Hace seis meses, un terremoto devastó a éste, el país más pobre del hemisferio occidental, enterrando su frágil infraestructura.
El sismo de magnitud 7.0 en la escala Richter mató a 230.000 personas, y sus efectos secundarios hambre, agua contaminada, aumento de precios, falta de refugios y carencia de saneamientotodavía afligen a los sobrevivientes. Mientras, se acerca la peor temporada de huracanes en años.
En Washington, funcionarios analizaron la tarea de asistencia que queda por delante.
"Hemos pasado la crisis inmediata y estamos comenzando a mirar a largo plazo. Esto es siempre un reto en este tipo de circunstancias", dijo Cheryl Mills, consejera y jefa de gabinete de la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Clinton.
Mills señaló que el principal desafío en estos momentos es darle un techo a los afectados, aún alojados en tiendas de campaña. Aunque la comunidad internacional prometió suficientes refugios como para albergar a 600.000 personas, es difícil encontrar tierras para construirlos.
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La funcionaria dijo a periodistas el lunes, cuando se cumplieron exactamente seis meses de la tragedia, que la comunidad mundial estaba comprometida con los esfuerzos para trasladar a los sobrevivientes a refugios "donde puedan alojarse en forma confortable durante tres a cinco años antes de mudarse a viviendas permanentes".
Resolver este problema será "uno de los más grandes desafíos para los próximos meses", sostuvo.
Para complicar la situación, huracanes podrían poner en riesgo gran parte de los progresos. El Centro de Predicción Climática de Estados Unidos informó la semana pasada que se habrían desarrollado condiciones relacionadas con el fenómeno de La Niña que podrían desatar tormentas en el océano Atlántico y en el mar Caribe en el corto plazo, afectando seriamente a países insulares como Haití.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense ya había alertado en mayo que la temporada de huracanes en la región sería entre "activa y extremadamente activa".
Haití fue devastado por cuatro huracanes en 2008.
En marzo pasado, representantes de gobierno reunidos en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York prometieron 5.300 millones de dólares a Puerto Príncipe tras el terremoto. Pero hasta ahora sólo han entregado 10 por ciento de esa suma.
El ex presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001) y el primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, que co-presiden la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití, reconocieron esta falta y expresaron su deseo de que el resto del dinero llegue pronto.
"Al no haber plazos confiables para los desembolsos, la Comisión no puede planificar, financiar proyectos o responder en forma rápida a necesidades inmediatas", escribieron en un editorial para el periódico The New York Times el viernes pasado.
Ambos señalaron que Haití ha tenido suerte de no haber sido aún afectado por otro desastre natural, y señalaron que el desembolso de los recursos debía ser racionalizado.
No obstante, reconocieron varios progresos.
"¿Ha sido el proceso de reconstrucción lo suficientemente rápido y con el alcance que muchos de nosotros esperábamos? No, no cuando tantos haitianos siguen sin hogar, hambrientos y desempleados. ¿Se han hecho progresos? Sin duda que sí. Pero debemos, todos los involucrados en la recuperación de Haití, hacer más", señalaron.
Mills destacó que no se hayan producido significativos brotes de enfermedades, pero señaló que todavía existe mucho trabajo por delante para asegurar la salud de la población, no sólo por causa del terremoto sino también por las malas condiciones que ya existían antes del desastre.
"La métrica de la salud (conjunto de indicadores) es mucho mejor hoy en Haití que antes del terremoto. Esto no es necesariamente (considerado) una muestra de lo bien están las cosas, sino una constatación de algunos de los desafíos con los que se inicia (el trabajo) en lugares como Haití", indico.
La Organización Mundial de la Salud señaló que 90 por ciento de los habitantes de Puerto Príncipe afectados por el terremoto tienen hoy acceso a servicios de salud, contra 56 por ciento de los haitianos antes del desastre. Mientras, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia informó haber inmunizado a más de 275.000 niños y niñas contra potenciales enfermedades mortales.
Rajiv Shah, administrador de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), también señaló la necesidad de "ayudar mejor a Haití a reconstruirse". Como ejemplo citó los esfuerzos e Puerto Príncipe para capacitar a trabajadores locales en técnicas de construcción para que las paredes sean entre dos y tres veces más fuertes que las que existían antes del sismo.
No obstante los avances, permanecen claros problemas. Escombros, basura y aguas servidas abundan en las calles, según informes.
"Sabemos que afrontamos retos reales e importantes. Un tremendo desafío es cómo remover 25 millones de metros cúbicos de escombros, que probablemente son 20 veces más de los dejados por otras tragedias, como en (los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra) el World Trade Center" en Nueva York, dijo Shah.