La disminución de donaciones internacionales para la lucha contra el VIH/sida ampliará la brecha en África entre quienes reciben tratamiento y quienes no, además de socavar años de logros en la materia.
Muchas personas morirán por la falta de financiación, advirtió la organización Médicos Sin Fronteras.
Los logros en la lucha contra el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), son muy pobres, consideró Mit Philips, autora del informe "No hay tiempo para renunciar", divulgado por Médicos Sin Fronteras a fines de mayo.
"Cómo vamos a renunciar a la lucha a mitad de camino y hacer como si la crisis se hubiera terminado", preguntó. "Nueve millones de personas necesitan tratamiento de forma urgente en el mundo. Algunas de ellas podrán morir en los próximos años si no se toman las medidas necesarias ahora", remarcó Philips.
Los fondos anuales para la lucha contra la pandemia no han aumentado. Además disminuyeron los donantes en la mayoría de los países, lo que perjudica a los sistemas de salud más pobres.
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Philips se pregunta si el hecho de haber destacado los logros alcanzados, en vez del trabajo que queda por hacer, no repercutió en una menor presión pública en Europa y Estados Unidos.
"En Europa, el VIH se volvió una enfermedad crónica tratable. Es difícil para la gente comprender que en África sea tan distinto", añadió.
Dos de cada tres personas con VIH en África subsahariana, unas seis millones de personas, no reciben tratamiento. La falta de antirretrovirales en algunos países y las dudas sobre el financiamiento tienen consecuencias negativas en la planificación de los servicios de salud y, en especial, de los programas que suministran medicamentos.
La crisis financiera y los cambiantes enfoques de la lucha contra el sida derivaron en una nueva clasificación del destino de los fondos, en vez de ofrecer tratamiento aportan equipos o infraestructura y evitarse así costos recurrentes.
Pero las personas que están bajo tratamiento necesitan recursos para seguir recibiéndolo y las que todavía no toman medicación, no podrán acceder a menos que aumenten los fondos.
No se trata de mantener el monto actual en Sudáfrica, sino de aumentarlo para que más personas reciban tratamiento, según Mark Heywood, vicepresidente del Consejo Nacional contra el Sida.
Un millón de personas reciben antirrretrovirales, pero en los próximos cinco años, serán cinco millones. Sudáfrica no podrá asumir el costo.
Este país depende menos de los donantes que sus vecinos, pero la salud sigue careciendo de fondos.
"Eso no convierte a Sudáfrica en mendigo de la caridad internacional", indicó Heywood. "Lo que es claro es que el manejo de la epidemia es una responsabilidad internacional. La salud en un deber" de todo el mundo, añadió.
Asegurar el tratamiento contra el VIH no es simplemente una cuestión pragmática, sino también ética.
El gobierno sudafricano lleva adelante una campaña de información y análisis clínicos, que realizarán a unas 15 millones de personas en un año, pero no servirá de nada si no hay disponibilidad de medicamentos.
La retirada de los donantes de Sudáfrica no se sentirá sólo en el ámbito local, sino en África austral, sostuvo Heywood. Este país tiene relaciones intricadas y complejas con sus vecinos, lo que incluye a la gran población migrante. El problema no es sólo el VIH/sida, sino también el aumento de casos de tuberculosis y de sus múltiples variedades resistentes a los fármacos.
Es fundamental que todos los actores, donantes, gobiernos y beneficiarios, hagan frente a la crisis.
"No discuto el gran desperdicio de fondos de los donantes en algunos lugares, pero en definitiva, ¿cómo se sale de este círculo de falta de visión sobre el destino de los fondos?", preguntó Heywood.
El Fondo Global de Lucha contra Sida, Malaria y Tuberculosis, una organización internacional que congrega gobiernos, sociedad civil y el sector privado, está preocupado porque el compromiso de los donantes este año no sea suficiente y que no se pueda ampliar los programas contra la enfermedad.
"Me preocupa mucho que rechacen a las personas que necesitan tratamiento o las pongan en una lista de espera", señaló el profesor Michel Kazatchkine, director ejecutivo del Fondo Global.
"Los donantes deben permitirnos ampliar los programas de tratamiento y de prevención para que podamos ganar la lucha. De lo contrario, el sida, la tuberculosis y la malaria tendrán más fuerza en Sudáfrica y en otros países, un desastre sanitario y en materia de derechos humanos", añadió.
Algunos donantes, como Alemania, Gran Bretaña y Francia, quieren poner un límite a los aportes.
Este año se necesitarán 25.000 millones de dólares para que la lucha contra el sida sea efectiva, incluidos 7.000 millones de dólares para recibir tratamiento. Pero sólo habrá 14.000 millones, según el Programa Conjunto de Naciones Unidas contra el VIH-SIDA.
"No es momento para disminuir nuestros esfuerzos. Tenemos que redoblarlos", remarcó.