Industria pesquera en Japón innova para sobrevivir

Una tarta de pescado procesado, hecha con una mezcla de especies de aguas profundas machacadas y vendida frita o congelada, es la nueva idea de Takuhira Kaneko, presidente de Act for Company, empresa en la occidental ciudad japonesa de Fukuoka.

El producto es elaborado con lo que se descarta en las redes de los barcos pesqueros. Kaneko explicó que su lanzamiento seis años atrás fue una contribución al sostenimiento de la industria, afectada por las sucesivas moratorias a la captura de varias especies en peligro y por la fuerte competitividad del mercado internacional.

Según la Agencia de Pesca de Japón, las importaciones de productos marinos de este país asiático en 1998 sumaron 3,13 millones de toneladas, y las capturas nacionales llegaron a 6,68 millones. En 2008, las compras cayeron a 2,76 millones de toneladas, y la pesca nacional a 5,59 millones.

Las importaciones japonesas de atún de aleta azul representaron tres cuartas partes del comercio mundial de ese costoso pez.

Ante informes de que la población de esa especie disminuía rápidamente, Japón comenzó a ser objeto de una fuerte presión internacional para reducir el consumo, altamente popular. No obstante, ha resistido los llamados a que se prohíba su comercialización.
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"Junto a las tartas también ofrecemos pescado descartado como filetes frescos. El truco es vender a precios muy bajos para crear un nuevo mercado, que es nuestra principal meta", dijo Kaneko. Sus ventas ascienden a los 18.000 dólares al mes.

Kaneko promueve sus productos a través de la campaña "Ahorre pescado", idea que se le ocurrió al ver que su negocio se desplomaba año a año y para contrarrestar lo que él considera falta de liderazgo del gobierno.

"La realidad hoy es que las existencias de pescado están disminuyendo. Me siento frustrado con el gobierno porque ignora este hecho e intenta salvar la industria presionando a todos en Japón que sigan pescando", añadió.

Kaneko no es el único que despierta a la cruda realidad de la tambaleante industria pesquera japonesa.

En noviembre, Aeon, uno de los principales supermercados de este país, lanzó una nueva iniciativa para comprar y vender pescado capturado por marineros locales, un proyecto destinado a impulsar la industria local e independizar al mercado de las especies en peligro.

"También vendemos nuevas variedades de pescado", dijo Masaru Tanabe, portavoz de Aeon.

Por su parte, Issei Kurimoto, dueño de un pequeño restaurante de sushi en el corazón de Ginaza, una de las áreas comerciales más visitadas de Tokio, se lamenta: "La era en que uno contaba con un interminable suministro de pescado está llegando a su fin. Es hora de ser innovadores para sobrevivir".

El propietario de Sushi Bar dijo estar resignado ante la propuesta de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés) de prohibir el comercio de atún de aleta azul del océano Atlántico.

Las existencias mundiales de esa especie cayeron a 80.000 toneladas en 2008 respecto de las 300.000 toneladas que existían en 1974.

"El atún es extremadamente popular (en Japón). Pero ahora estoy sirviendo sushi con una variedad de pescado blanco, lo que se está haciendo popular, especialmente entre mis clientes más viejos, quienes reconocen que se trata de un contenido menos grasoso", señaló.

Un documento de la Agencia de Pesca en 2008 reveló que la mitad de los recursos marinos en las aguas que rodean a Japón corrieron el riesgo de caer por debajo de los niveles sostenibles. El estudio atribuyó lo ocurrido a la sobrepesca y las crecientes temperaturas marinas, con efectos adversos en las huevas de los peces.

A pesar de que Japón resiste la propuesta de prohibir la comercialización de atún de aleta azul, asegura haber dado varios pasos para proteger a esa especie de la extinción.

La Agencia de Pesca afirma haber instruido a los pescadores locales para que no realicen capturas en océanos durante los periodos de desove, y que ahora estos se concentran más en peces cultivados domésticamente.

El director del Instituto de Investigación Natural de Acuacultura (NRIA), Fuminari Ito, señaló que los experimentos sobre piscicultura han logrado grandes avances, marcando un nuevo camino para la industria.

"La tecnología de cultivar peses se desarrolla rápidamente. Varias especies ahora vendidas en el mercado son de peces cultivados", señaló.

Por ejemplo, 80 por ciento del besugo comercializado es cultivado, mientras que 68 por ciento del pez de cola amarilla, una especie de océano, es también producido en forma doméstica.

Pero piscicultura es un proceso sumamente delicado, dada la vulnerabilidad de las especies a la mínima contaminación del agua, los altos precios de su alimentación y los costos de la mano de obra e infraestructura.

Ito señaló que NRIA ahora está concentrado en desarrollar un nuevo alimento que sea menos dependiente de los pequeños pescados y que resulte agradable a las crías que, señaló, "son muy exigentes sobre lo que comen".

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