Extraño lugar para abrir un restaurante en Paranthan, en el norte de Sri Lanka, frente a varios edificios con los techos destrozados por disparos de artillería y agujeros de bala en los muros.
El restaurante Rusi abrirá en este pueblo del distrito de Kilinochchi, escenario de enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno y los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), comunidad minoritaria de este país de mayoría cingalesa.
Rusi se ubica sobre la carretera A9, donde hace 20 meses el ejército derrotó al LTTE, que luchó 30 años en reclamo de mayor autonomía para la comunidad tamil. El fin del conflicto en mayo de 2009 permitió al gobierno llegar a vastas zonas del norte del país, controladas por los Tigres desde hace una década.
Ya regresaron los casi 300.000 civiles que abandonaron Vanni, como se conoce la región, en los últimos enfrentamientos. Quedan edificios derruidos, viviendas vacías y señales que alertan de la existencia de minas antipersonal.
Pero el paisaje comienza a salpicarse de nuevos comercios arreglados, como Rusi, o paradas de autobús al costado del camino, construidos por el ejército. Los desplazados regresaron con iniciativas para servir a las decenas de miles de visitantes que circulan por la A9, en especial en las vacaciones.
[related_articles]
"Si el comercio con el sur florece, irá desapareciendo el dolor de la población del norte", dijo a IPS Rasiah Janakumara, presidente de la Cámara de Comercio de Jaffna, ciudad del norte de Sri Lanka y.
Con la paz, ese centro cultural y político de los tamiles cosecha beneficios como nunca antes. Por lo menos 100.000 personas, a veces más de 250.000, la mayoría cingaleses, llegan a la península de Jaffna los fines de semana.
Las pensiones tienen varias semanas reservadas. Los restaurantes registran ingresos sin precedentes. La sección "clasificados" de los periódicos del fin de semana están llenos de publicidad con visitas turísticas.
El crecimiento económico del norte tendrá dos dígitos este año, tras registrar una cifra negativa durante la guerra.
El crecimiento del producto interno bruto de la Provincia Norte es de 14 por ciento en lo que va del año, según el Banco Central.
La circulación hacia Jaffna cambió en enero de 2010, cuando la población civil pudo utilizar la A9, cerrada desde agosto de 2006.
"Como se esperaba, la economía de Jaffna se disparó respecto del año anterior", señaló el economista Muttukrishna Sarvananthan, del Instituto de Desarrollo Point Pedro.
En pleno conflicto, cuando Jaffna permaneció aislada, los precios se duplicaban y era común que faltaran los productos. Pero la situación cambió al reabrirse la A9, única vía de comunicación entre el norte y el resto del país.
"La mayor actividad económica y los vínculos con el sur crearon puestos de trabajo, más oportunidades laborales para los desempleados o con empleos precarios, en especial los jóvenes, y aumentó la demanda de productos locales como pescado, verduras, frutas, tentempié locales, artesanías, lo que permite aumentar el ingreso de los hogares de forma considerable", indicó Sarvanantan.
Vanni, escenario del último enfrentamiento sangriento, todavía no cosechó los mismos dividendos. Las inversiones y los nuevos comercios apenas comienzan a aparecer.
"La guerra fue dura, muy dura", señaló Nishanthini Daniels, residente de la ciudad de Kilinochchi, en Vanni. "Lentamente volvemos a la normalidad. Llevará tiempo, mucho tiempo, pero al menos ahora tenemos esperanzas", añadió.
"El crecimiento económico del norte está limitado por el lento regreso de las personas desplazadas, por el exceso de seguridad en el proceso de normalización, la falta de libertad de movimiento en Vanni y el control del gobierno en la recuperación económica", dijo a IPS.
El impacto de la Provincia Norte sobre el producto interno bruto nacional es marginal, pese al aumento del comercio y de los ingresos en la zona.
La proporción de esa región en el PIB nacional fue de 0,1 por ciento entre 2008 y 2009, de 3,2 pasó a 3,3, pese al fin de la guerra y a los proyectos de desarrollo.
