«Hay una inmensa rabia así como un sentimiento de vulnerabilidad y de temor cuando un lugar de culto es objeto de violencia indiscriminada», señaló Issa Hussein, portavoz de esta aldea cisjordana.
Los palestinos "viven bajo una brutal ocupación militar y sufren ataques regulares de colonos israelíes desde hace décadas, pero los sitios sagrados no se habían visto afectados", dijo Hussein a IPS, en Lubban Ash Shariqiya, ubicada cerca de la septentrional ciudad cisjordana de Nablus.
"La gente podía olvidarse de sus dificultades económicas, de la opresión política y de sus problemas personales algunas horas a la semana rezando en la mezquita", apuntó.
Todo cambió de forma drástica hace unas semanas en esta aldea agrícola de 3.000 habitantes, cuando colonos israelíes de uno de los tres asentamientos judíos construidos en tierras palestinas, incendiaron la mezquita local.
La administración civil israelí, que gestiona Cisjordania, negó que los colonos estuvieran involucrados, y alegó que el origen del desastre fue un cortocircuito.
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Pero los bomberos israelíes que investigaron el episodio descartaron esa explicación.
"La parte de la mezquita donde se inició el fuego estaba en reformas y la electricidad estaba apagada", explicó Hussein.
"Además, algunas personas escucharon vehículos a eso de las tres de la madrugada el día del ataque y vieron colonos entrando en la mezquita", a IPS mientras mostraba los restos carbonizados de la mezquita.
Hubo que arrancar las cortinas de las ventanas para ayudar a apagar el fuego. Varias versiones del Corán (libro sagrado del Islam), normalmente apiladas en un lugar de la mezquita fueron corridas al extremo opuesto, cerca del baño.
Arriba y al lado de los libros había zapatos formando la estrella de David, uno de los símbolos de Judaísmo. En la cultura islámica, el calzado se considera sucio y poner la suela sobre alguien o caminar sobre algo es uno de los mayores insultos.
La destrucción de un lugar de culto en una sociedad profundamente religiosa, sumado al uso ofensivo y provocativo de los símbolos no pasó desapercibido para la población local.
"Nunca guardamos el Corán cerca del baño ni ponemos zapatos en las proximidades. Todo el mundo tiene que sacárselos antes de ingresar a la mezquita", indicó Hussein.
El atentado contra la mezquita es sólo uno de los muchos ataques contra la población palestina y sus propiedades, a manos de los ocupantes.
Los colonos amenazaron con lanzar ataques contra la población palestina, sus casas, sus negocios, sus vehículos, sus tierras cultivables, su ganado y sus mezquitas por cada asentamiento desmantelado, cada orden de restricción o cada judío detenido en Cisjordania.
No pasa un fin de semana sin que un palestino no sea agredido, un olivo cortado o arrancado, campos incendiados y vehículos apedreados o quemados.
En diciembre, una mezquita cerca de la aldea de Yasu fue incendiada. En abril aparecieron pintadas con la Estrella de David y eslóganes racistas contra los árabes en un sitio sagrado de la aldea de Huwarra. Varios automóviles también fueron incendiados.
En represalia, los palestinos apedrean y lanzan cócteles Molotov contra los colonos que circulan cerca de sus aldeas en sus automóviles.
Investigadores de las Fuerzas de Defensa Israelíes creen que los ataques contra las mezquitas forman parte de una política deliberada de los colonos y tienen información de que hay más agresiones previstas.
Numerosos colonos fueron detenidos por el servicio de inteligencia israelí, el departamento judío de Shin Bet, pero la medida derivó en más ataques contra los palestinos. No queda claro si se presentarán cargos.
Robert Serry, coordinador especial de las Naciones Unidas para el Proceso de Paz de Medio Oriente, condenó los ataques perpetrados por los colonos.
"Es fundamental que el gobierno israelí imponga el orden y que los imputados vayan a la justicia", señaló Serry.
También se mostró preocupado por "la cantidad de ataques contra mezquitas en los últimos meses, así como por los destrozos sufridos por las propiedades palestinas a manos de judíos extremistas".
"No es la primera vez que nos agreden. Suelen quemar nuestras cosechas. Además asesinaron a tiros a una pareja de ancianos palestinos tras la muerte de Meir Kahane en Nueva York en los años 90", dijo Hussein a IPS.
Meir Kahane fundó la Liga de Defensa Judía y el ultraderechista partido Kach, que aboga por la expulsión de los palestinos de Israel y de los territorios ocupados.
La agrupación fue proscrita del parlamento israelí, Knesset, por racista, pero sigue atrayendo partidarios en el Estados judío.
Miembros de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) visitaron Lubban Ash Sharqiya el mismo día que IPS y prometieron reconstruir la mezquita lo antes posible.
El propio Mahmoud Abbas, presidente de la ANP, dio luz verde.