La justicia moderna de Alemania nunca había tratado un caso de piratería hasta el 11 de este mes, cuando 10 marineros somalíes, incluyendo niños, fueron llevados ante un tribunal de la norteña ciudad de Hamburgo acusados de asaltar un buque de carga en el océano Índico.
Se trata de los primeros juzgados en Alemania en el marco de la Operación Atalanta, una iniciativa de vigilancia militar de la Unión Europea (UE) oficialmente creada para "ayudar a disuadir, prevenir y reprimir actos de piratería y robo armado en las aguas de Somalia".
Según la fiscalía, los marineros atacaron y ocuparon el 5 de abril el navío alemán Taipan. El buque fue liberado el mismo día por soldados holandeses que participaban de la Operación Atalanta.
La UE señala que los objetivos de la Operación son "proteger los navíos del Programa Mundial de Alimentos que distribuyen ayuda a personas desplazadas en Somalia, de los barcos vulnerables que cruzan la costa de ese país y la disuasión, prevención y represión de actos de piratería y de robo armado".
Desde diciembre de 2008, barcos, aviones de guerra y varios cientos de soldados del bloque patrullan el océano Índico para perseguir a los que consideran "piratas somalíes".
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Sin embargo, críticos de la Operación sugieren que el objetivo en realidad es proteger a los barcos europeos acusados por marinos de Somalia y organizaciones internacionales de otra forma de piratería: la pesca ilegal y el vertido de desechos tóxicos, incluyendo material radiactivo, en aguas del Cuerno de África.
Un ejemplo es lo que sucedió con el atunero español Alakrana. En octubre de 2009, piratas somalíes abordaron y tomaron control del barco acusándolo de realizar capturas no autorizadas.
Casi dos meses después, los piratas liberaron el barco tras recibir un rescate de unos cuatro millones de dólares, luego de varios intentos frustrados del ejército español de liberar al navío.
Las denuncias somalíes de que el atunero pescaba ilegalmente en el océano Índico nunca fueron investigadas. "Es casi seguro que el Alakrana capturaba especies que están en peligro", sostuvo Jack Thurston, activista radicado en Londres dedicado a estudiar los subsidios del bloque a firmas pesqueras europeas.
Thurston, fundador y director gerente del grupo Fishsubsidy.org, dijo a IPS que "la construcción del Alakrana fue en parte financiada por los contribuyentes europeos con más de 4,2 millones de euros".
Las denuncias de que compañías de la UE han pescado ilegalmente y vertido basura en aguas de Somalia han sido frecuentes desde que el tsunami de diciembre de 2004 en el océano Índico arrastró a la costa de ese país africano contenedores llenos de desechos médicos, radiactivos y químicos.
Este descubrimiento casual fue luego confirmado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
"Informes iniciales indican que las olas del tsunami abrieron contenedores llenos de basura tóxica y desparramaron su contenido. Estamos hablando de que había de todo, desde desechos médicos hasta productos químicos", dijo entonces el portavoz del Pnuma, Nick Nuttal.
"Sabemos que estos materiales están en la tierra, han sido arrastrados por todos lados y posiblemente llevados a las aldeas", alertó.
Evidencia reunida por el Partido Verde Europeo y organizaciones ambientalistas muestra que empresas suizas e italianas han volcado desechos tóxicos en el océano Índico.
El representante especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Somalia, Ahmedou Ould-Abdallah, también ha repetidamente denunciado la pesca ilegal y la contaminación en las aguas somalíes.
Durante una conferencia de la ONU en julio de 2008, dijo a periodistas: "Como no hay un gobierno (efectivo en Somalia), existe mucha pesca irregular de parte de países europeos y asiáticos".
Ould-Abdallah también denunció esto ante las autoridades de la UE. Durante un encuentro con el comando de la Operación Atalanta en Mombassa, Kenia, el funcionario dijo que "no había duda" de que existía "pesca ilegal por parte de Asia y Europa".
En efecto, no caben dudas. Barcos europeos han estado realizando capturas ilegales prácticamente por todo el mundo, como lo muestran procesos judiciales en Canadá, Noruega, Estados Unidos y otros países.
Ante el agotamiento de los peces en aguas europeas, los barcos de la UE se ven obligados a ir otros destinos, como las costas de África occidental, de Angola y del océano Índico.
Las aguas somalíes son ricas en variedades de atún, todas muy preciadas en los mercados internacionales. Un informe de 2005 de la consultora europea de evaluación de recursos marinos MRAG estimó que la economía somalí perdía unos 90 millones de dólares al año por culpa de la pesca ilegal. Cálculos del Pnuma elevan la cifra a 300 millones de dólares anuales.
Esos datos llevaron al almirante alemán Lutz Feldt a exhortar a las autoridades de la UE a expandir la Operación Atalanta para combatir también las capturas ilícitas.
"Para muchos, la pesca ilegal es una forma rápida de hacer dinero, pero para la mayoría de las personas en Somalia representa una gran pérdida", dijo Feldt en el programa de televisión alemán Fakt.
Feldt recordó que, "según el derecho internacional, es un delito y debe ser considerado como tal".
Incluso compañías pesqueras europeas reconocen que están explotando el océano Índico en forma ilegal.
Durante una audiencia sobre la Operación Atalanta en el Parlamento Europeo en abril de 2009, representantes de organizaciones propietarias de barcos franceses y españoles dijeron a los diputados que había unos 40 navíos de la UE operando en el océano Índico para capturar tres o cuatro especies de atún.