La comunidad internacional ha proscrito varios tipos de armas de destrucción masiva, pero aún no puede ponerse de acuerdo para prohibir la producción, la proliferación y el uso de la bomba atómica.
"Las armas atómicas son una herramienta militar y política", explicó Alyn Ware, coordinador de Parlamentarios por el Desarme y la No Proliferación Nuclear, al ser consultado sobre las causas del estancamiento.
"Simbolizan poder", apuntó, refiriéndose a las cinco potencias mundiales China Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia—, también miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por el mismo motivo, las cuatro potencias nucleares no declaradas oficialmente Corea del Norte, India, Israel y Pakistán— quieren mantener las suyas, añadió Ware.
La propuesta para crear una convención que prohíba las armas nucleares tomó impulso en el marco de la actual Conferencia de las Partes encargada del examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TPN), que concluirá el 28 de este mes.
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"Así como prohibimos armas de destrucción masiva como las biológicas, las químicas, las minas antipersonal y las bombas de racimo, necesitamos comenzar un proceso que prohíba las nucleares", señaló Jayantha Dhanapala ex subsecretario general para asuntos de desarme de la ONU.
Las negociaciones "deben comenzar de inmediato", remarcó Dhanapala, presidente de la conferencia de revisión y expansión del TPN de 1995.
Un equipo internacional de abogados, científicos y especialistas en desarme, redactó una propuesta de convención sobre armas nucleares que circula como documento de la ONU desde 1997, y que fue revisada en 2007.
El borrador aboga por la "adopción de instrumentos vinculantes, verificables y factibles que lleven a la prohibición y a la destrucción de todas las armas nucleares con un control efectivo".
"La propuesta es un recurso válido, tiene muchas ideas útiles sobre cómo afrontar dificultades técnicas y legales en un tratado", dijo a IPS Rebecca Johnson, vicepresidenta de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas).
El objetivo del documento fue presentar ideas para demostrar que es posible tener un tratado. No es un borrador de convención para adoptarlo de inmediato o rechazarlo de plano, explicó.
"Las negociaciones seguirán su propio camino, pero confiamos en que a los diplomáticos les resulte útil para buscar sus propias soluciones", apuntó Johnson.
El Movimiento de Países No Alineados que integran el TPN, varios países europeos y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reclamaron públicamente la adopción de un tratado general, respondió Johnson al ser consultada de si en este mes de sesiones podría llegar a concretarse un acuerdo.
El tratado, o marco, que contemplará la prohibición, el uso y el despliegue de armas atómicas y un calendario para eliminarlas, cuenta con el apoyo de los países sin arsenal nuclear, añadió.
Será muy difícil llegar a un acuerdo para que el documento final de la conferencia incluya futuras negociaciones con vistas a lograr una convención, debido a la oposición de algunos, si no todos, los países nucleares.
La mayoría de las naciones respaldaron resoluciones de la ONU que recomiendan comenzar de inmediato las negociaciones, entre ellos China, Corea del Norte, India y Pakistán, señaló Ware.
Pero hay muchos países clave, en especial los otros poseedores de la bomba atómica, y los que mantienen una prolongada relación de disuasión nuclear con Estados Unidos, que se oponen al comienzo de las negociaciones porque sostienen que antes hay que dar ciertos pasos y atender algunas cuestiones de seguridad, indicó Ware.
Una forma más factible de negociar una convención es convencer a los estados para que participen en el proceso de preparación de la convención
Otro documento redactado por Costa Rica y Malasia en la revisión del TPN de 2005, pide instrumentos que analicen elementos técnicos, institucionales y políticos para lograr y mantener un mundo libre armas nucleares.
"Una convención contra las armas nucleares es un objetivo ambicioso. Pero con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, puede concretarse", señaló Natalie J. Goldring, del Centro de Estudios de Paz y Seguridad, de la Universidad de Georgetown.
"El gobierno de Obama va en la dirección correcta, pero debe darle mayor urgencia al asunto", apuntó Goldring.
La Conferencia del TPN, que comenzó el 3 de este mes, es una oportunidad para reforzar los compromisos en materia de desarme y de no proliferación. Una convención sobre armas nucleares ayudaría mucho a construir un camino que lleve a su abolición, indicó.
También "terminaría con los discursos de los gobiernos favorables el desarme, mientras desarrollan nuevos arsenales nucleares", señaló. Lograr que se negocie una convención ya será un paso significativo, añadió Goldring.
El documento versará sobre desarrollo, ensayos, producción, acopio, transferencia y uso de armas nucleares, apuntó.
Los arsenales de Estados Unidos y Rusia son mucho más grandes que los de otros países. Hasta que ellos no eliminen sus armas nucleares, no los otros estados no tendrán incentivos para hacerlo, añadió Goldring.