Ejército tailandés listo para reprimir a opositores

El gobierno del primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, cerró la puerta a una reconciliación pacífica con los «camisetas rojas», que reclaman elecciones atrincherados en el centro de la capital desde principios de este mes.

Una de las entradas a Rajaprasong, en el centro de Bangkok, donde están parapetados los "Tomaremos Rajaprasong, pero la forma, el cómo y el cuándo, no podemos revelarlos", declaró el domingo Vejjajiva, en entrevista de televisada a todo el país.

Rajaprasong es un área comercial de tres kilómetros cuadrados con hoteles cinco estrellas en el centro de Bangkok, donde los insurgentes están parapetados y enfudados en las características camisetas rojas del Frente Democrático Unido contra la Dictadura, favorable al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto por un golpe de Estado en septiembre de 2006.

Desde entonces las Fuerzas Armadas institucionalizaron una tutela permanente. La asonada contra Shinawatra fue la número 18 desde que este país se convirtió en una monarquía constitucional en 1932.

"Nunca rechazo soluciones políticas, pero éstas no deben sentar el precedente de que con intimidación se logra el cambio", añadió el primer ministro, de 45 años, acompañado del jefe del ejército Anupong Paochinda, lo que no dejó dudas sobre la dura postura adoptada por el gobierno.
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La decisión del primer ministro de suspender las conversaciones no oficiales se conoció el sábado, menos de 24 horas después de que dirigentes del Frente Democrático tendieran la mano en son de paz.

El movimiento pidió el viernes al gobierno disolver el parlamento dentro de un mes y llamar a elecciones generales en 60 días, una propuesta menos drástica respecto de la anterior de disolver de inmediato la cámara baja.

La posibilidad de un desalojo por la fuerza tras el pedido del gobierno de poner fin a cuatro rondas de conversaciones no oficiales entre un alto integrante del Partido Democrático, de Abhisit, y el carismático líder del Frente Democrático, Nattawut Saikua, preocupó a los ocupantes del centro comercial.

"No será para dispersar manifestantes, será una guerra contra ellos", aseguró Saikua en un discurso pronunciado el sábado de noche. "Los soldados usarán armas automáticas como M-16 para limpiar las calles de integrantes del Frente Democrático", añadió.

El gobierno "trata de impedir que camisetas rojas se acerquen a protestar", dijo a IPS. "También recurrirán a sus partidarios para atacarnos y desatar la violencia", apuntó.

La posibilidad de un ataque contra los camisetas rojas llevó al periódico Thai Rath, de mayor tiraje en este país, a advertir en su edición del sábado que la tensión política en Bangkok empeorará y que "más personas morirán".

Otros periódicos divulgaron análisis similares tras una mal orquestada operación militar el 10 de este mes en la que murieron 25 personas, 20 de las cuales eran civiles.

La reputación de Abhisit no se vio afectada gracias a la propaganda difundida por medios de comunicación favorables al gobierno. Entre los muertos había 15 integrantes de los camisetas rojas, cuyas fotografías están expuestas en Rajaprasong.

Partidarios del primer ministro, nacido en Gran Bretaña, sostienen que la reputación de Abhisit no se manchará con la sangre derramada por la represión, como ocurrió en otras oportunidades.

La ofensiva contra una manifestación estudiantil en 1973 dejó 100 muertos y otra en 1992, 48. Los respectivos gobernantes militares debieron abandonar el poder.

"Abhisit conoce muy bien la historia. Por eso se recupera y no quiere verse enredado por los manifestantes", dijo a IPS Kraisak Choonhavan, vicepresidente del Partido Democrático. "El primer ministro respetará las normas internacionales en materia de operaciones militares, de las rutinarias a las drásticas para recuperar el control de las calles de Bangkok", añadió.

El gobierno se propone detener a los "terroristas" de camiseta roja, reveló Kraisak, en alusión a los que repelieron el ataque militar con pasamontañas negros desde filas del Frente Democrático en la operación del 10 de este mes.

El primer ministro aprobó la participación de unos 200.000 soldados para despejar Rajaprasong. Los camisetas rojas convirtieron las seis entradas al centro comercial en una fortaleza medieval, con empalizadas de entre tres y cinco metros de alto con palos de bambú y neumáticos viejos.

Guardias del Frente Democrático controlan los vehículos que ingresan con rigurosidad militar.

"La decisión del gobierno de recurrir a la fuerza militar para solucionar un problema político prueba su temor a las elecciones", señaló Sombat Boonngamanong, administrador de un sitio de Internet crítico que fue clausurado, uno de los tantos que corrió la misma suerte tras un severo decreto de Estado de emergencia, vigente desde este mes.

"¿Qué clase de político teme la realización de elecciones en democracia?", añadió Boonngamanong.

"Es la forma en que la gente puede juzgar quien debe estar en el poder", dijo a IPS. "Este gobierno pretende permanecer más tiempo del previsto sin llamar a elecciones", sostuvo.

Los camisetas rojas, apoyados por los arroceros pobres de las provincias del noreste, arguyen que los privaron del derecho de representación dos veces al sacar a los gobernantes que habían elegido: en septiembre de 2006 fue por un golpe de Estado y, en diciembre de 2008, por un controvertido fallo judicial.

La coalición encabezada por Abhisit llenó el vacío creado a fines de 2008 tras un acuerdo con la cúpula militar, no por mandato popular. El mandato del gobierno actual vence en diciembre de 2011.

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