Desde la playa srilankesa de Pollhena se ve una mancha mar adentro. Son turistas a unos 500 metros de la costa que caminan sobre los arrecifes de coral, destruyéndolos mientras los admiran.
Los visitantes recogen muestras para llevarse como recuerdo de su divertida excursión. La costumbre de caminar sobre los corales no es tan habitual como para hacerlos polvo, pero sumada a otras prácticas, aceleró el ritmo de destrucción de los arrecifes, según especialistas. En Hikkaduwa, unos 60 kilómetros al norte de Pollhena, las barcas con motores fuera de borda llevan y traen visitantes al arrecife más popular de Sri Lanka. Dan una vuelta y regresan a la costa. La ida demora tres minutos y la vuelta, incluso, menos. "Los están destruyendo, sencillamente los están destruyendo", insistió Somadasa de Silva, conservacionista y especializado buceador que desde hace tres décadas lucha por salvar el complejo ecosistema. La explotación sin límites somete los corales a una fuerte presión. Los arrecifes ocupan dos por ciento, unos 32 kilómetros, de la franja costera de 1.580 kilómetros de este país, según la Agencia Nacional de Desarrollo, Investigación y Recursos Acuáticos (NARA, por sus siglas en inglés). "Mira los barcos, navegan a altas velocidades alrededor de los arrecifes y perturban el ecosistema marino. Cuando ocurre de forma regular, el daño es tremendo", se lamentó De Silva. Personas sin experiencia navegan entre los arrecifes, añadió. Además sueltan combustible y otros efluentes perjudiciales. Los turistas suelen tener el desafortunado hábito de llevarse pedazos de corales como adorno o recuerdo, añadió De Silva. En la septentrional península de Jaffna, la policía advierte a quienes visitan Naga Deepa, el famoso templo budista ubicado cerca de un arrecife, que no recojan ni compren corales. "El problema es que la gente desconoce su valor", señaló Sumedha Kulatunga, gerente del Hotel Reef Garden, de Pollhena. Los arrecifes, considerados las selvas de los océanos por su función, tienen una gran diversidad biológica y son sitios de reproducción de muchas especies de peces. Desaparecieron 19 por ciento de los arrecifes del mundo desde 1950 y 20 por ciento corren peligro de extinguirse en los próximos 20 a 40 años, según el "Estatus de los arrecifes de coral 2008". La explotación submarina, la cosecha desenfrenada y la pesca destructiva son las principales causas de la muerte de los arrecifes, según NARA. Sólo puede restringirse la pesca displicente con redes inadecuadas y, a veces, hasta dinamita, en los arrecifes cercanos a las costas. La muerte de los corales de Sri Lanka llevó a la desaparición de arrecifes de unos 5.000 años, en especial en el suroeste del país, donde residen dos tercios de los 22 millones de habitantes del país, según NARA. De Silva, quien suele bucear en los arrecifes, teme que hasta 50 por ciento de los corales originales de Hikaaduwa estén en peligro. "Lo puedes ver directamente", indicó, mostrando fotografías con vastas áreas vacías. "Además de su valor ecológico, los arrecifes protegen la costa, como ocurrió en diciembre de 2004, cuando el tsunami del océano Índico sobre la isla", indicó Kulatunga. Hubo daños, pero no tan graves como en otras partes. Numerosas personas lo atribuyen a las estructuras coralinas. De Silva trabaja para organizar una campaña nacional para salvar los corales de Sri Lanka. Una de sus recomendaciones es implementar castigos más duros para quienes los destruyan y una prohibición total de extracción. "Demoran miles de años en crecer y nosotros los destruimos en décadas, y en menos también", señaló, al tiempo que observaba desesperado la escena cotidiana de turistas sobre los arrecifes de la playa de Pollhena, maravillados con la hermosa naturaleza en peligro de extinción.