Aunque el gasto militar de Estados Unidos alcanzará un récord histórico el año próximo, es casi seguro que el presupuesto del Pentágono sufra recortes a mediano o largo plazo, en gran medida por la necesidad de abatir la enorme deuda pública, según expertos en defensa.
Y aunque el secretario de Defensa, Robert Gates, está tomando medidas preventivas al prometer ahorrar 100.000 millones de dólares en el próximo lustro reduciendo la superposición burocrática y el derroche, algunos analistas creen que es inevitable que se produzcan recortes mayores.
En una conferencia que ofreció este mes bajo el título "Hacer más con menos", Todd Harrison, del independiente Center for Strategic and Budgetary Assessments (Centro para las Evaluaciones Estratégicas y Presupuestarias), pronosticó que el presupuesto del Pentágono puede reducirse de los 739.000 millones que se espera apruebe el Congreso legislativo para 2011 a 450.000 millones de dólares para 2020.
Con tanto dinero en juego, los contratistas de defensa, algunos de los cuales ya anunciaron planes de despedir a miles de trabajadores en todo el país, vienen ejerciendo cada vez más presión en Washington.
El presupuesto de defensa de Estados Unidos, que en 2010 asciende a unos 693.000 millones de dólares, se más que duplicó en la última década, aumentando un promedio de seis por ciento anual en ese periodo. Actualmente representa casi la mitad de todo el gasto militar en el mundo, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo.
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Sin embargo, al mismo tiempo la deuda nacional se disparó a unos 13 billones de dólares, mientras que el déficit federal —que se estima en alrededor de 1,5 billones de dólares este año— actualmente supera 10 por ciento del producto interno bruto (PIB), el mayor registro desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Hasta ahora, el Pentágono no ha cedido a la creciente presión pública para recortar el déficit. De hecho, el Congreso está dispuesto a aprobar un aumento de 2,4 por ciento en el gasto militar en 2011.
Pero es posible que esta situación no dure mucho más, dado que incluso los republicanos han comenzado a cuestionar que el país pueda afrontar esa carga financiera. Los aliados más cercanos de Washington en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) están efectuando grandes recortes en sus propios presupuestos de defensa.
En julio, el representante republicano Ron Paul —un favorito del Tea Party—, co-escribió junto con su par demócrata Barney Frank una columna titulada "Por qué debemos reducir el gasto militar", que publicó el sitio web de The Huffington Post.
Allí exigió reducir en un billón de dólares el gasto del Pentágono durante los próximos 10 años, "eliminando ciertas armas de la Guerra Fría y reduciendo nuestros compromisos en el exterior".
Altos funcionarios del Pentágono, liderados por Gates —él mismo un republicano de larga data—, han reconocido la necesidad de recortes, aunque no de la envergadura de los sugeridos por Paul y Frank.
En un discurso político que pronunció en mayo, Gates declaró que el derroche en los gastos de defensa se había frenado.
"No podemos tener unas Fuerzas Armadas fuertes si tenemos una economía débil", dijo Gates a los periodistas. El jefe del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen, retomó esa idea el mes pasado, cuando advirtió: "La amenaza más significativa a nuestra seguridad nacional es la deuda".
Fue en ese contexto que Gates, quien el año pasado canceló varios importantes sistemas de armas, dispuso su plan quinquenal de modo de ahorrar 100.000 millones de dólares. Al mismo tiempo, sin embargo, dijo temer "que en tiempos económicos difíciles la gente vea al presupuesto de defensa como un lugar para resolver los problemas de déficit de la nación".
"La principal misión de Robert Gates no es reducir el presupuesto del Pentágono, sino salvarlo", dijo a IPS el director de la Iniciativa Armas y Seguridad de la New America Foundation, William Hartung.
Todos los cambios "se están llevando a cabo al servicio de proteger a su departamento de la reducción de su presupuesto general", señaló.
"Él puede tener éxito en el corto plazo, pero a medida que continúen creciendo las preocupaciones sobre el déficit federal, el presupuesto del Pentágono inevitablemente bajará en términos reales, como debería ocurrir, (dado que) está en sus niveles más altos desde la Segunda Guerra Mundial", agregó Hartung.
El gobierno del presidente Barack Obama y los legisladores claramente esperan que los ahorros acarreados por la retirada de Estados Unidos de Iraq sigan, a partir de julio de 2011, con una retirada gradual de Afganistán, lo que servirá para reducir el presupuesto de defensa a niveles más manejables.
Para este año, el gasto del Pentágono en Iraq fue de 65.000 millones de dólares. Y en Afganistán está gastando alrededor de 100.000 millones.
Pero aunque en lo que la mayoría de los analistas consideran un hecho muy improbable, esos costos puedan reducirse a casi cero en los próximos cinco años, el presupuesto militar será sustancialmente más alto en términos reales de lo que fue luego de guerras anteriores, entre ellas la de Corea (1950-1953) y la de Vietnam (1965-1975).