«Fue consensual, no le debo disculpas a nadie más que a mi esposa y a mis dos hijos. Son los que están sufriendo por esto, al igual que yo», señaló Sabar Kashur, un árabe israelí de Jerusalén oriental.
El hombre de 30 años, residente del barrio de Shuafat, fue condenado por un tribunal israelí a 18 meses de prisión por "violación mediante engaño".
La polémica gira en torno a si el fallo pretende proteger a las mujeres o es una mera expresión de racismo.
En septiembre de 2008, un mediodía que Kashur salía de un comercio en Jerusalén donde había comprado cigarrillos, una mujer de poco menos de 30 años se puso a hablar con él y le dijo que estaba interesada en su scooter, que él usaba para entregar documentos legales, relató el joven árabe.
Los dos se dirigieron a un edificio cercano y mantuvieron rápidas relaciones sexuales en el techo.
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Cuando la mujer, que, según él, dijo llamarse Maya, se enteró de que Kashur no era judío, sino árabe, y lo denunció a la policía.
Él se habría presentado como soltero judío que buscaba una relación seria, indicó el tribunal.
Kashur fue acusado de violación y agresión indecente. Tras negociaciones entre la fiscalía y la defensa, el cargo se modificó por "violación mediante engaño".
El joven sostiene que le dijo que era soltero, pero nunca que era judío.
"Hablamos. Nunca fingí. Dije que mi nombre es Dudu (apodo común de los judíos israelíes) porque así es como todo el mundo me conoce. Hasta mi esposa me llama así", declaró al periódico Haaretz, que dio una amplia cobertura al asunto.
El encuentro de 15 minutos "arruinó mi vida", dijo Kashur al canal dos desde su casa, donde está confinado desde un año y medio. Tiene esposas electrónicas en su tobillo.
Se desconoce la identidad de la mujer, quien no ha hecho declaraciones públicas sobre lo sucedido.
"Cualquier persona hubiera hecho lo mismo que yo", declaró al periódico The Observer.
Al igual que muchos palestinos de Jerusalén, cuando interactúan con judíos usan un nombre israelí común. Además habla muy bien hebreo.
Con el respaldo de dos jueces, el vicepresidente del tribunal del distrito de Jerusalén, Zvi Segal, escribió en el veredicto que no fue una "clásica violación por la fuerza" y que las relaciones sexuales fueron consensuadas, pero que el consenso fue obtenido mediante engaño y falsas pretensiones.
"Si no hubiera creído que se trataba de un judío soltero interesado en mantener una relación seria, no habría cooperado", apuntó. El tribunal debe proteger a la población "de delincuentes con mucha labia y capaces de engañar a víctimas inocentes por un costo insoportable, sus cuerpos y almas sagradas", añadió Segal.
Los abogados de Kashur recurrieron ahora a la Corte Suprema de Justicia de Israel. El caso tiene algunos antecedentes.
El alto tribunal rechazó hace dos años una apelación por otro caso de violación. Un hombre se hizo pasar por un funcionario estatal y prometió a varias mujeres que las ayudaría a conseguir un apartamento estatal y a mayores prestaciones si accedían a tener relaciones sexuales con él.
El dictamen del tribunal tipificó el hecho de violación porque "el hombre no dijo la verdad sobre asuntos importantes y, debido a la tergiversación, logró que una mujer mantuviera relaciones sexuales con él".
Otros casos similares en que los hombres deformaron la información de esa forma fueron acusados de fraude.
La opinión de muchos israelíes, de que Kashur es responsable de fraude, pero no violación, es compartida por la oficina de abogados de oficio.
"El tribunal del distrito exagera al tipificar violación cada vez que una persona miente sobre su identidad", dijo a IPS un funcionario de esa oficina.
"Todos tenemos cualidades diferentes. Una persona tiene derecho a mantener relaciones sexuales con otra conociéndola. No veo la diferencia entre hacerse pasar por judío si eres árabe o decir que eres un piloto adinerado si no tienes un céntimo", declaró al periódico Haaretz la presidenta del Centro Noga para Víctimas de Delito, Dana Pugach.
"Sabar Kashur se hizo pasar por ser humano. Quería ser una persona como cualquier otra", señaló Gideon Levy, al argüir que se trata de un fallo racista.
"Le hago una sola pregunta al juez. ¿Qué hubiera pasado si fuera un judío que fingió ser musulmán y hubiera tenido relaciones sexuales con una musulmana? ¿Lo habrían condenado por violación?", escribió Levy en una columna de Haaretz.
"La respuesta es, por supuesto, que no. El veredicto tiene el tufillo de la pureza racial, de no toques a nuestras hijas", concluyó.
Sin querer, Kashur dio una pista de su paradero a la policía.
El joven ingresó añadió a sus contactos el celular de Maya. Al mes se topó con el número y no sabía de quién era. "Llamé para averiguarlo y me di cuenta que era de la joven y le dije ¿puedo verte?, relató.
Tres días después lo llamó la policía.
Por la notoriedad que adquirió el caso, sus abogados creen que el fallo de la apelación puede salir rápido.
Mientras, "no puedo salir de mi casa ni trabajar ni alimentar a mis hijos", se lamentó Kashur.