Organizaciones sociales reclaman al Banco Mundial una nueva estrategia en materia energética, aprovechando las reuniones conjuntas con el Fondo Monetario Internacional de este fin de semana.
El Banco Mundial (BM) estudia su estrategia y sus pautas sobre las que basa la concesión de préstamos para proyectos de energía. El proceso, que está siendo muy cuestionado, deberá terminar a principios del año próximo.
El préstamo para que la compañía sudafricana Eskom construya una planta de generación eléctrica a carbón, aprobado por los directores ejecutivos de la institución a principios de este mes, causó gran controversia. Incluso, representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, Italia y Noruega se abstuvieron.
En coincidencia con organizaciones de la sociedad civil, los delegados de esos países se opusieron al proyecto por las emisiones contaminantes que liberará la planta, y la que dejará en el agua y el aire, por la presunta falta de un estudio de impacto sobre las posibilidad reales de mejorar el acceso a la energía en Sudáfrica y por temor a que el pago del préstamo debilite el rand, la moneda local.
El paquete también incluye fondos más pequeños para proyectos de fuentes alternativas en ese país, pero relativamente grandes en comparación con lo que se suele destinar a ese rubro específico.
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La iniciativa también permitirá, según numerosos analistas, aumentar los vínculos entre Sudáfrica y el BM, lo que permitirá que éste último presione a las naciones en desarrollo a promover soluciones limpias.
La cuestión de cómo y cuándo el BM debe recurrir a su influencia para que las naciones en desarrollo se concentren directamente en energías limpias no es un asunto nada sencillo.
Pero la aprobación del préstamo para Eskom dejó en claro una cuestión: el análisis de las pautas con que el organismo otorga préstamos está en el debe, dadas las consecuencias del cambio climático en el mundo.
La nueva estrategia del BM se propone lograr que más gente tenga energía sin agravar las consecuencias del acelerado cambio climático. En ese contexto, es uno de los sectores más controvertidos de la política de la institución.
Además es una oportunidad para que el organismo sea el principal impulsor de energías renovables, según organizaciones no gubernamentales.
Las reuniones de este fin de semana coinciden con el periodo de revisión de la política energética del Banco Mundial, de enero a mayo, cuando la institución consulta a varias organizaciones.
"El BM debe ser parte importante de la solución, no parte del problema y a la vez de la solución", señaló Jake Schmidt, del Consejo de Defensa de Recursos Naturales, quien participó en un encuentro organizado el viernes por el Instituto de Recursos Mundiales en la sede que tiene el organismo en Washington.
Terminar con la pobreza y frenar el cambio climático no deben ser objetivos compensables, sino que son "asuntos que hay que resolver y que requieren innovación del BM", dijo a IPS Schmidt. Son necesarios más análisis sobre las opciones disponibles y consultas más profundas con países beneficiarios.
"El Banco debe preguntar a los países por qué necesitan esa energía, si es realmente para los pobres —creo que es claro que en el caso de Eskom no lo fue— y luego considerar los recursos energéticos de forma holística, que no se suele hacer", incluir la eficiencia energética y las fuentes alternativas, apuntó.
Luego, añadió, debe estudiar cómo cubrir la brecha entre el precio de las energías renovables y la de los combustibles fósiles.
Por su parte, el especialista en energía sustentable Yong Chen, también cree que es posible reducir la pobreza y realizar una transición hacia fuentes alternativas.
"Compensación es la palabra del BM", dijo a IPS Chen, también autor del informe del Centro de Información del Banco. "No creemos que haya una compensación", sostuvo.
Chen realizó varias recomendaciones específicas para mejorar el acceso a fuentes energéticas confiables y sustentables e impulsar la transición hacia un desarrollo sin ninguna, o casi ninguna, emisión de dióxido de carbono.
Sus propuestas incluyen aumentar la financiación de sistemas energéticos más eficientes y también para fuentes renovables en 40 por ciento, al año, a partir del comienzo del año fiscal 2011, retirar de a poco los préstamos para proyectos con combustibles fósiles para países de medianos ingresos en 2012, y para todos en 2015, y "brindar servicios limpios, confiables y sostenibles" a los 700 millones de pobres para 2021.
Con vistas a la reunión de este fin de semana entre autoridades del FMI y del BM fueron divulgados varios informes y recomendaciones tras la controversia generada por el préstamo a Eskom.
Un estudio dado a conocer hace una semana por Bretton Woods Project, con sede en Londres, la italiana Campagna per la riforma della Banca Mondiale y la alemana Urgewald, critica las contradicciones entre la estrategia de préstamos del BM y su compromiso de combatir las consecuencias del cambio climático en el Sur en desarrollo.
Los préstamos para iniciativas con combustibles fósiles todavía tienen un "papel dominante" en la cartera energética del BM, pese a los fondos existentes para mejorar la eficiencia energética y los destinados a fuentes renovables, destacaron los autores del documento.
También señalaron que las plantas a carbón "obligan a las naciones en desarrollo a depender de esa fuente de energía por varias décadas" y desatienden una parte sustancial del mandato del BM de mejorar el acceso a la energía.
La semana anterior, Bretton Woods Project, Christian Aid, Greenpeace, entre otras, divulgaron otro informe al respecto.
Los autores recomiendan un mayor equilibrio en la cartera energética entre "sistemas para brindar energía orientados al producto, autónomos, centralizados y descentralizados", un objetivo verificable para reducir de a poco los préstamos para proyectos con combustibles fósiles a los países de medianos ingresos en 2015 y a todos, en 2020.
También incorporar iniciativas que emitan poco dióxido de carbono para brindar energía mediante "cambios estructurales, de personal y operativos".