SUDÁFRICA: EL EFECTO A LARGO PLAZO DE LA COPA MUNDIAL

¿Qué tiene en común la recién finalizada en Sudáfrica Copa Mundial de Fútbol 2010 con Nelson Mandela, ex presidente del país, que el 12 de julio último celebró su 92º cumpleaños tras haber dedicado desinteresadamente 67 años de su vida para hacer que su patria fuera una nación libre?

La vida de Mandela y el hecho de que Sudáfrica haya sido el anfitrión de la Copa Mundial comparten un designio común: la destrucción de viejos mitos y la creación de nuevas realidades y posibilidades.

La vida de Mandela pone en evidencia que es un destructor de mitos y un creador de realidades nuevas. Cuando fue enviado a prisión hace 48 años, Mandela vio que allí había una oportunidad para poner fin al apartheid por medio de negociaciones, las que inició desde su celda en 1985 al escribirle al entonces Ministro de Justicia Kobie Coetsee.

Desde su liberación  hace 20 años, Mandela ha liquidado muchos más mitos y creado muchas más realidades y posibilidades, incluyendo la realización de la Copa Mundial. En esencia, el haber hospedado ese gran torneo sirvió para crear nuevas realidades y al mismo tiempo destruir viejos mitos pesimistas sobre Sudáfrica y sobre todo el continente africano.

La euforia que experimentamos durante la Copa Mundial no va a durar para siempre, pero el impulso que creó, estoy convencido, durará muchos años. Por ejemplo, puso en evidencia la existencia de una gran brecha entre la imagen de un continente atrasado donde los leones vagan libremente y la realidad de un país que es tan capaz como lo fue Alemania de hospedar un torneo de la calidad y complejidad de una Copa Mundial de Fútbol.

Para recapitular, tomó seis años de meticulosa planificación, de compromiso y del uso de modelos apropiados construir la infraestructura requerida, ya fuera en materia de estadios, trenes, ómnibus y sistemas de transporte rápido en general, así como en cuanto a modernizar los aeropuertos existentes y construir uno nuevo, el Gautrain, y mejorar nuestras carreteras, autopistas y sistemas de radio y telecomunicaciones.

Habíamos previsto que la Copa Mundial agregaría este año un 0,5 % al crecimiento económico anual, pero el balance final muestra un incremento de 1%..

El haber hospedado la Copa Mundial tuvo otros beneficios que no son fácilmente cuantificables y que emergerán con el tiempo. Ellos incluyen el estímulo a nuestro orgullo nacional que viene de la concreción del “Podemos hacerlo”. Ahora que el certamen finalizó es hora de ver qué lecciones nos dejó para nuestras inversiones futuras en infraestructuras.

Esas lecciones serán útiles para nuestro programa de infraestructuras en el sector público, en el que se han comprometido 115.000 millones de dólares para el próximo trienio. Más del 45% de esos fondos estarán dedicados a la electricidad, transporte de carga por tren y sectores portuarios. La inversión de recursos significativos en esos sectores nos aportará seguridad en el suministro de energía eléctrica, mejorará los servicios de carga y navieros y por lo tanto aumentará nuestras exportaciones, específicamente del sector minero y la manufactura. Esos recursos significativamente fueron destinados a fortalecer nuestra integración regional e internacional mediante el mejoramiento de la infraestructura en nuestros puertos y aeropuertos y el incremento del flujo de visitantes, todo lo que colocará al país en buena posición para atraer inversores y turistas.

Pero el legado más importante de la Copa Mundial es la renovada confianza como nación que nos dio a nosotros mismos. Rosabeth Moss Kanter, profesor de la Harvard Business School escribió que la confianza está hecha de expectativas positivas acerca de resultados favorables. “La confianza influye en la buena disposición para invertir –ya sea para comprometer dinero, tiempo, reputación, energía emocional u otros recursos- o para negar o restringir inversiones. Estas inversiones, o su ausencia, modela la capacidad para llevar a cabo cosas. En ese sentido, la confianza está en el corazón de la civilización”.

Nosotros dimos un gran paso en 1994 y luego otro en 2010. La cuestión para nosotros los sudafricanos es ¿cuándo daremos el próximo gran paso?

Son grandes y firmes pasos los que deberemos dar, como país, si queremos poner fin a la pobreza y al desempleo. Los países en desarrollo como Sudáfrica tienen abundantes y provechosas oportunidades para la inversión en el desarrollo industrial y en proyectos que pueden mejorar la eficiencia de sus infraestructuras. Sudáfrica y el resto de África puede ser otra fuente de crecimiento económico global. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Previn Gordhan, Ministro de Finanzas de Sudáfrica.

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe