AVIACIÓN: Cambios vuelan con las cenizas volcánicas

Los volcanes de Islandia, que pusieron su granito de ceniza para precipitar la Revolución Francesa, pueden acelerar cambios en el transporte aéreo, cuya vulnerabilidad natural se agrava por la gran concentración de rutas en Europa.

Nube de cenizas del volcán Eyjafjallajökull Crédito: Dominio público
Nube de cenizas del volcán Eyjafjallajökull Crédito: Dominio público
Investigadores islandeses se basan en la historia para asegurar que se ha iniciado un período de mayor actividad volcánica que podría durar unas seis décadas. Pronto puede producirse una nueva erupción, si el Eyjafjallajökull despierta a su vecino más potente, el Katla, como ha ocurrido en el pasado.

Eyjafjallajökull, en el sur de Islandia, podría traducirse como "glaciar de la isla montañosa" pues nombra a la masa de hielo que cubre al volcán.

El escarmiento de varias semanas con una nube de cenizas cubriendo buena parte de Europa, alimentaría el pánico ante cualquier nueva erupción que agrave el caos de la aviación, cuyo epicentro en Europa afecta a todo el mundo.

Pero la opción de descentralizar la red de aerolíneas no aparece todavía en la agenda.
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"Todo vuelve a la normalidad" y no habrá cambios, porque las compañías aéreas prefieren "las rutas más cortas y Europa tiene estructuras eficientes", dijo a IPS el editor Imtiaz Muqbil, de Travel Impact Newswire, un servicio de noticias con sede en Tailandia, si bien reconoció la congestión permanente de los aeropuertos de Francfort, Londres y París.

Son los consumidores que buscan los beneficios de la competencia los que "dan forma a la estructura de la red global de aviación", coincidió Andrew Herdman, director general de la Asociación de Compañías Aéreas de Asia-Pacífico, con sede en Malasia.

Pero la crisis provocada por el Eyjafjallajökull promoverá discusiones sobre nuevas rutas, aunque la demanda es determinante y las compañías se orientan por factores que aseguren la "eficiencia del combustible", como la distancia y los vientos, reconoció Dale Lawrence, director de comunicación de la Asociación de Agencias de Viaje de Asia-Pacífico (PATA, por sus siglas en inglés).

El consultor aeronáutico brasileño Arthur Rodrigues Silva tampoco cree que "el volcán islandés cambie el mercado", pero admite que "pueden surgir nuevos caminos si se repiten erupciones" con efectos similares.

Hasta ahora, "nunca se produjeron" modificaciones por desastres naturales, y la aviación opera con numerosas variables, como el clima, arguyó. Hay factores imprevisibles. El viento puede alterar los efectos de la erupción de un volcán, soplando en otra dirección, observó.

De todas formas, la crisis de las últimas semanas reflejó la excesiva confluencia de vuelos en Europa, como se puede observar en estos vídeos que muestran 24 horas de tráfico aéreo concentradas en un minuto y el tránsito aéreo europeo:

En 2006, 476 millones de pasajeros internacionales pasaron por aeropuertos europeos, 55,7 por ciento del total mundial, según la Organización de Aviación Civil Internacional. Aunque buena parte se debió a viajes dentro del continente, es visible el predominio de Europa en las rutas intercontinentales.

En el transporte de carga el liderazgo es asiático, a partir de una pequeña ventaja registrada en 2006 y que creció desde 2008 por la recesión económica del mundo industrializado.

El boom económico del Sur, muy fuerte en China e India, crea bases para una expansión del transporte aéreo en este hemisferio. Eso lleva a valorar las rutas entre África y Asia, así como a las aerolíneas de Medio Oriente, que "están ofreciendo precios competitivos en vuelos con conexiones en ciudades como Dubai, Doha y Abu Dhabi", observó Lawrence.

La compañía Emirates empezó a volar diariamente entre la brasileña São Paulo y Dubai en 2007 e inauguró un mes atrás su ruta internacional 102, Dubai-Tokio, nueva alternativa para viajar entre Brasil y Japón evitando pasar por Estados Unidos, país que exige visado incluso para una simple escala.

Y Qatar Airways anunció para junio un vuelo diario directo entre Doha y São Paulo, con extensión a Buenos Aires.

Pero la ventaja europea se consolidó con la cantidad de pasajeros y con la infraestructura construida.

Sin embargo, la reiteración de un episodio de cenizas volcánicas en los cielos europeos podría acelerar el desarrollo de la aviación sureña, ya impulsada por la economía y el comercio que se expanden más rápido entre los países emergentes.

La aviación, que genera 11,8 millones de empleos directos e indirectos en el mundo transportando hoy unos 2.200 millones de pasajeros al año, refleja ese desarrollo, y es también inductora de progreso económico y social, señala el Grupo de Acción de Transporte Aéreo (ATAG, por sus siglas en inglés), una coalición de actores de la industria de la aviación.

Los volcanes islandeses estallan con fuerza al romper los inmensos glaciares que los contienen, lanzando a kilómetros de altura sus cenizas ácidas y cargadas de partículas que dañan los motores de los aviones.

En el pasado fueron la ganadería y la agricultura sus principales víctimas, además de la vida humana.

A mediados de 1783, el volcán Laki empezó a expeler su humo mortal y lo hizo durante casi ocho meses, matando a cerca de 10.000 islandeses, un quinto de la población total de entonces, y el ganado, además de alterar el clima europeo por mucho tiempo: 1784 fue conocido como "el año sin verano".

Las pérdidas se extendieron por Europa y llegaron a Egipto. En total se habla de unos 160.000 muertos. En Francia, el hambre y la emigración del campo a las ciudades contribuyeron a agravar la miseria y las tensiones sociales que desembocaron en la Revolución seis años después.

No cuesta imaginar los efectos que tendría un fenómeno similar en este mundo globalizado. La aviación es una de las manifestaciones más vulnerables de la globalización y un medio masivo de transporte del que la humanidad depende cada vez más.

Floricultores de sitios tan distantes como Colombia y Kenia sufrieron grandes pérdidas por la erupción del Eyjafjallajökull. En Ecuador, más de dos millones de botones con sus tallos fueron devueltos a las granjas, picados y convertidos en abono en los seis días de vuelos suspendidos en Holanda.

Cada día volvían a cortarse y a embalarse las flores, ante la posibilidad de que los vuelos se reactivaran. Así también se acumularon pérdidas de otros muchos productos perecederos.

* Con aportes de Lynette Lee Corporal y Marwaan Macan-Markar (Bangkok) y Gonzalo Ortiz (Quito).

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