Las autoridades de Maldivas consideran como prioridad los derechos de las mujeres y están dispuestas a defenderlos, pero el extremismo religioso crece como obstáculo.
"No hay dudas de que el gobierno del presidente Mohamed Nasheed reconoce muchos problemas y está dispuesto a resolveros, pero existe una limitada capacidad debido los profundos temas culturales y religiosos" involucrados, dijo un periodista maldivo que prefirió no ser nombrado.
La parlamentaria Eva Abdulla, del Partido Democrático Maldivo principal fuerza de la coalición que llevó al poder a Nasheed en mayo de 2009 poniendo fin a 30 años de dictadura de Maumoon Abdul Gayoom— dijo que el gobierno cree firmemente en las políticas de acción afirmativa.
"El presidente ha ordenado un enfoque de género tanto en la creación como en la implementación de políticas", dijo. Subrayó, sin embargo, que la falta de funcionarios y de recursos está socavando las buenas intenciones de Nasheed.
Particularmente preocupante, dijo, es el creciente extremismo religioso en las Maldivas y su impacto en la vida de las mujeres, que representan aproximadamente 48 por ciento de los 340.000 habitantes.
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"La religión es también usada con demasiado frecuencia como excusa para limitar a las mujeres", añadió.
En Maldivas prevaleció el budismo hasta el siglo XII, cuando la mayoría de la población se convirtió a la rama sunita del Islam.
Abdulla cree que el gobierno y la sociedad civil, así como los medios, deben involucrarse activamente en los esfuerzos para frenar el aumento del extremismo y dar pasos tangibles para afrontar "el efecto adverso que esto tendrá en la vida de las mujeres".
Si bien las maldivas gozan de iguales oportunidades en muchos aspectos e integran ámbitos de liderazgo, rara vez están a la cabeza, según periodistas locales con los que habló IPS.
El acoso sexual en lugares de trabajo persiste. El jefe ejecutivo del estatal Banco de Maldivas debió huir del país tras ser acusado de ese delito.
Otro problema es la violencia doméstica. Las denuncias de violación son raras, y cuando se producen dentro del matrimonio no son consideradas un delito, dijeron activistas por los derechos de las mujeres.
Maldivas tiene el índice de divorcio más alto del mundo, con 10,97 casos cada 1.000 habitantes, según datos de la Organización de las Naciones Unidas.
Es común para las mujeres en esta pequeña nación insular del océano Índico casarse cuatro o cinco veces, ya que el Islam permite el divorcio, señalaron activistas.
Pero la mayor preocupación en los últimos meses ha sido el incremento del radicalismo islámico.
"Las conferencias religiosas aumentan y hay cierto apoyo gubernamental a estos predicadores extranjeros" invitados, dijo una periodista y activista que prefirió no ser identificada por miedo a represalias de grupos extremistas.
Además, alertó que el predicador musulmán canadiense de origen jamaiquino Bilal Phillips había propuesto la adopción de la shariá (ley islámica) y abogado por una mayor educación religiosa, por la promoción de la poligamia y por el uso de vestimentas en las mujeres que cubran todo el cuerpo.
"Esos extremistas quieren que las mujeres estén limitadas al hogar", alertó otra activista, quien dijo estar muy preocupada por la incapacidad del gobierno para frenar al radicalismo.
Ella y otras defensoras de los derechos de las mujeres dijeron a IPS que, si bien Maldivas era un país 100 por ciento musulmán, eso no significaba que se debía aplicar la shariá. También expresaron su temor de que el extremismo de algunos países fundamentalistas islámicos comience a propagarse en naciones pequeñas como Maldivas.
Además, acusaron al Partido Adaalath, integrante de la coalición gobernante, de apoyar las visiones extremistas.
El presidente Nasheed reconoció que el radicalismo religioso se convirtió en un problema, pero señaló que no era fácil frenarlo de la noche a la mañana.
El mandatario dijo a IPS que su gobierno pretendía fortalecer el enfoque religioso moderado. "Dejemos que el país siga (con la visión religiosa dominante) por un tiempo y al mismo tiempo vigoricemos a la sociedad civil y a las ideas liberales para hacer a la sociedad más libre", dijo.
Mientras, dijo Abdulla, las mujeres siguen con menos representación que los hombres en los niveles donde se toman las decisiones. Sólo un puesto del gabinete y seis del parlamento están ocupados por mujeres.
El Partido Democrático Maldivo lideró una campaña por reformas democráticas durante la dictadura, lo que llevó a que muchos de sus líderes, incluyendo a Nasheed, fueran encarcelados por varios meses.
El fin de la era de Gayoom generó muchas expectativas, especialmente en materia de derechos humanos. Pero el camino que resta no es nada fácil.
"Las expectativas van más allá del alcance de cualquiera en un corto periodo de tiempo. El año pasado, en particular, no se pudo comenzar. Nos costó unos ocho meses formar una buena plataforma para el gobierno", dijo el presidente.
No obstante, destacó, la administración está logrando muchos avances, como crear un sistema de salud para las madres solteras.