Mohammad ElBaradei, ex director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), sacudió la escena política egipcia cuando dijo el año pasado que quería ser presidente. Pero sus promesas de cambio chocan contra un muro de escepticismo.
"ElBaradei estableció varias condiciones para presentar su candidatura, pero la posibilidad de que se cumpla al menos una de ellas es nula", dijo a IPS el especialista en asuntos parlamentarios Amr Hashem Rabie, del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos Al-Ahram, de carácter semioficial.
Apreciado en los círculos reformistas de este país, el diplomático galardonado en 2005 con el premio Nobel de la Paz, ha intentado en las últimas semanas hacerse más conocido entre la gente común.
El 26 de marzo se presentó a la oración musulmana de los viernes usando la vestimenta tradicional egipcia en una concurrida mezquita de un vecindario pobre de El Cairo.
"Esperamos que esta salida a las calles deje claro no sólo al gobernante Partido Nacional Democrático (PND), sino a las viejas fuerzas de la oposición que el ElBaradei y sus seguidores hablan en serio de cambio", dijo su portavoz, Hamdi Qandil.
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Pero importantes dirigentes del PND, el partido del presidente Hosni Mubarak, desestimaron el acto.
ElBaradei "se equivoca si cree que asistir a las oraciones de los viernes en una mezquita famosa y abrazar a ciudadanos pobres en la calle es el camino a la Presidencia", dijo el portavoz de la cámara baja del parlamento, Mohammad Ragab, miembro incondicional del PND.
Luego de finalizado su largo mandato al frente de la AIEA, entre diciembre de 1997 y noviembre de 2009, ElBaradei dejó flotando la idea de que se presentaría a los comicios presidenciales de 2011, pero condicionó su postulación a una ambiciosa lista de reclamos.
Sus demandas más importantes son garantías de elecciones libres y justas, reformas constitucionales para permitir la postulación de figuras independientes y supervisión del proceso electoral por parte de observadores imparciales.
"Espero que en el año y medio que falta para las elecciones cambien las reglas del juego político en Egipto", dijo en una entrevista por televisión.
Para aspirar a la Presidencia se necesita ser miembro de un partido político aceptado y autorizado por el gobierno, cosa que ElBaradei no es. Dirigentes del PND han reiterado que no está en sus planes reformar la Constitución en ese aspecto.
Pese a los ataques salvajes que le lanza la poderosa maquinaria de medios de comunicación del Estado, controlada por el PND, ElBaradei fue recibido como un héroe en este país cuando regresó el 19 de febrero. Más de mil entusiastas seguidores lo esperaban en el Aeropuerto Internacional de El Cairo.
En varias entrevistas sucesivas que concedió a medios independientes, el jurista insistió en la necesidad del "cambio".
"Quiero cambiar el país, y si la forma de lograrlo es ser presidente, entonces quiero tener en primer lugar la oportunidad de serlo, y luego decidiré si me postulo", dijo poco después de su regreso.
Al capitalizar la impopularidad del régimen de Mubarak, que gobierna desde 1981, las promesas de cambio de ElBaradei despertaron reacciones positivas en buena parte de la opinión pública, en especial en los sectores políticos más activos y jóvenes.
En pocos días, la página "ElBaradei presidente" en la red social de Internet Facebook reunió más de 100.000 adherentes. El 23 de febrero, el diario Al-Masry Al-Youm informó que el sitio conseguía 13 nuevos amigos por minuto. Hoy tiene más de 200.000.
"Se suma a la campaña gente de todas las corrientes políticas, desde la extrema derecha a la extrema izquierda", dijo a IPS el estudiante universitario Mahmoud Adel al-Heta, de 22 años y fundador del grupo en Facebook.
ElBaradei elevó la apuesta a fines de febrero, cuando creó la Asamblea Nacional por el Cambio (ANC), una amplia coalición de fuerzas opositoras y reformistas.
Entre otros reclamos, la ANC pide el fin de la Ley de Emergencia y la reforma de tres artículos de la Constitución, 77, 78 y 88, que determinan la forma de la elección del presidente y establecen los límites del mandato.
"El propósito de formular condiciones políticas no es necesariamente para ganar la Presidencia, sino para promover reformas", sostuvo el estudiante Al-Heta. "El reclamo más importante son las elecciones libres y limpias y que se permita la postulación de candidatos independientes", añadió.
Pero para algunos críticos, esas aspiraciones no son realistas.
"Pase lo que pase, los comicios tendrán un candidato del PND y un par más de pequeños partidos opositores que no son representativos. Por supuesto, ganará el del PND", sostuvo Rabie.
"Y será muy difícil para ElBaradei retirar esas condiciones una vez que las formuló", añadió.
Rabie también se mostró escéptico de que ElBaradei y la ANC consigan ampliar la base social que reclama reformas constitucionales.
"El régimen no las va a cumplir porque la gente se ha acostumbrado a la idea de que los problemas sociales y económicos, como el desempleo y la inflación, son más importantes que los cambios políticos", argumentó.
"Solamente la intelligentsia y un pequeño sector políticamente activo pone la cuestión de la reforma en primer lugar", sostuvo.
Mientras ElBaradei se ha centrado en problemas internos, citando con frecuencia cifras sobre pobreza, analfabetismo y actividad económica, evita referirse a problemas regionales e internacionales.
Su gestión al frente de la AIEA, por la que ganó notoriedad internacional al oponerse a la guerra que Estados Unidos lanzó contra Iraq en 2003 alegando que ese país poseía armas de destrucción masiva, ha recibido poca o ninguna observación de la mayoría de los analistas políticos locales.
Para Soheir Morsy, ex profesora universitaria y autora de un estudio sobre el impacto que tuvieron en la infancia iraquí las sanciones internacionales impuestas contra ese país antes de la guerra, el papel de ElBaradei fue negativo.
Según Morsy, las sanciones que se sostuvieron entre 1990 y 2003 se prolongaban mediante el despacho regular de inspectores de las Naciones Unidas a Iraq, entre ellos el propio ElBaradei.
"Pudo haber expresado su desacuerdo y renunciar", sostuvo Morsy el 11 de marzo en un artículo publicado por el semanario gubernamental Al-Ahram.
Varios altos diplomáticos del foro mundial presentaron su renuncia en protesta por el efecto letal que aquellas sanciones tuvieron para el pueblo iraquí, especialmente para las niñas y niños, dijo.
En cambio, ElBaradei "sirvió por tres períodos consecutivos al frente de la AIEA y fue recompensado con el premio Nobel de la Paz", dijo Morsy."La sangre iraquí mancha sus manos", concluyó.