Agricultores del sudoeste de República Democrática del Congo esperan ver mejorar sus ingresos con los 16 tractores y los 200 carros tirados por bueyes que les entregó una organización italiana.
"La provincia de Bandundu es conocida por sus cultivos de mandioca, maíz, frijol, aceite de palma, banana, piña, calabazas, boniato, verduras, mijo, caña de azúcar, entre otros", indicó el periodista Badylon Kawanda, quien reside en Kikwit, capital provincial.
"La población es pobre, en parte, debido a la baja productividad. Los campos son muy pequeños y se siguen utilizando métodos tradicionales para trabajar la tierra", apuntó.
Tres de cada cuatro agricultores de Bandundu viven con menos de un dólar al día, según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de 2009.
La ayuda de la organización italiana Impreza-Servisi-Coodinati's (ISCO) al distrito de Kwilu es un gran avance. La zona es considerada el granero de las ocho millones de personas que viven en Kinshasa.
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"Gracias a los fondos otorgados por la Unión Europea (UE) estamos implementando proyectos para garantizar la seguridad alimentaria y mejorar el ingreso de los hogares congoleños", indicó Willy Bitwisila, agrónomo de ISCO.
"ISCO también trabaja para fortalecer a las organizaciones, respaldar la correcta gestión de recursos naturales y facilitar el acceso a los mercados mejorando el transporte de proyectos agrícolas", indicó Bitwisila.
La UE aportará casi 13 millones de dólares en tres años para proyectos de seguridad alimentaria en RDC. La asistencia servirá para construir puentes y mantener los caminos en las zonas agrícolas de Bandundu.
Los programas se ajustan cuidadosamente a los principios del Plan de Desarrollo Agrícola de África.
Los gobiernos del continente diseñan planes para aumentar la producción agrícola y las ganancias de los campesinos sobre la base de una estrategia común centrada en mejorar la gestión de la tierra y del agua, facilitar el acceso al mercado, fortalecer la seguridad alimentaria y respaldar la investigación agrícola.
Justice Nzundu, campesina de la localidad de Kahemba, recibió un carro tirado por bueyes que le vino muy bien para trasladar grandes cantidades de verduras al mercado. Ella vende dos tercios de su cosecha en Kinshasa.
"Me gustaría producir dos toneladas de frijoles y una de calabaza por estación (cada tres meses), pero por ahora sólo cosecho entre 130 y 150 kilogramos de una parcela de 500 metros cuadrados. Con mi azada y mi machete sólo puedo trabajar un cuarta del terreno", relató.
"Las distancias son largas y sólo podemos trasladar pequeñas cantidades de productos al mercado", señaló Eugène Finka, otra beneficiaria. "Ganamos poco en relación con nuestros gastos básicos y la educación de los niños", añadió.
"Hasta ahora usábamos bicicletas, cuando no llevábamos la mercancía en la espalda o en la cabeza. Nuestros ingresos aumentarán ahora", se alegró Nzundu.
"Tengo 10 hectáreas, pero sólo puedo trabajar en una área de 50 por 60 metros, en la que planto mandioca, frijoles y calabazas", relató Henrietta Sulu, una campesina de Bulungu que no ha recibido ninguna ayuda. "Lo único que tengo para labrar la tierra es una azada y un machete. Es agotador. Vivo con dolor de espalda de estar todo el día doblada", se lamentó.
"No podemos ayudar a todos a la vez, no tenemos suficientes fondos", señaló Biotwisila, de ISCO.
"Se controlará con rigurosidad y regularidad el uso de los equipos entregados", aseguró Didier Lawela, administrador del Bulungu.
"Es bueno tener maquinaria. Los beneficiarios tendrán que cuidarla sino quieren que el gobierno se las confisque", precisó Bokungako Nkaoko, comisionado del distrito de Kwilu.