El libre comercio de recursos naturales podrían causar serios estragos en el ambiente y en el desarrollo de África, alertaron expertos.
Muchos países africanos siguen la estrategia de exportar todas las materias primas que pueden, ya que no compiten en manufacturas ni en servicios, explicó a IPS el director del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD, por sus siglas en inglés), Mark Halle, al comentar el Informe de Comercio Mundial 2010.
El IISD es un instituto de investigación con sede en Ginebra dedicado entre otros temas al comercio y a los subsidios internacionales.
El informe, presentado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) el 23 de este mes, señaló que la pesca, la silvicultura, los combustibles y la minería representaron 24 por ciento del comercio mundial en 2008. Los combustibles dan cuenta de tres cuartas partes de este comercio y han experimentado un rápido crecimiento desde 2000.
El comercio dentro de África continúa a niveles extremadamente bajos, mientras que la mayoría de las exportaciones del continente siguen siendo materias primas, en particular relacionadas con la energía.
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Las regiones ricas en recursos naturales los venden en su mayoría a naciones industrializadas. En 2008, las exportaciones de materias primas africanas sumaron 408.000 millones de dólares, de las cuales 86 por ciento fueron combustibles.
Según Michele Ruta, de la división de investigación económica de la OMC, el sector de los recursos naturales se ve más afectado por las regulaciones a la exportaciones que por las aplicadas a la importación.
Los grandes exportadores por lo general imponen restricciones cuantitativas e impuestos a las ventas al exterior, mientras que las tarifas a la importación en las naciones más avanzadas son bajas, señaló.
"La mayor atención de la OMC ha estado en la reducción de las tarifas a la importación, pero en el caso de los recursos naturales no es el gran tema. Pocos países aplican impuestos a la importación de petróleo, por ejemplo", dijo Joost Pauwelyn, profesor de derecho internacional en el Instituto de Posgrado para Estudios Internacionales y de Desarrollo, con sede en Ginebra.
"Las restricciones a la producción, los impuestos a las exportaciones y al consumo (son medidas que) no violan las disposiciones de la OMC, pero algunas son dañinas e ineficientes", sostuvo.
"Un organismo comercial como la OMC debería hacer algo al respecto. El libre comercio es más importante en los recursos naturales que en otros sectores", añadió.
Sin embargo, Halle alertó sobre los peligros de liberalizar aun más las exportaciones.
"Las naciones en desarrollo han sido forzadas a reducir sus tarifas a la importación a través de diferentes rondas de comercio y han perdido sus fuentes de ingresos públicos. Deben intentar componerse, y eso es lo que hacen los impuestos a las exportaciones", dijo a IPS.
"¿Esos gravámenes llevan a una ineficiencia económica? Sí, probablemente, pero la respuesta no es exportar más recursos naturales para compensar la pérdida de ingresos, a lo que pueden estar tentados, porque esto traerá problemas ambientales", alertó.
"¿Qué están buscando? ¿Mejor desarrollo en África o máximo de eficiencia comercial?", preguntó.
Según el informe de la OMC, políticas internas como los impuestos al consumo, las regulaciones técnicas y los subsidios son ampliamente usadas por países exportadores.
Para Halle, los subsidios son un caso particular. La mayoría no afectan el comercio. "¿Pero es el mejor uso de dinero público?", preguntó. Por ejemplo, los combustibles fósiles son subsidiados en varios países africanos. Los gobiernos fijan un precio para la gasolina, y si el precio del mercado es más alto pagan la diferencia.
"El tema es: ¿qué intenta hacer el gobierno? La mayor parte del tiempo, la respuesta es: intenta ser reelecto. Pero si tu propósito es mejorar el transporte, entonces el dinero debe ser invertido en transporte público para ayudar a los más pobres que no cuentan con vehículos. Los subsidios benefician sólo a la clase media en la mayoría de los casos", explicó.
Por tanto, el dinero que un país necesita para la salud y la educación es volcado en subsidios para la clase media en una forma que promueve la energía en base a carbón.
"Es una estrategia muy mala. Pero no es un problema solo africano. La Unión Europea y Estados Unidos hacen lo mismo. Los subsidios son casi siempre determiandos por consideraciones políticas", indicó.
El informe de la OMC también señaló que los recursos naturales experimentan una alta volatilidad de precios.
"Hay mucha conversación sobre la volatilidad de precios, pero la volatilidad de ingresos también es importante", dijo a IPS Claudine Sigam, encargada de proyectos de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad) sobre optimización de recursos naturales en África.
Uno de los peligros sobre la excesiva dependencia en los recursos naturales es la llamada "enfermedad holandesa", explicó.
En los años 70, un sorpresivo descubrimiento de gas en Holanda trajo una ola de inversiones que elevó el valor de la moneda local, encareciendo las exportaciones y haciendo menos competitivo el sector manufacturero.
Un importante punto de la "enfermedad holandesa" es el lapso de tiempo que transcurre entre el descubrimiento del mineral y el momento en el que comienza a entrar el dinero, señaló Sigam.
Para cuando son firmados los primeros contratos y las compañías extranjeras empiezan a pagar impuestos, han pasado siete años, indicó.