En la oscura red mundial del tráfico de armas, Viktor Bout goza de un lugar especial, según fuentes de inteligencia occidentales, que aseguran fue cerebro, amo y señor de este comercio ilegal.
El ex traductor militar de la desaparecida Unión Soviética, hoy de 43 años, reniega de tales calificativos y prefiere mostrarse como empresario, dueño de una flota de aviones de carga con rutas a lugares conflictivos del mundo.
Otro aspecto importante es que pasó una década eludiendo a la justicia, siempre un paso adelante de sus perseguidores, según ellos mismos.
Pero su suerte al parecer cambió en marzo de 2008, cuando fue detenido en un lujoso hotel de Bangkok por agentes estadounidenses que se hicieron pasar por compradores de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según la versión oficial.
Bout permanece preso en Tailandia desde entonces, y está por ser extraditado a Estados Unidos, donde tiene causas pendientes.
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Un tribunal de apelaciones de Tailandia aceptó la extradición el 20 de agosto, solicitada por la justicia estadounidense por los cargos de conspiración para asesinar a ciudadanos estadounidenses y ayudar a las FARC, consideradas una organización terrorista por Washington.
Pero Bout sigue en este país. En agosto del año pasado, un tribunal penal de Bangkok había rechazado el pedido de extradición de Washington. Estados Unidos reaccionó apelando, pero a la vez decidió presentar nuevos cargos, de lavado de dinero, para evitar que Bout fuera liberado si se confirmaba el primer dictamen.
Cuando el tribunal de apelaciones revirtió el fallo negativo a la extradición el mes pasado, Washington pidió a la oficina del fiscal general que desestimara las nuevas acusaciones.
Sin embargo, de acuerdo a las leyes tailandesas, el acusado tiene derecho a objetar que se retiren acusaciones en su contra, hizo notar el tribunal de apelaciones, que decidió tratar ese punto en una próxima audiencia, el 4 de octubre. Existe la posibilidad de que la defensa de Bout eche mano a ese recurso para demorar la extradición.
Quienes conocen del tema son renuentes a afirmar que se acabó la buena suerte del hombre que inspiró la película "El señor de la guerra", protagonizada en 2005 por Nicolas Cage, porque es muy difícil que los traficantes de armas rindan cuentas ante la justicia.
Estos personajes emergieron a fines de la Guerra Fría. No son agentes del gobierno que actuando como intermediarios en guerras subsidiarias de Asia, África o América Latina, ni desertores que van de un país a otro llevando armas de forma individual.
"Una proporción significativa del tráfico de armas del mercado gris está vinculado a los estados", dijo a IPS el analista en seguridad Anthony Davis, de la organización de información militar IHS-Jane, con sede en Bangkok.
"La gente como Bout tiene conexiones y, en muchos casos, goza de la protección de los estados. Es un error describirlos como traidores delincuentes", precisó.
"Es difícil hacer hoy una distinción clara entre operaciones privadas y estados en este negocio, porque los corsarios necesitan luz verde de los servicios de inteligencia para sus envíos", explicó Davis.
Amparados por círculos de poder y falta de voluntad política, los traficantes de armas gozan de amplias libertades. "No se ve gran determinación para llevarlos ante la justicia", indicó.
La frágil legislación internacional también facilita el comercio transfronterizo a manos de traficantes procedentes de China, Estados Unidos, Israel, Siria y Sudáfrica, además de Rusia.
"Hay un reparto multinacional de personajes. Y actúan bajo el radar", señaló Kathi Austin, especialista en la materia que sigue la carrera de Bout desde hace 15 años.
Pero el ruso, detenido por tratar de vender a las FARC misiles tierra-aire, fusiles de asalto AK 47, explosivos C4 y minas antipersonal era "uno de los mejores empresarios" del sector, indicó Austin. "Construyó un imperio", apuntó.
En la década de 1990 hubo una explosión de guerras civiles en África que representaron una "oportunidad de negocios" para Bout, indicó. "Ofreció armas en el Congo para explotar oro y diamantes. También fue proveedor del genocidio de 1994 en Ruanda", añadió.
El traficante ruso, que al parecer se servía del arsenal de la hoy disuelta Unión Soviética, estuvo involucrado en el sonado caso del ex presidente liberiano Charles Taylor, ahora juzgado por un tribunal para crímenes de guerra por su papel en el conflicto armado interno de Sierra Leona en los años 90.
El esquivo empresario ruso fue acusado en un informe redactado en 2000 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de violar el embargo de venta de armas a la rebelde Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita). Ese mismo año lo acusaron de falsificar documentos en República Centroafricana y fue condenado in absentia.
Además, Bout, de quien se dice habla seis idiomas, ejecutó misiones para el gobierno de Estados Unidos en Iraq, aun después de figurar en una "lista negra" de Washington. También hay denuncias de que fue contratado por Washington para realizar operaciones en la atribulada Somalia.
Una fuente de la ONU en Nueva York no quiso confirmar ni negar el vínculo de Bout con el foro mundial, al ser consultada por IPS.
"Los aviones de Viktor trabajaban para la ONU", aseguró su esposa Alla Bout.
Pero la imagen de "The Merchant of Death" ("El mercader de la muerte"), título de un libro escrito en 2007, está lejos de la que pretende difundir su esposa, quien defiende su inocencia.
"Las acusaciones de Estados Unidos de que apoyo el terrorismo y estoy en el tráfico ilegal de armas son un completo invento de la inteligencia de ese país", dice una declaración del imputado leída por su esposa en una conferencia de prensa realizada en esta ciudad.
"Estados Unidos trata de crear una imagen mía de traficante ilegal de armas. Nunca vendí armamento", añade.
"Mi esposo es inocente", dijo Alla. "Tiene una empresa de transporte aéreo y trabaja con gobiernos. Se transportaban armas, pero no tenían nada que ver con tráfico de armamento", añadió.
* /Atención editores: Esta nota corrige varios párrafos del artículo transmitido a la hora 20:27 GMT/.
