nuestra principal esperanza en el corto a mediano plazo", explicó.

Además, dijo que como la mayor parte del forraje o bien fue arrasado por las inundaciones o bien se estropeó, es muy importante que lleguen rápidamente a las áreas afectadas para salvar al ganado que sobrevivió.

El Ministerio de Ganadería y Producción Láctea estima que las inundaciones causaron la pérdida de 1,2 millones de cabezas de ganado y seis millones de aves en todo el país.

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