Los países de África deberían ampliar su base impositiva para obtener más recursos y así financiar su desarrollo, consolidar las instituciones públicas y mejorar el diálogo nacional, concluyeron dos estudios.
El Panorama Económico Africano 2010, auspiciado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), grupo representa a naciones ricas, aclaró que esto no necesariamente significaba aumentar los impuestos.
En cambio, los gravámenes deben ser aplicados a diferentes actividades económicas, desde las industrias de extracción hasta los ingresos personales, mientras que las exenciones deben ser eliminadas en forma sistemática.
En el largo plazo, "los países de África deberían crear una elite altamente calificada, bien pagada y honesta dedicada a la administración impositiva para garantizar que el Estado recaude todos los recursos necesarios para financiar programas de desarrollo", dijo a IPS Jean-Philippe Stijns, principal autor del estudio.
Stijns, economista de la oficina en África y Medio Oriente del Centro de Desarrollo de la OCDE, citó dos ejemplos de países africanos que cuentan con este tipo de elite.
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"Uganda y Ruanda, dos de las naciones con los menores ingresos en el continente africano y que han sufrido guerras civiles devastadoras en el pasado reciente, han podido crear una calificada y eficiente administración fiscal consistente en una elite de funcionarios públicos aislados de las luchas políticas", señaló.
Si países con bajos ingresos son capaces de esto, todas las demás naciones africanas pueden lograrlo, sostuvo Stijns.
Pero una reforma de la administración impositiva "también debe crear un sistema moderno basado en el cumplimiento voluntario de los contribuyentes, respaldado por auditorias selectivas para supervisarlo", añadió. Además, en países de bajos ingresos, donde las capacidades técnicas en los sectores público y privado son débiles, los sistemas fiscales deben ser relativamente simples y transparentes, fáciles de entender y de cumplir por parte de los contribuyentes.
Stijns subrayó además que eliminar las exoneraciones fiscales era crucial para la eficiencia. "Un buen ejemplo de los beneficios y de la viabilidad de eliminar las exenciones es Marruecos", dijo a IPS.
Ese país del norte africano realizó un estudio para constatar todas las exoneraciones que existían en su sistema. "La investigación concluyó que éstas eran arbitrarias y extremadamente costosas en términos de ingresos para el Estado. El estudio creó conciencia entre los legisladores marroquíes y los llevó a cuestionar y eliminar esas exenciones", indicó.
El experto sugirió que se realizaran estudios similares en los demás países africanos.
El Panorama Económico Africano 2010, redactado por expertos del Banco Africano de Desarrollo y de la Comisión Económica para África, confirmó que las economías de ese continente fueron debilitadas por la última recesión mundial, en momentos que eran sometidas a fuerte presión para alcanzar los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas para el Milenio.
La crisis mundial detuvo sorpresivamente lo que era un periodo de expansión para África. El crecimiento económico promedio en el continente cayó de seis por ciento en 2006-2008 a 2,5 por ciento en 2009. También redujo los ya magros ingresos impositivos, especialmente en los países más pobres.
Además de incrementar las ganancias del Estado, los sistemas fiscales ofrecen múltiples beneficios democráticos e institucionales para las naciones en desarrollo, destacó Stijns.
"Más allá de la eficiencia en la recaudación está el tema más importante de la credibilidad política del Estado y el grado en el cual los contribuyentes creen existe un verdadero contrato social", dijo Stijns a IPS.
"Al ayudar a los estados africanos a ampliar su base impositiva se les está dando incentivos para involucrarse más directamente con sus ciudadanos y considerar mejor sus necesidades", insistió. Estos incentivos también estimulan la construcción de legítimas instituciones públicas y fortalecen el diálogo social.
Esas conclusiones concuerdan con las de otro informe, titulado "Impuestos de África en foco", realizado por la organización Red por Justicia Fiscal, con sede en Londres, que reúne varios estudios recientes de economistas africanos, europeos y estadounidenses.
Samuel Fakile, profesor de economía y finanzas estatales en la Universidad de Covenant, en Nigeria, dijo a IPS que los "ingresos fiscales son relativamente bajos en la mayoría de los países de África".
"Recaudar más ha sido difícil por la débil legitimidad del Estado, y los impuestos por lo general no se han traducido en mejoras del servicio público", añadió.
"El sistema tributario es central para la gobernanza. Tiene potencial de moldear las relaciones entre el Estado y la sociedad en formas significativas y particulares. En Europa, los impuestos no sólo han ayudado a crear el Estado, sino a darle forma", indicó.
Fakile se quejó de que la liberación comercial mundial haya obligado a los países africanos a reducir sus tarifas y por tanto recaudar menos. Una mayor liberalización sólo empeorará las cosas, alertó.
También llamó a la abolición de las zonas libres de impuestos. Estas "llevan a reducir la base impositiva, complican aun más la administración fiscal y son una importante causa de pérdida de ingresos", dijo Fakile.