El nuevo plan de Estados Unidos para mejorar su arsenal nuclear, aunque se imponga una reducción, puede dificultar los esfuerzos de la comunidad internacional para detener la propagación de armas de destrucción masiva, advierten analistas.
"Mientras Estados Unidos continúe confiando en su arsenal nuclear para seguridad, es difícil mantener el argumento de que otros países deben abstenerse de seguir ese camino", dijo David Krieger, presidente de la Nuclear Age Peace Foundation, con sede en Estados Unidos, quien sigue los resultados de las conversaciones en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la materia.
Krieger hizo el comentario después de que la Federación de Científicos Estadounidenses (FAS, por sus siglas en inglés), una organización independiente con sede en Washington, diera a conocer un documento en el cual señala que el gobierno estadounidense de Barack Obama se propone reducir sus reservas nucleares en casi 40 por ciento para fines de 2020.
Como otros partidarios del desarme, Krieger celebró los recortes previstos, pero no está seguro de que ello allane el camino para la total eliminación de las armas nucleares, una tarea que la mayoría de los estados miembros de la ONU, así como su secretario general, Ban Ki-moon, quieren que sea tomada en serio.
"Yo veo beneficiosas todas las iniciativas tendientes a reducir los arsenales nucleares", dijo a IPS Krieger. "Sin embargo, me parece que falta en la iniciativa del Departamento de Defensa un sentido de urgencia y un plan negociado para llegar a arsenal nuclear cero", acotó.
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El nuevo plan sugiere que, pese a la significativa reducción de las reservas existentes, Estados Unidos debe continuar en posesión de por lo menos 3.000 a 3.500 armas de este tipo después del final de la siguiente década.
Estados Unidos ha declarado poseer 5.113 armas nucleares, de las cuales cerca de 2.700 son ojivas operativas.
Este país no sólo continuaría manteniendo y modernizando sus instalaciones después de la reducción de las reservas existentes, sino que también gastaría más dinero que nunca antes.
Según la Administración Nacional de Seguridad Nuclear de Estados Unidos, los costos anuales de los complejos se incrementarían desde los 7.000 millones de dólares del año fiscal 2011 a más de 8.000 millones de dólares en 2017 y a más de 9.000 millones de dólares en 2030.
El programa indica que la infraestructura del sistema mantendrá "ojivas activas, adicionales y de reserva", pero no estará diseñada para volver a "los arsenales históricos de la Guerra Fría o responder rápidamente a las alzas de producción".
¿Esto significa que Washington está poniendo en duda el cumplimiento de sus obligaciones con la comunidad internacional en virtud del Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, por sus siglas en inglés), que exige que todos los estados que declaran armas nucleares den "pasos significativos" hacia la eliminación de estos arsenales?
Observadores independientes tienen sus dudas.
"Esto atenta contra el derecho internacional que indica que Estados Unidos debe actuar 'de buena fe' y respetar el artículo VI del NPT referido a la obligación de negociar un desarme nuclear", dijo sobre este nuevo plan, John Burroughs, presidente del Comité de Abogados sobre Política Nuclear, con sede en Nueva York.
La Revisión de la Postura Nuclear preparada por el gobierno de Obama contempla que la "reducción del papel y el número de armas nucleares" demostrará el cumplimiento por parte del país de la obligación del desarme conforme al NPT. Pero algunos expertos no están convencidos de ello.
"Aunque bienvenidos", dijo Burroughs, "los recortes no son suficientes". Para demostrar su punto de vista, cita la opinión consultiva de 1996 de la Corte Internacional de Justicia, que concluyó que el artículo VI del NPT exige a los estados "emprender de buena fe y llevar a término las negociaciones del desarme nuclear bajo estricto y efectivo control internacional".
Una resolución de la Asamblea General de la ONU saluda la decisión de la Corte y pide que las negociaciones para prohibir y eliminar las armas atómicas globalmente sean el medio para responder a las obligaciones del NPT. Ban también ha expresado su apoyo a ese llamado.
Para Burroughs, los recortes unilaterales propuestos por Obama caminan sobre una senda alternativa y son fomentadas por las obligaciones del NPT. Pero, advierte, "desafortunadamente, que la Revisión de la Postura Nuclear ata las reducciones de Estados Unidos a la necesidad de evitar la gran disparidad con la capacidad nuclear con Rusia".
El jurista piensa que Estados Unidos podría reducir sus arsenales a niveles mucho menores "por su propia cuenta" —en pocas decenas de cientos de armas— sin poner en tela de juicio una respuesta a un ataque nuclear.
En 1964, el entonces secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert McNamara, propuso que el arsenal del país tuviera el tamaño necesario para la "destrucción asegurada" de la Unión Soviética.
Agregó que "la destrucción de 25 por ciento de la población", que implicaba entonces 55 millones de personas en esa potencia hoy desaparecida, y "más de dos tercios de su capacidad industrial significaría su destrucción".
McNamara calculaba que esto requería cerca de 400 armas nucleares del tipo que Estados Unidos tenía entonces para lograr ese nivel de devastación. Estimaba, además, que "la proporción del total de población total destruida sería incrementada en cerca de 100 puntos porcentuales" si Estados Unidos usaba 800 armas nucleares.
"El criterio McNamara para Rusia (la muerte de 25 por ciento de su población de la Unión Soviética encabezada por esa república) podría seguirse hoy con sólo 51 de las armas nucleares modernas de Estados Unidos", dijo a IPS Zia Mian, del Programa sobre Ciencia y Seguridad Global de la Universidad de Princeton, citando un estudio de 2001 del no gubernamental Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.
"Se necesitarían menos de 400 armas para alcanzar esa meta en China", señaló.
Por su parte, Krieger sostuvo que un "compromiso de cero armas nucleares dentro un plazo razonable" requiere de la apertura de negociaciones de un nuevo tratado, una Convención de Armas Nucleares, "para la reducción gradual, verificable, irreversible y la eliminación transparente de todas las armas de ese tipo".
"Dentro de este marco, las reducciones podrían ser medidas frente a la meta de eliminar las armas nucleares de los arsenales de todos los estados", dijo.
"Mientras tanto, grandes gastos para mantener y mejorar el arsenal nuclear parecen ir en la dirección equivocada y probablemente conducirá a los otros estados a dudar de la sinceridad de Estados Unidos en la búsqueda de un mundo sin armas nucleares", concluyó.