Breakdance palestino para volver a soñar

Un grupo de gazatíes recurre al breakdance para sentirse mejor y trata de ayudar a otros jóvenes a recuperar la sonrisa y volver a soñar en este asediado territorio palestino.

Ahmed Ismail y Mohammad Al-Ghreiz crearon el grupo Camps Breakerz en 2005 en el campamento de refugiados de Nuseirat, en el centro de la franja Gaza.

Mohammad descubrió el breakdance en su adolescencia, cuando vivía en Arabia Saudita.

"Un día vi a unos tipos raros volando en la calle y me dije que tenía que intentarlo", relató. "Aprendí solo gracias a Internet, la televisión y viendo películas. Al final, los muchachos me integraron y me convertí en uno de los mejores", añadió.

Era difícil para un palestino estudiar en Arabia Saudita. En 2003, cuando tenía 17 años, se mudó con su familia a Gaza, donde trabajó para poder estudiar enfermería.
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Como extrañaba el breakdance, que no había llegado a Gaza, pasó dos años buscando un compañero hasta que encontró a Ahmed, también estudiante de enfermería y apasionado como él por el baile.

Ahmed recibió un disparo en la rodilla derecha de un soldado egipcio en el cruce de la ciudad fronteriza de Rafah y tuvo que dejar de bailar. Se convirtió en el mánager del equipo, que para entonces había sumado más integrantes. Ahora hay ocho bailarines regulares.

El breakdance es un estilo de baile que surgió en los años 70 en el marco de la cultura hip hop de la comunidad afroestadounidense, que luego se extendió a la de origen latinoamericano y a otros jóvenes de Nueva York.

El baile tiene una base de música hip hop y de otros géneros que suelen ser nuevas mezclas de audio para prolongar las "interrupciones" musicales, cuando todos los elementos de una canción desaparecen a la vez, salvo la percusión.

Mohammad y su equipo decidieron llamarse Camps Breakerz como forma de demostrar su orgullo de pertenecer a un campamento de refugiados.

"La gente piensa que los campamentos son sólo para personas pobres sin cultura", indicó Mohammad, quien actúa bajo el seudónimo de Funk B-boy. "Pero de hecho, hay mucho talento".

Hasta enero, Camps Breakerz practicaba en el Club Deportivo de Al-Ahli, en el campamento de Nuseirat. "Pero quedó totalmente destruido tras el último ataque", señaló Mohammad.

Volvieron a practicar en su casa y en los atestados barrios que les son tan familiares. Ahora buscan un lugar más adecuado, entre muchas otras cosas que necesitan, como una cámara de vídeo, una computadora para editar imágenes y colchones para entrenar y enseñar. Pero es difícil conseguir fondos.

"Las organizaciones no gubernamentales internacionales se preocupan por cuestiones políticas y humanitarias, suministran alimentos e insumos médicos", apuntó Mohammad. "Eso es importante, pero también lo es ayudar a los jóvenes a divertirse y volver a tener confianza. El breakdance puede hacer eso", aseguró.

El conjunto de Camps Breakerz se presentó en fiestas de rap, restaurantes y grandes escenarios de Gaza. El día de los enamorados, el equipo actuó en un espectáculo especial sobre libertad dedicado a las mujeres.

En otra oportunidad, el grupo lució máscaras amarillas, verdes y rojas, los colores que identifican a los partidos palestinos que suelen enfrentarse entre sí, como forma de expresar su anhelo de unidad.

También crearon talleres para adolescentes de hasta 12 años y lograron que volvieran a sonreír y que volvieran confiar en sus capacidades. Por ahora sólo enseñan breakdance a varones, porque la cultura islámica de Gaza es conservadora. Pero tienen previsto dictar clases a niñas en la Escuela Americana Internacional, la única institución mixta de este territorio.

Camps Breakerz está listo para presentarse ante una audiencia internacional. Sus integrantes quieren mostrar la cara alegre de Gaza en el mundo. El grupo se ha hecho conocido, gracias a redes sociales de Internet como YouTube y Facebook y a voluntarios extranjeros que corrieron la voz al regresar a sus países de origen y les llegan muchas ofertas para actuar en el extranjero.

Su objetivo actual es competir en el campeonato internacional de breakdance, que se realizara en Alemania en junio. Pero para que su sueño se vuelva realidad, sus amigos extranjeros deben ayudar a abrirles las puertas de la prisión en que se ha convertido Gaza.

Mientras, siguen soñando con sus pies.

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