Legisladores del opositor Partido Republicano de Estados Unidos instan al gobierno a que apele la decisión de un juez federal que ordenó la liberación de un prisionero de Guantánamo otrora considerado el «de más alto valor» en esa cárcel.
El magistrado federal de distrito James Robertson concluyó que Washington no podía seguir manteniendo detenido a Mohamedou Ould Salahi (a veces escrito "Slahi"), ciudadano mauritano en custodia desde 2001.
La decisión del juez fue hecha pública el 22 de marzo, pero recién la semana pasada se pudo conocer el veredicto escrito especificando sus razones. Algunas partes del fallo fueron mantenidas como clasificadas.
La Unión por las Libertades Civiles Estadounidenses (ACLU, por sus siglas en inglés) y abogados privados habían cuestionado la detención de Salahi, arguyendo que el gobierno no contaba con evidencia confiable que lo inculpara como miembro de la red terrorista Al Qaeda.
Salahi se convirtió así en el prisionero de Guantánamo número 34 cuya encarcelación es declarada ilegal.
[related_articles]
"El caso de Salahi es una desgracia nacional: víctima de una entrega extraordinaria, torturas brutales y ocho años de detenciones arbitrarias sin acusación ni evidencia confiable ni creíble", dijo a IPS Jonathan Hafetz, del Proyecto de Seguridad Nacional de la ACLU.
Se conoce como "entrega extraordinaria" al mecanismo empleado por Washington para capturar a "sospechosos de terrorismo" y transferirlos, sin pasar por tribunales, a terceros países en los que por lo general son torturados, según activistas.
"Lamentablemente, en vez de terminar este vergonzoso episodio, que menosprecia el imperio de la ley, y repatriar a Salahi, el gobierno busca prolongar su encarcelamiento ilegal", añadió.
"La decisión de la corte de distrito invalidando la detención y ordenando la liberación es un paso importante hacia la restauración del imperio de la ley", añadió.
Luego de que Salahi fuera arrestado en Mauritania bajo sospecha de vínculos con Al Qaeda, el gobierno de Estados Unidos lo entregó ilegalmente a Jordania, donde fue detenido, interrogado y torturado por ocho meses.
Fue luego trasladado a la base militar afgana de Bagram y finalmente a Guantánamo, Cuba, en agosto de 2002.
Estuvo en aislamiento total por meses, recluido en una celda a muy bajas temperaturas, encadenado al suelo, privado de alimentos, obligado a beber agua con sal y a estar parado en una habitación con luz estroboscópica y música "heavy metal" durante horas.
Sus captores lo amenazaban con dañar a su familia, le prohibían rezar y le impedían dormir. Además, le mintieron diciéndole que su madre también había sido detenida y se encontraba en Guantánamo.
Las torturas a Salahi fueron documentadas el año pasado por el Comité de Servicios Armados del Senado.
El teniente coronel Stuart Couch, fiscal al que originalmente se le asignó la tarea de acusar a Salahi en las comisiones especiales militares que juzgan a los "sospechosos de terrorismo", concluyó que las confesiones del mauritano estaban tan influidas por la tortura que no era ético usarlas en su contra.
Couch le dijo a sus supervisores que se "oponía moralmente" al trato que recibió Salahi y se negaba a participar de su procesamiento. En su decisión, el juez Robertson escribió que había "amplia evidencia en este registro de que Salahi fue sometido a un amplio y severo maltrato en Guantánamo".
Congresistas republicanos expresaron su malestar por el fallo. El senador Kit Bond, del Comité de Inteligencia, dijo no creer que el fiscal general Eric Holder apelara la "indignante decisión", porque parecía "más decidido a cerrar Guantánamo que a mantener a los terroristas encerrados en el lugar al que pertenecen", según publicó el diario The Hill.
El mismo periódico informó que el representante Lamar Smith, también republicano, envió una carta a Holder pidiéndole que apelara el veredicto.
"Es ciertamente posible, si no probable, que el señor Salahi volverá a involucrarse en esfuerzos para cometer actos terroristas contra estadounidenses inocentes si se le permite salir en libertad. La resolución claramente pone al pueblo estadounidense en peligro, y no debería permitirse que quedara en pie", rezaba la misiva.
El Departamento de Justicia anunció que apelaría la decisión de Robertson. Sin embargo, aun si prevaleciera la liberación, no está claro si Salahi efectivamente saldrá de la cárcel hasta que un tercer país le ofrezca refugio.
El mauritano fue sometido a varios años de torturas, que comenzaron tan pronto como fue arrestado por las autoridades de su país el 20 de noviembre de 2001 a pedido del gobierno de George W. Bush (2001-2009).
"Mi país me entregó, evadiendo todo tipo del debido proceso, como un barra de dulce a Estados Unidos", dijo el detenido ante un tribunal de Guantánamo en 2004.