PAKISTÁN: Linche a un sospechoso y gane una medalla

Un efecto de la crisis del sistema judicial de Pakistán, uno de los síntomas de una sociedad insensibilizada, un ejemplo de brutalidad en masa.

Momina muestra las fotos de sus dos hermanos linchados. Crédito: Asif Chaudhary/IPS
Momina muestra las fotos de sus dos hermanos linchados. Crédito: Asif Chaudhary/IPS
No importa cómo se califique el linchamiento que sufrieron dos hermanos adolescentes por parte de un grupo de hombres en la oriental ciudad de Sialkot, en la provincia de Punjab, filmada por al menos dos canales de televisión. Lo cierto es que el asesinato motivó muchas preguntas difíciles sobre la sociedad pakistaní.

El linchamiento se produjo el 15 de este mes y las imágenes fueron mostradas la semana pasada por todos los canales locales de televisión y reproducidas luego por medios internacionales.

El vídeo, en el que se ve a los jóvenes siendo golpeados ante la pasividad de la población, motivó llamados al gobierno a que acabara con las patrullas ciudadanas.

"La tragedia de Sialkot resume el deterioro de la sociedad y de las instituciones estatales pakistaníes", dijo a IPS el secretario general de la independiente Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, I.A. Rehman.
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Las imágenes mostraban a los dos hermanos, Mughees y Muneeb Butt, de 19 y 15 años respectivamente, siendo golpeados con palos y alambres por un grupo de hombres antes de ser colgados vivos de postes de metal.

La razón del linchamiento aún está siendo investigada, y los informes señalan que los perpetradores eran estudiantes de una "madraza" o escuela religiosa islámica.

Un periodista local entrevistado por IPS dijo que el linchamiento estaba relacionado con "una mujer", y no con un delito.

Pero otros informes de prensa indican que, cuando el ministro del Interior, Rehman Malik, se reunió con familiares de los adolescentes el 22 de este mes, mencionó que los jóvenes habían intentado robar una casa. No obstante, el funcionario aclaró que, aun si fueran culpables, el público "no podía actuar como investigador, fiscal, juez y ejecutor".

"El hecho de que los criminales recurrieran a esa violencia extrema fue bastante perturbador", dijo la psicóloga Asha Bedar, aunque se vio aun más horrorizada por el hecho de que tantas personas se quedaran paradas "viendo y ninguna de ellas se conmovió, aterró o indignó lo suficiente como para intervenir".

Diecisiete de los 18 sospechosos en el linchamiento fueron arrestados. Esta insensibilidad ante la violencia se combina con lo que el activista por la paz Q. Isa Daudpota considera una crisis del sistema judicial, que hace a las personas creer que pueden hacer justicia por sus propias manos.

Esta idea se ve reforzada por los "encuentros policiales", señaló Farooq Tariq, portavoz del Partido Laborista de Pakistán. "Encuentros policiales" es un eufemismo usado en India, Pakistán y Bangladesh para describir asesinatos extrajudiciales cometidos por uniformados.

Los principales medios y el público muchas veces glorifican los encuentros policiales, señaló Tariq. Citó como ejemplo el caso de Zulfiqar Ahmed Cheema, subinspector general de Gujranwala, cerca de Sialkot, quien por haber matado a sospechosos recibió la medalla a la excelencia "Tamgha-e- Imtiaz", el cuarto honor más alto concedido por el gobierno a militares y civiles.

"Es ya una política que los policías maten sospechosos en los llamados encuentros y no piensen en detenerlos para llevarlos a la justicia", dijo Rehman, quien además recordó que un funcionario policial anunció en televisión que se premiaría a los ciudadanos que asesinaran a delincuentes.

Rehman traza el proceso de deterioro de la sociedad pakistaní a partir de ley marcial vigente entre 1977 y 1988 bajo la dictadura de Muhammad Zia ul-Haq.

Por su parte, el periodista Ghazi Salahuddin atribuye el fenómeno a la islamización iniciada en el país con una serie de decretos introducidos en 1979 por el general Zia.

En resumen, Pakistán está pagando "por la militancia de los intolerantes", sostuvo Rehman.

Tariq añadió que por lo general la justicia callejera se fortalece con enseñanzas religiosas extremistas que promueven la lapidación o la amputación de manos a los ladrones.

Esto puede ser difícil de controlar en lugares como Punjab, con una importante "historia de militancia religiosa", dijo el investigador independiente Mansoor Raza.

"Todos los grandes grupos militantes tienen sus principales oficinas aquí. Los reclutas y los reclutadores de los ‘mártires’ (eufemismo para atacantes suicidas) también proceden de estos siete distritos", dijo Raza, en referencia a Lahore, Faisalabad, Kasur, Sheikhupura, Gujranwala, Toba Tek Singh y Sialkot.

El número de madrazas creció en Punjab, lo que ha derivado en un aumento de la intolerancia. Estas escuelas islámicas son "inmunes a la lógica y propensas a recurrir a la fuerza", señaló.

Por su parte, Rehman lamentó que se escucharan pocas protestas cuando los extremistas realizaban acciones violentas contra minorías religiosas o personas acusadas de cometer actos inmorales.

La población reacciona con una "mentalidad de manada", explicó Pervez Hoodbhoy, activista por la paz y profesor de física en la Universidad Quaid-e-Azam, de Islamabad.

"El famoso sociólogo francés Gustave Le Bon seguramente habría usado este ejemplo (el linchamiento en Sialkot) para apoyar su teoría del contagio social que hipnotiza a las muchedumbres".

"Las multitudes se comportan así cuando hay una total crisis en el orden social y cuando la moral y los fundamentos intelectuales de una sociedad comienzan a desmoronarse", añadió Salahuddin.

Bedar alertó que podrían ocurrir más episodios como el linchamiento de Sialkot.

"Desaprender las mentalidades profundamente arraigadas que instigan, apoyan y permiten este tipo de incidentes es lo que finalmente hará la diferencia. Ése es el verdadero desafío", indicó.

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