Una iniciativa para que las niñas vayan a la escuela apoyando la autonomía económica de sus madres da frutos en Burkina Faso, donde la pobreza y costumbres como los matrimonios precoces privan de educación a muchas.
"A menudo compro cuadernos y bolígrafos para los estudiantes; (la falta de estos útiles) hace que algunos niños dejen de ir a la escuela. Y es suficiente para que casen a una niña", dijo Mariam Alou, de la Asociación de Madres que Enseñan, con sede en la nororiental localidad de Sebba.
La Asociación fue fundada por el gobierno para consolidar el éxito de una campaña que desde 2007 busca crear conciencia sobre la importancia de educar a las niñas. Ahora hay por lo menos 300 filiales en todo el país.
"Las madres deben apoyar a las escuelas porque saben que es menos probable que las niñas concurran a las mismas", dijo Marie Claire Guigma, directora de promoción de la educación femenina en el Ministerio de Educación Básica y Alfabetización.
"Y habitualmente es culpa de la madre, dado que por lo general son las madres quienes hacen que las niñas se queden en sus casas para ayudar con las actividades domésticas y económicas", agregó.
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En Burkina Faso, la proporción de personas que completan la educación primaria es una de las más bajas de África. Las más afectadas son las niñas.
Según el ministerio de Guigma, poco menos de 42 por ciento de los estudiantes que ingresan al primer grado terminan la escuela. Para las niñas, esta cifra es de 37 por ciento.
En la región del Sahel, en el norte del país, donde el Ministerio centra sus actividades en este sentido, apenas 18 por ciento de las niñas finalizan sus estudios.
El punto de vista de Guigma sobre quién impide que las niñas vayan a la escuela es contrarrestado por su par regional.
"Las mujeres están atentas a la educación de las niñas, porque los hombres se ocupan de los animales de cría", dijo Issa Compaoré, directora regional de Educación Básica y Alfabetización del Sahel.
"El desafío es hacer que las niñas permanezcan en la escuela, especialmente en un contexto de matrimonios arreglados. Sabemos que si la esposa puede leer, es una primera batalla ganada para la educación de las niñas", añadió.
Durante varios años, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) respaldó actividades generadoras de ingresos para miembros de la Asociación de Madres que Enseñan, como Alou.
Según ella, la venta de leche y otras ganancias derivadas de la cría de cabras y ovejas le permite a su organización pagar la educación de sus hijos y realizar un seguimiento de la misma.
Las integrantes de la Asociación "estaban limitadas por su propio analfabetismo y por la falta de recursos", dijo Idrissa Diallo, director provincial de Educación Básica y Alfabetización en la nororiental provincia de Yagha, en el Sahel.
"Ellas reinvierten una porción de las ganancias en la educación de sus hijos, usando el dinero para comprar lámparas y aceite, posibilitando así que los estudiantes más pobres estudien por las noches", declaró a IPS.
Awa Traoré, directora de Educación Básica en la sudoccidental región de Hauts Bassins, sostuvo que las distintas filiales de la Asociación han logrado mejorar los ingresos de los hogares.
"Hicimos énfasis en que no alcanza con que las niñas se inscriban en las escuelas, y el mensaje se transmitió. En algunas clases actualmente hay más niñas que niños. Ahora les decimos que también apoyen a los varones", explicó Traoré en una entrevista con IPS.
De ahí que las localidades de Foloni y Oumbara, en Hauts Bassin, actualmente haya 66 por ciento de inscripciones de niñas, en comparación con apenas 15 por ciento de 2003, dijo.
Guigma señaló que "si una niña está enferma y la familia padece necesidades, las integrantes de la Asociación se ocupan de la pequeña. Pero si sospechan que hay una puja para lograr un matrimonio arreglado, lo reportan ante la dirección de la escuela y actúan con discreción para impedir los matrimonios precoces o forzados".
Según Issa Alou, padre de Tasmakat, en la región del Sahel, los hombres que se oponen a las actividades de las mujeres ahora requieren un esfuerzo adicional.
"Les decimos que ir a la escuela no sólo ayuda a las propias niñas, sino que también, algún día, podrá ayudar a sus futuros esposos. Esto es para que los padres no entreguen a sus hijas a matrimonios precoces cuando tienen problemas económicos", explicó.