La producción ilegal de madera disminuyó 22 por ciento en el mundo desde 2002, según un informe divulgado este jueves por Chatham House. La tendencia beneficia a las comunidades dependientes del recurso y contribuye a paliar las consecuencias del cambio climático.
Luchar contra la práctica ilícita es de primordial importancia, dijo a IPS Sam Lawson, responsable del estudio "Tala ilegal y comercio afín: Indicadores de la respuesta global".
"La tala ilegal es una de las principales causas de la deforestación, la que contribuye al cambio climático y a la destrucción del sustento de las comunidades y del ambiente de especies típicas" de bosques, apuntó.
El estudio analiza todas las etapas de producción y procesamiento hasta el consumo, analizando país por país. Las naciones productoras son aquellas como Brasil, Camerún, Ghana, Indonesia y Malasia, donde se corta la madera que se procesa en China y Vietnam y se vende a Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Holanda y Japón para su consumo.
La tala ilegal cayó 50 por ciento en Camerún, entre 50 y 75 por ciento en la Amazonia brasileña y 75 por ciento en Indonesia en la pasada década, señala el informe.
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La disminución en esos tres países significa que se salvaron 17 millones de hectáreas de la degradación, una superficie mayor a la de Inglaterra y Gales juntas.
También se evitó la liberación de 14.600 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, la mitad del gas contaminante emitido por la actividad humana cada año, según el documento.
Disminuir la cantidad de dióxido de carbono liberado a la atmósfera es fundamental para combatir el recalentamiento global.
"Si podemos reducir la cantidad de dióxido de carbono liberado al ambiente por la deforestación, hay menos posibilidades de que el recalentamiento sea perjudicial", dijo Lawson a IPS. "Se trata de mitigar y de disminuir los efectos del cambio climático", apuntó.
Además de los beneficios ambientales, la disminución de la tala ilegal beneficia a las comunidades que dependen de la selva para vivir.
El estudio de Chatham concluyó que si la tala es legal en los tres países productores de madera se generarán 6.500 millones de dólares, más del doble del monto anual destinado por la asistencia al desarrollo a la educación primaria.
Pero hay otras prácticas ilegales y perjudiciales que son menos visibles y que representan un gran problema, como las empresas que cortan árboles fuera del área permitida y la concesión de permisos ilícitos para limpiar la floresta para cultivar, señala el informe.
La industria maderera contribuyó a la degradación de más de cinco millones de hectáreas de selva en el mundo, el año pasado, y liberó más de 3.000 millones de toneladas de dióxido de carbono.
La tala es sólo uno de los elementos del proceso de producción ilegal, el consumo ilícito es igual de importante.
El estudio realizado por Chatham en 2008 identificó empresas en cinco países "consumidores" que compraron unos 17 millones de metros cúbicos de maderas y derivados por unos 8.400 millones de dólares.
La mayoría de la madera había sido procesada en contrachapado y muebles.
Se están implementando varias leyes y normas destinadas a combatir el negocio ilegal en la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.
En la UE hay mayor conciencia sobre el asunto gracias al Acuerdo de Asociación Voluntaria. El Parlamento Europeo aprobó la semana pasada leyes que entrarán en vigor en 2012.
En Estados Unidos, la Ley Lacey se reformó para combatir la tala ilegal.
El próximo paso, según el estudio, es que otros países muy involucrados en la producción y el consumo aprueben medidas similares. Los ojos están puestos en China, el mayor importador y exportador de madera ilegal.
Actualmente ese país importa 20 millones de metros cúbicos al año, más de cinco por ciento de la producción de los cinco países "consumidores" juntos.
"La próxima medida es que Japón y China promuevan el mismo tipo de legislación que Estados Unidos y la UE están implementando", dijo Lawson a IPS. "Si lo hacen, se habrán cerrado los mayores mercados de madera ilegal", añadió.
"Los sistemas y las normas de control ambiental no tienen sentido si la mayoría de la tala es ilegal", señaló. "Es fundamental hacer cumplir la ley", añadió.