Un ciudadano del oriental estado de Carolina del Norte se sumó a un creciente grupo de sijs que están denunciando ante tribunales estadounidenses «la ignorancia y la intolerancia» que enfrentan quienes practican esta religión.
Según ellos, "un torrente de discriminación" se desató en especial luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que dejaron 3.000 muertos en Nueva York y Washington.
El último en presentar una demanda legal es Surjit Singh Saund, quien acusa a la firma M.M. Fowler Inc., dueña y operadora de la cadena Family Fare Convenience Store, de haberle negado empleo por ser sij y usar turbante y barba, como exige su religión.
Si esto se demuestra, puede considerarse una violación de las leyes federales y estaduales sobre derechos civiles.
La demanda federal la presentó la semana pasada la firma pública de servicios legales Public Justice y varias privadas.
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Saund, un ciudadano estadounidense que ha trabajado en otros comercios del ramo durante casi ocho años, se postuló para encargado de una tienda de autoservicio en Fowler a comienzos de 2008.
Calificaba para el puesto, pero la empresa le dijo que lo contrataría solamente si primero se quitaba el turbante, se cortaba el pelo y se afeitaba la barba.
La demanda argumenta que Fowler violó las leyes de derechos civiles al no permitirle trabajar con turbante y barba.
"Vine desde India en busca de una vida mejor para mí y para mi familia en Estados Unidos, y estaba buscando un trabajo mejor", dijo Saund.
"M. M. Fowler quería que yo eligiera entre un trabajo y mi religión. Lo que hicieron no estuvo correcto, y no está permitido en Estados Unidos", agregó.
El sijismo es la quinta religión más grande del mundo. Se trata de una fe monoteísta originada en Asia meridional, que enseña honestidad, compasión, humildad, igualdad universal y respeto por todas las regiones.
Los sijs no se cortan el pelo jamás, y el uso del turbante es obligatorio para ellos.
En Estados Unidos viven unos 500.000 sijs, alrededor de 1.000 de los cuales residen en Carolina del Norte.
"Nada en el turbante y la barba del señor Saund interferirán con su capacidad de manejar la caja registradora", dijo a IPS la abogada de Public Justice que representa a Saund, Victoria Ni.
"M. M. Fowler tenía la responsabilidad de intentar adaptarse a las creencias religiosas del señor Saund. Ni siquiera lo intentó", agregó.
Fowler tiene aproximadamente 70 tiendas de autoservicio en Carolina del Norte, donde también se puede cargar gasolina.
"Cada día, los estadounidenses sijs enfrentan discriminación laboral, delitos de odio, intimidación escolar y acoso debido a los prejuicios sobre la identidad sij", dijo Kavneet Singh, director gerente del Fondo Sij Estadounidense de Defensa Legal y Educación. "La intolerancia religiosa es poco estadounidense, e incluso en un momento de crisis económica debemos asegurarnos de no perder de vista los ideales sobre los que se fundó nuestro país", enfatizó.
Aunque a menudo el sijismo se confunde con el Islam, son dos religiones totalmente inconexas entre sí.
Siguiendo un precepto del sijismo, Saund, de 59 años, no se ha cortado el cabello desde que nació, y lo cubre desde su infancia. Aunque se licenció en química en su India natal, no pudo hallar un trabajo acorde cuando se mudó a Estados Unidos.
Desde 2002 trabaja en tiendas de autoservicio en Nueva York y Carolina del Norte.
En su trabajo actual, a Saund le permiten usar una gorra llamada "patka", que los niños sijs usan en vez del turbante y algunos adultos llevan bajo el mismo.
Ahora Saund es uno de los varios sijs que buscan resarcirse mediante el sistema judicial de Estados Unidos.
En diciembre de 2009, presentó una demanda en un tribunal federal Inderjit Singh, un hombre de Indianápolis a quien se le negó un trabajo como chofer de autobús en los servicios de enlace de un aeropuerto porque usaba turbante y barba.
En 2007, Singh, ciudadano estadounidense, se postuló a ese empleo ante Air Serv en el Aeropuerto Internacional de Indianápolis. Pasó un análisis de dopaje y una revisión de antecedentes, pero la empresa igual se negó a contratarlo. En aquel entonces, por ese puesto se pagaba 9,90 dólares la hora.
"Una investigación de la federal Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo ya determinó que no hay motivo para creer que Air Serv violó la ley", dijo Ni.
Todavía está pendiente la demanda de Public Justice.
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, entonces liderado por el fiscal general John Ashcroft, arrestó en distintas ciudades a personas que pensaba eran musulmanas y a otras cuya apariencia le hacía concluir que procedían de Medio Oriente.
Esta elaboración de perfiles raciales condujo al arresto de cientos de personas en prisiones federales, sin permitir el acceso a familiares o abogados durante prolongados periodos. Muchos sufrieron abusos físicos por parte de los guardias.
Aunque algunos detenidos fueron deportados por violaciones a las leyes inmigratorias, a ninguno se lo acusó de acto delictivo.
The Leadership Conference on Civil and Human Rights (conferencia de liderazgo sobre derechos civiles y humanos) reportó que los crímenes de odio contra sijs, musulmanes y árabes se multiplicaron por siete en 2001.