MUSEO-MÉXICO: Adictos al pasado

Cuando los mexicanos Luis Pastor y Ricardo Flores empezaron a coleccionar piezas y obras de arte en los años 70 no tenían en mente crear un museo.

Museo Casa de Madera Crédito: Emilio Godoy
Museo Casa de Madera Crédito: Emilio Godoy
Pero conforme ese acervo fue creciendo, no pudieron eludir el deseo de compartir el prodigioso conjunto a quien quisiera verlo en Tenango del Aire, un municipio indígena del estado de México con casi 10.000 habitantes, ubicado unos 42 kilómetros al sudeste de la capital del país.

"Pensamos originalmente en una casa de campo que escritores y artistas visitaban, pero luego se nos ocurrió convertirlo en un espacio cultural", relató a IPS Pastor, originario del sureño estado de Chiapas.

Aunque empezó a recibir visitas informalmente allá por 1978, el Museo Casa de Madera vio la luz legalmente en 1992, con un fondo de una cantidad inestimada de objetos que abarcan cinco siglos de historia mexicana desde la época prehispánica hasta la era moderna.

Se trata del segundo mayor conjunto privado sobre artes aplicadas –objetos de uso doméstico— detrás del también privado Museo Franz Mayer, según el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
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En este país norteamericano hay al menos 561 museos, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, y 1.153, según Conaculta, sobre tópicos como el arte prehispánico, indígena, sacro y otros. En la capital mexicana funcionan más de 40 instituciones culturales de este tipo.

Además, hay al menos seis grandes colecciones privadas abiertas al público, entre las cuales destacan la del magnate Carlos Slim, el hombre más rico del mundo según la revista estadounidense Forbes, la del privado Banco Nacional de México, propiedad del estadounidense Citibank, y el Museo del Juguete Antiguo.

El patrimonio de Casa de Madera se compone de más de 30 espacios, algunos de ellos dedicados a etapas específicas, como el arte decó o el estilo colonial. Posee colecciones de vestimenta, de arte religioso y popular, así como de cristalería. La pieza más antigua es una figura de cera llamada "Cristo de la Columna", que data del siglo XVIII.

Además, cuenta con objetos singulares, como un tendajón, especie de mostrador de madera largo que había en las tiendas de antaño, de 1860, una farmacia del año 1900 y una cava con más de 1.000 botellas, todo sobre una superficie de 1.500 metros a cargo de tres personas.

"Nuestra principal labor ha sido el rescate de las piezas. Además, ha sido un detonante para la zona, hay efervescencia cultural", refirió Pastor, en alusión al hecho de instalar un centro cultural en un sitio como Tenango, que en lengua indígena náhuatl significa "lugar amurallado o fortificado".

Los orígenes de Casa de Madera, albergue cultural poco conocido en esta nación, yacen en una morada de ese material, importada de Estados Unidos hacia 1900 y erigida en el elegante barrio de Lomas de Chapultepec, en el noroccidente de la capital mexicana.

Pastor y su socio Flores, oriundo del norteño estado de Coahuila, adquirieron el inmueble, el cual fue desarmado en secciones numeradas y transportado a Tenango, un pueblo de casas de adobe donde fue ensamblado nuevamente. Actualmente, esa residencia se exhibe tal y como era en sus tiempos en las Lomas de Chapultepec.

La morada está llena de objetos de la época, como cuadros, dos vajillas completas, varios modelos de cafeteras italianas, un gramófono que todavía funciona, un piano de origen alemán, una estufa para calentar el ambiente carburada con madera y varias lámparas.

El museo ha recibido financiamiento del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, adscrito a Conaculta, y del estatal Instituto Mexiquense de Cultural, el cual aporta mensualmente unos 780 dólares. En forma de donativo, la entrada cuesta el equivalente a poco más de dos dólares.

Estos dos mecenas no han parado de sumar objetos a su preciada colección. "La idea es seguir creciendo", aseguró Pastor, quien prepara una exposición de arte prehispánico en el recinto de Tenango, un pueblo situado en las faldas del volcán Popocatépetl, de 5.500 metros de altura y que en náhuatl significa "montaña que humea".

Si algo le sobra a estos dos emprendedores culturales son objetos para exhibir, pero lo que no abunda es espacio ni recursos monetarios. Por eso, una de sus principales preocupaciones es el futuro del patrimonio.

"La idea es que el museo se preserve. Esperamos que algún día haya una institución para que esto se quede a futuro para el pueblo de México", confió Pastor.

El mes próximo abrirá sus puertas en la capital mexicana el museo Memoria y Tolerancia, cuyo tema central son los genocidios ocurridos en el siglo XX, como el de los judíos a manos del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial, el de Guatemala entre 1960 y 1996 y el de Ruanda en 1994.

Mientras, se encuentra en construcción en el centro de la ciudad el Museo de los Desaparecidos Políticos, en honor de quienes fueron secuestrados por agentes del Estado en la llamada "guerra sucia" en las décadas del 60 y 70 en México.

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