Israel ingresa a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) gracias a la cuantiosa e imperturbable asistencia de Estados Unidos.
En los pasillos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se cuenta que uno de estos días un asistente irrumpió en una reunión del gabinete israelí comunicando lastimosos datos de la economía.
El primer ministro se puso nervioso con la noticia hasta que se dio cuenta de que se refería a Israel y no a Estados Unidos, tras lo cual reanudó sus tareas sin inmutarse.
El cuento no es verdadero, pero muestra una situación real.
El Estado judío obtuvo un triunfo clave el 10 de este mes cuando recibió la invitación para integrar la OCDE, tras una década de hacer lobby.
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¿Hubiera sido posible sin los miles de millones de dólares de asistencia y en subsidios que le otorga Estados Unidos? Gracias a esa ayuda, Israel es forma parte de las naciones industriales de Occidente.
La organización, con sede en París, es considerada un club de ricos exclusivo. Además de Israel, también fueron invitados Eslovenia y Estonia, lo que aumenta sus miembros a 34 países.
La OCDE está integrada, entre otros, por Alemania, Austria, Australia, Bélgica, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.
Los tres integrantes nuevos serán investidos en una ceremonia especial que se realizará durante la reunión anual de la organización que presidirá el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, en París, el 27 de mayo.
La OCDE le abrió la puerta a Israel pese a que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU lo acusa de crímenes de guerra, entre otros atropellos, en especial durante la Operación Plomo Fundido que lanzó contra el territorio palestino de Gaza entre diciembre de 2008 y enero de 2009.
La organización ignoró su propia hoja de ruta respecto del ingreso de Israel, la que declara que el Estado judío debe demostrar su compromiso con una democracia pluralista basada sobre el estado de derecho, señaló la analista Nadia Hijab, investigadora del Instituto de Estudios Palestinos.
Numerosas organizaciones de derechos humanos han acusado a Israel de violar los principios básicos de la democracia, como los derechos civiles y políticos, la libertad de prensa y la protección de la población que vive en territorios ocupados.
La coalición internacional Boycott, Divestment and Sanctions National Committe (BNC, siglas en inglés de comité nacional de boicot, desinversión y sanciones) envió a la OCDE una lista con 17 puntos sobre las distintas formas en las que Israel viola el derecho dentro y fuera de su territorio.
La Unión Europea (UE) tenía previsto mejorar sus relaciones con Israel, pero interrumpió la iniciativa tras el inicio del ataque a gran escala contra Gaza, señaló Hijab en un artículo publicado en Agence Global.
Numerosas organizaciones laicas y religiosas, incluidas tres israelíes BTselem, HaMoked y Médicos por los Derechos Humanos—, presionaron para evitar que se avanzara en ese sentido, apuntó.
"Israel es el mayor beneficiario de la asistencia extranjera de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)", señaló Jeremy Sharp, especialista en asuntos de Medio Oriente, en un artículo escrito en diciembre para el Servicio de Investigación del Congreso legislativo de este país.
Desde 1985, Estados Unidos le otorga más de 3.000 millones de dólares al año en subsidios, sin obligaciones de reembolso. De los que 1.900 millones fueron destinados a fines militares y 1.200 millones por concepto de asistencia económica.
Virtualmente todo el equipamiento militar estadounidense de Israel fue comprado con fondos suministrados por Washington.
Durante años, "la asistencia económica de Estados Unidos contribuyó a subsidiar la economía israelí, aunque desde el rápido crecimiento del sector tecnológico, gracias a la cooperación científica entre ambos países en los años 90, el Estado judío es considerado un país industrializado con una situación similar a la de los países de Europa occidental", indicó Sharp.
Ambos estados acordaron disminuir de a poco la asistencia económica.
Para compensar las pérdidas, Washington se comprometió a realizar aumentos anuales a los subsidios con fines militares, que alcanzarán los 3.000 millones dólares en 2012, según un acuerdo suscrito en agosto de 2007 por el presidente estadounidense George W. Bush (2001-2009).
El gobierno de Barack Obama otorgará al Estado judío 2.800 millones de dólares en subsidios militares en 2010.
La asistencia estadounidense "ayudó a transformar a las fuerzas armadas de Israel en uno de los ejércitos más perfeccionados del mundo", añadió Sharp.
Israel seguirá dependiendo del gran apoyo político y económico de Estados Unidos, pese a integrar la OCDE, en especial en la ONU, donde Washington seguirá protegiéndolo de las sanciones del Consejo de Seguridad por violaciones a los derechos humanos y crímenes contra la humanidad.
No hay forma de que el Estado judío siga violando sistemáticamente el derecho internacional si Estados Unidos no lo protege con su poder de veto en el Consejo de Seguridad, dijo a IPS Stephen Zunes, profesor de estudios políticos internacionales y presidente del Programa de investigación sobre Medio Oriente de la Universidad de San Francisco.
Gracias al enorme paraguas protector que lo resguarda de las sanciones y de asumir otras consecuencias de sus acciones, no existe un elemento que lo disuada de llevarse por delante la legislación internacional, remarcó.
"Las dificultades de obligar a Israel a terminar con la ocupación, la colonización y la represión de sus vecinos, no es sólo responsabilidad del supuesto todopoderoso lobby sionista", explicó Zunes.
Sencillamente, es una expresión más de la típica costumbre hipócrita de las potencias de ayudar e instigar las mismas políticas ilegítimas de sus aliados, por las que exigirían duras sanciones internacionales contra cualquier otro, arguyó.
O peor, si fueran cometidas por un régimen menos afín a sus intereses, añadió Zunes.