Un ingenioso columnista de prensa dijo alguna vez que en Washington el barco del Estado hace agua por el techo y no por el fondo.
Quizás las cosas no estén mejor en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a juzgar por las circunstancias en que se filtró un documento confidencial de 50 páginas en las que el secretario general, Ban Ki-moon, es crucificado políticamente por una de sus funcionarias de más alto rango.
IPS fue el primer medio que tuvo acceso total al documento y lo publicó el jueves 22 en su sitio web de TerraViva: http://ipsterraviva.net/uploads/UN/UN/report.Pdf.
En respuesta al devastador ataque ejecutado por la saliente subsecretaria general adjunta Inga-Britt Ahlenius, Ban sostuvo que siempre estuvo abierto a la "crítica constructiva".
"Pero, como servidores públicos, tenemos reglas y procedimientos. En este caso, la confianza y las obligaciones se quebraron", agregó.
El secretario general dijo el jueves en una reunión de altos consejeros que era lamentable que un documento confidencial hubiera sido filtrado a la prensa.
El diario The Washington Post publicó el lunes la noticia, pero reproduciendo sólo unos fragmentos del informe en el que Ahlenius, jefa de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna de las Naciones Unidas (OSSI) y ex auditora general de Suecia, desafía la conducción misma del secretario general.
Ahlenius acusa a Ban de excederse en el ejercicio de su autoridad al nombrar altos cargos, de proceder con doble moral en las destituciones y de carecer de facultades de buena gobernanza.
La lista de acusaciones disparó un terremoto político en la Secretaría General y un veloz realineamiento de los principales asesores de Ban.
Angela Kane, subsecretaria adjunta para el Departamento de Administración, dijo a la prensa que había "numerosas inexactitudes" en el informe de Ahlenius, pero "sus contenidos deben ser tomados con seriedad".
Interrogada sobre si el texto debió publicarse, contestó que era un memorando interno y una herramienta de administración que no fue concebida como documento público.
Un embajador de un país en desarrollo dijo a IPS que las revelaciones del documento eran "escandalosas".
Es posible que los estados miembros de la ONU soliciten al secretario general un desmentido de las acusaciones punto por punto, agregó.
Tras pasar varios años trabajando para las Naciones Unidas, Ahlenius sirvió el último quinquenio como jefa de la OSSI, el cuerpo investigativo del foro mundial.
"No hay transparencia (y) falta rendición de cuentas. En lugar de apoyar el control interno, señal de buena gobernanza y de un liderazgo fuerte, usted se ha esforzado en manejarlo, lo que equivale a socavarlo. No veo ninguna señal de reforma en la Organización", sostuvo Ahlenius en su "Informe de finalización de funciones".
Los ataques de Ahlenius fueron agudos y furiosos:
– "Llevará tiempo ver el daño causado por el débil secretario general, porque el proceso de deterioro y debilitamiento de la organización y la Secretaría es furtivo".
– "La ausencia de liderazgo y conducción estratégica se manifiesta por sí misma no sólo en el fracaso en materia de cambios y reforma de la organización, sino como una suerte de "adhocracia": se lanzan "reformas" desintegradas y mal concebidas, sin un análisis adecuado, sin entendimiento y sin visión holística".
-"Usted está socavando la autoridad de sus colaboradores de mayor jerarquía concediéndoles mandatos cortos, de un año, y ejerciendo su autoridad directa en el nombramiento de su personal".
– "Los altos cargos politizados, una cultura que impregnará toda la organización, comprometiendo el reclutamiento basado en los méritos, socavando la excelencia y rebajando la moral, (llevarán a que) la salud y capacidad de la Secretaría sean ignoradas".
-"Sin embargo, ni usted, ni el subsecretario general, ni el jefe de gabinete ni el vicejefe de gabinete han estado dispuestos a ninguna entrevista (sobre la Evaluación de Riesgo en el Secretaría)".
-"La Evaluación de Riesgo se lleva a cabo en su interés, y esperábamos que usted y su personal más cercano estuvieran comprometidos y contribuyeran a sus conclusiones. Sin embargo, pese a numerosos recordatorios, no hemos podido acceder a usted ni a su personal y por tanto deberemos terminar la Evaluación de Riesgo sin sus aportes crucialesy someterla a su consideración para su posterior debate".
El informe cita al menos a un delegado que se quejó ante el Quinto Comité de la Asamblea General, encargado de la administración y el presupuesto, de que "la cultura general de la Secretaría no muestra mucha mejoría en rendición de cuentas ( ) La organización no debería seguir siendo una red de protección para los incompetentes".
Y esto, sostiene el informe, procede irónicamente de un delegado de Corea del Sur, el país del secretario general.
La cultura de la ONU ha sido tradicionalmente de secretismo, afirma el texto, "que poco hace en nuestro favor, sólo sirve para alimentar rumores, chismes y desconfianza dentro de la organización y entre ésta y sus actores externos, incluyendo a los medios".
En el vacío que crea el secretismo, el público y los medios dependen de información de fuentes informales, "filtraciones" bien o mal intencionadas.
"Lamentablemente, esas filtraciones son vistas en la Secretaría como un motivo para restringir aún más la información y para investigarlas, en lugar de ser vistas como un argumento para ampliar la transparencia. A su propia Oficina Ejecutiva se la ve como consumida por las filtraciones".
"La transparencia sirve a largo plazo para mejorar la organización e instaurar una cultura de responsabilidad y rendición de cuentas que usted dice buscar".
"No veo ningún esfuerzo para cumplir con su declarado compromiso de ampliar la transparencia".
De modo implícito, Ahlenius retrata a Ban muy mal en comparación con los tres anteriores secretarios generales.
Boutros Boutros-Ghali instauró el liderazgo intelectual de la Secretaría, dice. Kofi Annan reforzó el rol del secretario general como "promotor de normas" mundiales y, a la vez, como diplomático preeminente y alto negociador.
Dag Hammarskjold fue quien definió y se pronunció sobre ese doble papel. Él sostenía que "la Carta (de las Naciones Unidas) da al secretario general un rol político explícito". Su activa y exitosa intervención en crisis internacionales fue la prueba de su convicción.
¿Pero dónde queda Ban?
"Lamento decir que la Secretaría está en un proceso de decaimiento. No sólo se está despedazando en silos, la Secretaría vaga sin rumbo, para usar las palabras de uno de mis colegas", dijo Ahlenius.
"Me preocupa que estamos en camino de la decadencia y la pérdida de relevancia. En breve, se nos ve cada vez menos como un socio relevante para la solución de los problemas mundiales", subrayó.
Esto inevitablemente coloca a las Naciones Unidas en peligro de no poder cumplir su mandato. "En definitiva, esto va en detrimento de la paz y la estabilidad del mundo. Y es tan triste como grave".