Una importante compañía farmacéutica en Kenia denunció que las medidas comerciales especiales para hacer disponibles los medicamentos en países pobres crean «vacíos» que permiten entrada de productos falsificados, pero activistas lo niegan.
La importación paralela de medicinas crea vacíos para las falsificaciones, señaló el director de asuntos médicos y regulatorios de GlaxoSmithKline (GSK) en Kenia, William Mwatu, en una entrevista con IPS.
Mwatu dijo que traficantes inescrupulosos aprovechan la legalización de la importación paralela de drogas genéricas para ingresar falsificaciones.
La Ley de Propiedad Industrial de 2001 habilita en Kenia la importación paralela, esto es, el ingreso al mercado de productos no pirateados sin el permiso del fabricante. Esto está permitido bajo la Declaración de Doha de la Organización Mundial del Comercio.
El principal objetivo de este mecanismo es permitir que los habitantes de países pobres que no pueden fabricar sus propios medicamentos accedan a fármacos de calidad, seguros, eficaces y baratos.
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Pero Mwatu sostuvo que "las disposiciones y las directrices existentes sobre importación paralela dejan abiertos canales para que ingresen en el mercado keniano falsificaciones bajo el disfraz de genéricos".
En respuesta, la oficina africana de Acción por la Salud Internacional (HAI-Africa) señaló que la importación paralela no tiene nada que ver con las falsificaciones. La venta de productos falsos es una infracción al derecho de propiedad intelectual deliberado y de escala comercial.
HAI-Africa es parte de una red global independiente que trabaja para promover el acceso a medicinas esenciales.
La importación paralela es una de las flexibilidades permitidas en el acuerdo sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relativos al Comercio, conocido por sus siglas en inglés Trips, explicó Christa Cepuch, directora de programas de HAI-Africa.
El jefe regional de GSK, John Musunga, dijo a IPS a comienzos de este año que la exposición de Kenia a las medicinas falsas causa problemas sanitarios y reduce los márgenes de ganancia de los dueños de las patentes.
También sostuvo que la importación paralela permite que ingresen más falsificaciones que drogas legítimas.
Mwatu opinó que el mecanismo debería ser regulado para garantizar que no haya espacio para los falsificadores. Explicó que su compañía no se opone a la importación paralela, sino que exige el pleno respeto de las reglas.
En septiembre de 2006, empresarios farmacéuticos y la gubernamental Junta de Farmacia y Venenos desarrollaron serie de pautas.
Bajo las nuevas directrices, un medicamento importado en forma paralela debe tener la misma formulación, los mismos estándares de calidad y el mismo nombre que el ya disponible y registrado en Kenia, según explicó Mwatu.
Añadió que los importadores paralelos deben registrar las drogas en la Junta y obtener la habilitación correspondiente, informando el precio en que el producto será vendido, así como su vida útil.
"Las directrices deben ser aplicadas. Queremos saber quién importa, qué y cuándo. La transparencia es todo lo que necesitamos", añadió Mwatu.
Las farmacéuticas arguyen que los políticos fueron flexibles con las falsificaciones gracias a la Ley de Propiedad Industrial, ya que ésta contiene disposiciones específicas para el control del comercio ilegal y no atiende el problema de la falta de personal capacitado en los puestos aduaneros.
Cepuch dijo en respuesta que la importación paralela está claramente gobernada por la ley, y que sus objetivos son atender la salud pública. "La importación paralela es usada solamente para los intereses de la salud pública, en oposición a los comerciales", sostuvo.
HAI-Africa señaló que las medicinas que ingresan al país bajo este mecanismo no son eximidas de los procesos regulatorios de la Junta y, como tales, deben cumplir con estándares de calidad, seguridad y eficacia.