Israel afronta otra grave crisis diplomática luego de haber atacado una flotilla humanitaria internacional que se dirigía a Gaza, causando la muerte de varios civiles.
Es difícil saber si la bien aceitada maquinaria publicitaria israelí y los fuertes grupos de presión a favor del Estado judío podrán superar la gran presión internacional, que ya había aumentado tras el crítico Informe Goldstone sobre la última guerra de Gaza, entre diciembre de 2008 y enero de 2009.
"Israel se disparó otra vez en el pie. Fue una operación desastrosa en la que muchos murieron y resultaron heridos en aguas internacionales. Fue totalmente injustificada", dijo Mohse Maoz, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
"El daño que se ha hecho a sí mismo Israel es enorme, y es una herida que simplemente crecerá. Ha dañado en forma irreparable su relación con la comunidad internacional y con el mundo musulmán. El gobierno israelí va de mal en peor", dijo Maoz a IPS.
Por su parte, el académico Samir Awad, de la Universidad Birzeit, cercana a la central ciudad cisjordana de Ramalah, dijo a IPS: "El comportamiento de Israel con Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) ha generado una publicidad más positiva (para la causa palestina) de lo que esa organización podía lograr por sí misma".
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Gideon Levy, periodista del diario israelí Haaretz y duro crítico de las políticas de su país, resumió el incidente de la madrugada del lunes en aguas internacionales de esta manera: "La flotilla atrapó al barco de tontos israelí en el mar de la estupidez".
Aproximadamente 700 personas de 40 países, incluyendo periodistas y unos 35 parlamentarios, se encontraban en seis barcos que intentaban entregar 10.000 toneladas de ayuda humanitaria a la población cercada de Gaza.
Sin embargo, cuando aún no había abandonado aguas internacionales, el "Mavi Marmara", navío principal de la flota, fue atacado por comandos israelíes fuertemente armados.
Algunos activistas respondieron al ataque con armas improvisadas (palos, tubos de hierro) y varios murieron luego de que los soldados de las Fuerzas de Defensa Israelíes abrieran fuego.
Periodistas extranjeros no han podido verificar el número exacto de fallecidos ni los nombres y nacionalidades de los heridos, debido al fuerte control militar israelí sobre la información. A pesar del desproporcionado uso de la fuerza por parte de los comandos, la cancillería y los militares israelíes han trabajado contrarreloj para presentar a sus uniformados como víctimas de "activistas pacifistas violentos". Pocos aceptan sus argumentos, y la crítica internacional crece.
Doce países, en su mayoría europeos pero también varios árabes, pidieron explicaciones a los respectivos embajadores de Israel. Turquía y Grecia cancelaron maniobras militares conjuntas con el Estado judío.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) mantuvo conversaciones de emergencia este martes a pedido de Turquía, país desde donde había zarpado la flotilla y que tenía a varios ciudadanos en los barcos.
Ankara llamó a su embajador en Israel y parece improbable que las relaciones entre los dos países puedan recuperarse. Turquía era hasta ahora el más fuerte aliado del Estado judío en Medio Oriente.
El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas condenó el lunes la acción israelí e hizo un llamado a una investigación imparcial sobre lo ocurrido, mientras que el secretario general, Ban Ki-moon, instó al gobierno de Benjamín Netanyahu a levantar su bloqueo a Gaza.
Richard Falk, reportero especial de la ONU sobre derechos humanos en los territorios palestinos, llamó a la comunidad internacional a juzgar a los responsables por las muertes.
El secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, William Hague, exhortó a Israel a abrir los puestos fronterizos de Gaza.
"Deploro la pérdida de vidas durante la operación para interceptar la flotilla en Gaza. Nuestra embajada está en urgente contacto con el gobierno israelí. Le estamos pidiendo más información y urgente acceso a cualquier ciudadano británico involucrado", indicó.
Incluso el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, viejo aliado de Israel, condenó la operación contra la flotilla y llamó a un levantamiento del cerco contra Gaza.
Cinco australianos se encontraban en la flotilla, incluyendo a dos respetados periodistas del diario Sydney Morning Herald. Ambos se negaron a firmar órdenes de deportación israelíes y están actualmente detenidos. Otro australiano recibió un disparo en la pierna.
Pero la indignación con Israel se extendió más allá de la diplomacia internacional y llegó a las calles.
Hubo manifestaciones en Gaza y Cisjordania, así como en países árabes vecinos y en muchas ciudades de Europa y Estados Unidos.
Cientos de israelíes tomaron las calles de Tel Aviv, y en Ashdod, adonde fueron trasladados los barcos de los activistas.
El futuro de la paz en la región también está en riesgo. Las relaciones entre Israel y sus vecinos se encuentran en su peor momento.
Se teme también que el incidente pueda congelar las esperadas conversaciones entre palestinos e israelíes. Las negociaciones fueron reactivadas meses atrás bajo los auspicios de Estados Unidos.