El ecosistema del Golfo de México podría sufrir daños perdurables tras la explosión de la torre de perforación de la British Petroleum que provocó el mayor derrame de petróleo en la historia de la región, advirtieron expertos.
La explosión del 20 de abril abrió una rotura que libera 5.000 barriles (795.000 litros) de petróleo diarios, según las autoridades de Estados Unidos y la empresa British Petroleum (BP), pero científicos y activistas aseguran que la cantidad es muy superior y que podría llegar a los 70.000 barriles (11,13 millones de litros) por día.
La BP anunció este lunes que había logrado introducir un tubo dentro de la rotura, lo que le permite canalizar el crudo que se estaba derramando, pero las autoridades estadounidenses aseguran que es sólo una solución de emergencia.
El pozo está ubicado a una profundidad aproximada de 1.500 metros, lo cual presenta obstáculos formidables para acabar con el vertido al mar.
A la larga, se calcula que el accidente eclipsará el derrame de 11 millones de galones (41 millones de litros) que provocó el petrolero Exxon Valdez en 1989 en Alaska, el mayor desastre petrolífero en la historia de Estados Unidos. Aún no se sabe cuánto petróleo podría vertirse al Golfo antes de que se selle completamente la filtración.
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La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos señala que las muestras recogidas los días 1 y 2 de mayo en la costa del sudoriental estado de Louisiana contenían químicos derivados del petróleo.
«Sin embargo, estos resultados siguen indicando que la calidad del agua no representa un riesgo mayor para la vida acuática, como los peces y moluscos», declaró el organismo el día 4.
Pero Riki Ott, una toxicóloga que escribió dos libros sobre el derrame del Exxon Valdez, cree que la situación es mucho peor de lo que las autoridades aseguran.
La firma «BP intenta decir que estamos ganando porque el petróleo no llegó a la costa. Nada más lejos de la verdad: estamos perdiendo. Tanto petróleo tóxico se derrama cada día que lo están atacando con dispersantes, otro químico tóxico», dijo.
BP informó que utilizó aproximadamente 400.000 galones (1,51 millones de litros) de dispersante, que fragmenta el petróleo, y prepara unos 805.000 galones (tres millones de litros) más.
«Este petróleo disperso es sumamente tóxico para las formas de vida jóvenes», dijo Ott a IPS.
«BP dice que no es tóxico, que no representa un problema mayor. Eso es sumamente engañoso porque los únicos datos sobre la toxicidad (se basan en un experimento) en el cual sumergen camarones y gobios adultos en dispersante o petróleo durante 48 o 96 horas, y cuentan cuántos mueren o viven».
«Pero las formas de vida jóvenes son más sensibles a los químicos tóxicos que las adultas. En el Golfo hay una exposición continua. El petróleo se desplaza» más de 1,6 kilómetros en el agua, sostuvo Ott.
Estudios de arenques muertos tras el derrame del Exxon Valdez hallaron que los parásitos que habitualmente vivían en el estómago de los peces habían migrado al tejido muscular para evitar la exposición tóxica, debilitando así al sistema inmunológico y generando problemas reproductivos.
Un «99,9 por ciento de las huevas de arenque expuestas al petróleo murieron», explicó.
Ott agregó que los ecosistemas de la plataforma continental y del océano abierto están muy vinculados. «El camarón que se cría en los pantanos y los humedales, cuando migra al mar se convierte en alimento del mero» y otras especies, dijo.
«Es demasiado petróleo y demasiado rápido como para no repercutir con fuerza en generaciones de vida silvestre presentes en el agua. Las aves que comen moluscos los mamíferos marinos se están enfermando y muriendo. Hay pájaros que alimentan a sus crías con pescados empetrolados, lo que atrasa su crecimiento», agregó.
Entre tanto, corre peligro el sustento de las familias que viven de la pesca.
BP ha indemnizado con un máximo de 5.000 dólares a pescadores y otros trabajadores que reclamaron individualmente por pérdidas económicas. Se calcula que las operaciones de limpieza y los daños causados por el derrame costarán en total 4.000 millones de dólares, aunque la cifra podría ser superior.
El gobierno de Estados Unidos sostiene que BP y otras empresas con responsabilidad en el derrame deben pagar la totalidad de la limpieza y los daños. El presidente Barak Obama pretende conseguir 118 millones de dólares en fondos de emergencia para los costos inmediatos relacionados con el derrame, que BP reembolsaría al gobierno.
Orissa Arend, de la ciudad de Nueva Orleáns, en el estado de Louisiana, fronterizo con el Golfo de México, dijo a IPS que la mayoría de los habitantes siguen consumiendo el pescado local, porque 80 por ciento del mismo procede de zonas que aún no fueron afectadas por el derrame. El 20 por ciento restante procede de plantas procesadoras de pescado que suspendieron la producción.
A la población de Nueva Orleáns también le preocupa la inminente temporada de huracanes.
«La gente teme que la próxima vez que pase un huracán, en lugar de inundaciones de agua, tengamos inundaciones de agua empetrolada», dijo Arend.
* Este artículo es parte de una serie de reportajes sobre biodiversidad producida por IPS, CGIAR/Bioversity International, IFEJ y PNUMA/CDB, miembros de la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).