Casi 25 años después del peor accidente nuclear de la historia, nuevos hallazgos científicos sugieren que los efectos de la explosión en Chernóbil han sido subestimados.
Expertos publicaron el mes pasado una serie de estudios indicando que, en contradicción con conclusiones anteriores, las poblaciones de animales disminuyen en la zona de exclusión que rodea al sitio donde funcionaba la antigua central nuclear soviética, y que los efectos de la contaminación radiactiva después del estallido han sido "abrumadores".
Cada vez más jabalíes con altos niveles de cesio son encontrados en el lugar.
Esta información se divulgó meses después de que médicos en Ucrania y Belarús detectaran un aumento en las tasas de cáncer, mutaciones y enfermedades de la sangre, que creen está relacionado con Chernóbil.
Mientras, una investigación estadounidense publicada en abril constató un incremento en los defectos de nacimiento, al parecer consecuencia de la exposición continuada a dosis de radicación de bajo nivel.
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Para activistas contra la energía atómica, esos estudios demuestran que los habitantes de la zona afectada sufrirán consecuencias devastadoras por décadas, quizás siglos.
"Este es un problema que no se irá en pocos años. Estará allí por cientos de años", dijo a IPS Rianne Teule, de la organización ambientalista Greenpeace.
"Las nuevas investigaciones confirman que los problemas son más grandes de lo que dijeron en 2006 la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), y seguirán existiendo y apareciendo en otros estudios. No es algo que se vaya a ir pronto", añadió.
La catástrofe se produjo en abril de 1986 al estallar uno de los bloques de la central atómica ubicada en lo que hoy es Ucrania.
Se estima que la radiactividad total de Chernóbil fue 200 veces mayor que las liberaciones combinadas de las bombas nucleares lanzadas por Estados Unidos en 1945 contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
La explosión y los incendios generaron una gigantesca nube radiactiva que se propagó por toda Europa, obligando la evacuación de 350.000 personas en áreas cercanas a la planta.
Años después, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la OMS, la AIEA y otros organismos se unieron a los gobiernos de Rusia, Belarús y Ucrania para crear el llamado Foro Chernóbil, con el fin de realizar un gran estudio sobre los efectos del desastre y publicar sus conclusiones en 2006.
La investigación concluyó que hubo sólo 56 muertes directas (47 socorristas y nueve niños con cáncer de tiroides), y unas estimadas 4.000 muertes indirectas.
Sin embargo, el informe fue duramente criticado por otros grupos, que afirman se subestimó enormemente el número de muertes y el potencial del accidente.
Algunos cuestionaron la postura de la AIEA, que ha apoyado por décadas el uso de energía nuclear con fines civiles.
Estudios alternativos contradijeron algunas de las conclusiones del Foro Chernóbil, y alertaron que los efectos en la salud serían mucho más devastadores.
El informe TORCH, publicado en 2006 por los científicos británicos Ian Fairlie y David Sumner, mencionó la incertidumbre que existe sobre los efectos en la salud de las exposiciones a bajas dosis de radicación o a radiación interna por ingestión de alimentos contaminados.
También señalaron que se subestimó en al menos 30 por ciento la cantidad de partículas radiactivas que liberó la explosión al ambiente.
Cifras oficiales de los países afectados también contradicen los hallazgos del Foro Chernóbil.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, de la ONU, concluyó que la cifra más probable de fallecimientos relacionados con el desastre era de 16.000, mientras que la Academia Rusa de Ciencias calculó que hasta la fecha se han producido 140.000 muertes en Ucrania y Belarús, y 60.000 en Rusia. La ucraniana Comisión Nacional de Radiación elevó la cifra a 500.000.
Médicos ucranianos y bielorrusos informaron a medios de Ucrania a comienzos de este año que se produjo un aumento en los casos de cáncer, en la mortalidad infantil y en otros problemas de salud que están convencidos son efectos del desastre.
"Las cifras manejadas por la ONU y la AIEA no coinciden con las que otras agencias del foro mundial pronostican en términos de muertes por cáncer", dijo Oksana Kostikova, del Hospital para el Cáncer Infantil, de Minsk.
En cambio, las 16.000 muertes pronosticadas por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer es una "evaluación más acertada de lo que vemos a diario", añadió.
El médico estadounidense Wladimir Wertelecki publicó en abril los resultados de una amplia investigación sobre defectos de nacimiento en niños y niñas de Ucrania, revelando mayores niveles de anomalías en ciertas zonas del país.
Según el experto, este fenómeno estaría relacionado con la exposición continuada a dosis bajas de radiación.
Wertelecki sostuvo que los hallazgos del Foro Chernóbil deberían ser revisados para conocer los reales efectos del accidente atómico.
"La postura oficial es que Chernóbil y los defectos de nacimiento no están relacionados. Esa posición debe ser reconsiderada", afirmó.