El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, incumplió su promesa de retirar todas las tropas de Iraq antes del 1 de septiembre próximo, al admitir implícitamente que brigadas de combate permanecerán en ese país de Medio Oriente al menos hasta fines de 2011.
Obama anunció el lunes ante veteranos de guerra discapacitados en la sudoriental ciudad de Atlanta que "la misión de combate estadounidense en Iraq" terminaría para fines de este mes, y sería remplazada por otra de "apoyo y entrenamiento para las fuerzas de seguridad iraquíes".
El mandatario parecía así cumplir su palabra dada el 27 de febrero de 2009, cuando afirmó: "Déjenme decir esto lo más claro posible: para el 31 de agosto de 2010, nuestra misión de combate en Iraq llegará a su fin".
Pero entonces también había dicho claramente: "Elegí un plazo que permitirá retirar a nuestras brigadas de combate en los próximos 18 meses".
Sin embargo, en su discurso del lunes en Atlanta, Obama no mencionó nada sobre replegar a las "brigadas de combate".
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Incluso el concepto de "terminar la misión de combate" puede ser interpretado de formas diferentes. Y, de hecho, el gobierno de Obama tiene su propia definición.
La realidad es que las operaciones militares continuarán pero como tarea secundaria de las tropas estadounidenses, que a partir de septiembre tendrán como rol principal "asesorar y asistir" a las fuerzas iraquíes.
Aun así, un alto funcionario de Washington que habló con IPS a condición de no revelar su identidad reconoció que los 50.000 efectivos que permanecerán en Iraq mantendrán su capacidad bélica.
El funcionario además admitió que los soldados participarían de algunas operaciones de combate, pero aclaró que serían "en su mayoría" defensivas. De esta manera, quedó implícito que también podrían tomar parte ocasionalmente de acciones ofensivas.
De hecho, IPS pudo saber que Bagdad todavía podrá solicitar apoyo militar a Estados Unidos si lo considera necesario.
La decisión de Obama de echar por tierra una de sus promesas fundamentales de campaña —ratificada en los primeros días de su administración— y la opción de no hacerlo de forma explícita demostraron la forma en que el discurso sobre seguridad nacional puede ser manipulado para beneficio político con la aquiescencia de los medios de comunicación.
El aparente cumplimiento de la promesa fue reproducido en los titulares de todos los medios de prensa el lunes. Eso ayudó a la administración a apaciguar a su base opositora a la guerra dentro del gobernante Partido Demócrata.
Al mismo tiempo, calmó a las fuerzas políticas y burocráticas que respaldan una presencia militar a largo plazo en Iraq, dejando en claro que no hay intenciones de retirar a todas las tropas al menos hasta fines de 2011.
Pocos días después de que Obama hiciera su famosa promesa en 2009, el secretario de Defensa, Robert Gates, fue más claro y directo.
Al asistir al programa televisivo "Meet the Press" (Entrevista con la prensa) el 1 de marzo de ese año, Gates dijo que una "fuerza de transición" se quedaría en territorio iraquí después del 31 de agosto de 2010, que tendría "una misión muy diferente" y que "sería caracterizada de otra manera".
"Serán llamadas brigadas de asesoría y asistencia", adelantó. "No serán brigadas de combate".
Pero las "brigadas de asesoría y asistencia" fueron configuradas con las mismas capacidades militares que una "brigada de combate", la unidad militar básica que ha empleado Estados Unidos para organizar sus operaciones bélicas en los últimos seis años, como informó IPS en marzo de 2009.
De esta manera, Gates revelaba la solución militar aceptada por la Casa Blanca al problema que suponía la promesa de repliegue.
Ese plan había sido desarrollado a fines de 2008 por los generales David Petraeus, jefe del Comando Central, y Ray Odierno, alto comandante en Iraq, ambos decididos a lograr que el presidente desistiera de su idea de retirar a todas las brigadas de combate en los primeros 16 meses de gobierno.
Los generales sugirieron darle "una nueva misión" a las brigadas, calificándolas de "no combatientes", para hacer que Obama pareciera cumplir su palabra, aunque en realidad la estaba traicionando.
La propuesta fue presentada al mandatario por Gates y el jefe de Estado Mayor Conjunto, Mike Mullen, el 15 de diciembre de 2008 en Chicago, según informó tres días después el periódico The New York Times.
Aunque la diferencia entre la promesa original de Obama y el anuncio hecho el lunes en Atlanta era obvia y una noticia indiscutida, la mayoría de los medios, incluyendo The New York Times, que había publicado numerosos artículos sobre el tema, la pasaron por alto.
El funcionario consultado por IPS dijo que, no obstante, Obama seguía "comprometido con el repliegue de todas las fuerzas para fines de 2011", plazo fijado en un acuerdo entre Washington y Bagdad en noviembre de 2008.
Pero los mismos jefes militares que lograron que Obama desistiera de su promesa también han presionado en el pasado para que Estados Unidos continúe en Iraq más allá de 2011, ignorando el acuerdo con Bagdad.
En noviembre de 2008, después del triunfo electoral de Obama, el periódico The Washington Post le preguntó a Odierno cómo sería la presencia militar estadounidense en Iraq en 2014 o 2015. El militar dijo: "Nos gustaría ver una fuerza probablemente de unos 30.000 o 35.000" efectivos que todavía realicen operaciones de combate.
* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.